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- Pero Mina, sabes que quería asistir a tu firma. ¿Por qué no me avisaste antes?

Serena no tenía padres, ni hermanos, ella estaba sola en el mundo y lo único que le quedaba era su adorada prima, escritora por herencia, la joven Minako se había forjado una prominente carrera desde su tierna infancia.

- Cambios en la agenda, no te aflijas, primita - Replicó en cariño la interlocutora - Sé bien que estás ocupada.

Serena sintió cierta tristeza, era poco lo que se frecuentaban y esta vez, una vez más, no podrían hacerlo.

- Te voy a extrañar muchísimo, tal vez nuestras giras compaginen en algún punto.

- Te quiero prima.

Serena colgó el teléfono, mientras miraba por la ventana se sintió dolida.

- Sabes que necesitas mayor seguridad ahora que has incurrido en el mundo de las tele series.

Serena suspiró, mirando un par de fotografías sin dar mayor atención a Artemis, suspiró un poco, mientras él daba pormenores de los dos hombres en las fotos.

- Es ridículo, Artemis sabes que las novelas no dejan tanto como para que alguien quiera hacerme algo. Además, es una mini serie- . Replicó remilgadamente.

- Serena, tus ganancias van en alza, tan sólo con tu primer sencillo del álbum anterior ganaste el triple de lo que se esperaba.

- Pues aún así no lo creo, ¿Quién querría hacerme daño? - . Artemis enarcó una ceja. - Soy una mujer adulta, y no hay por qué ponerme escolta ¿Ok?

Artemis Chiba, primo hermano de Darien, prometido de Serena, era su familia más cercana y la cuidaba tanto como Darien cuando estaba en el país.

Pero ahora sí se estaban pasando.

- Mi amor -. Musitó la suave voz de Darien en el auricular- Te hará bien, y yo estaré mejor. - . Serena miró la bocina y le hizo muecas, Artemis puso ambas manos en la cintura. Después de colgar, Serena estaba enojada de verdad. Darien la cuidaba demasiado y demasiado era lo que se metía en su vida, eso la fastidiaba.

Siempre había sido una mujer libre y talentosa, desde pequeña sus dotes musicales aparecieron muy marcados y sus padres, aunque la cuidaban, siempre buscaban respetar sus decisiones e independencia.

Pero después de morir ellos y conocer a Darien las cosas cambiaron, pues el mostró ser un hombre protector. Demasiado. Y ahora estando próximos a casarse le salía con esta jalada.

Ni siquiera sabía si estaba lista para llevar a cabo tal decisión.

- Este hombre vendrá esta tarde Serena, ya he acordado con él.

- ¿Qué? ¿Entonces para qué me mostraste las fotos?

Artemis encogió los hombros, sonrió zalamero y extendió las manos.

- Solo pensé que elegirías igual que tu representante. Ya sabes, - Rodó los ojos- Darien paga, tú eliges, o en su defecto, tu mánager.

La rubia pegó un golpe en el brazo del sillón y se impulsó para levantarse.

- Pues, si ya eligieron, y ya acordaste con él. Nada me queda.

Avanzó a través del gran salón, con pasos decididos y rápidos levantó la mano para decir adiós.

- ¡¿Serena a dónde vas?!

.


Unas buenas horas de compras estarían bien antes de tolerar la tonta sobreprotección de Darien.

Serena estaba intrigada por ver al extraño, sobre todo porque parecía ser demasiado competente para el trabajo. Raro se le hacía que quisiera el empleo de cuidar una cantante en ascenso, después de haber estado sirviendo a la nación.

- ¿Puedo ayudarle señorita? - Abordó una dulzona chica en la tienda - ¡Oh por Dios! ¡Es usted Serena la Diva ¡Qué emoción! ¿Puede firmar mi blusa?

Serena aprovechó el momento para darse un lujo, pidió cerrar la tienda para pasearse a gusto. Afortunadamente en ese momento debido a la hora del día no había mucha gente, así que no tardaría en firmar autógrafos.

Se fue el día prácticamente, la casa lucía sola cuando la rubia llegó, pero no, la casa no estaba sola.

- Serena ¿A dónde fuiste?

- ¿Qué?

- ¡Te dije que estuvieras aquí puntual! ¿Si sabes que no debes salir sola?

Serena rodó los ojos y se dejó caer en el sillón, estaba aburrida de los regaños de Artemis. Quería al tipo, pero de un tiempo a la fecha se estaba tornando intenso al secundar los deseos de Darien.

Y si podía hacerle la vida pesada a uno ...

- Bueno, ¿Y dónde está el guardaespaldas?

Artemis dejó caer los brazos de su cintura.

- Tendrás que llamarle de nuevo, se fué.

- Ah

- Lo lamento cariño, pero así trabaja el señor Black, créeme que me sentiré mucho más seguro si tú tienes quien te acompañe. - Serena rodó los ojos, había decidido llamar a Darien para saber si había cambiado de opinión, pero dada su respuesta, estaba muy en pie su decisión.

- Pero Darien, no lo necesito.

Darien era un hombre hermoso y por demás atento, pero que fuera tan aprehensivo y posesivo con respecto a ella la ponía algo mal.

- Sólo llámale por favor princesa y concerta una cita. Verás que no es tan malo tener un cuidador.

- Prométeme que lo vamos a hablar cuando vuelvas. - Serena asintió ante la respuesta y sonrió breve - Te espero, te extrañaré mi amor.

Dicho eso, colgó y toda su atención paró en Artemis.

- ¿Ves? Te dije. El señor Black ya está pagado y

- ¿Entonces por qué no está aquí ah? ¿Por qué no cumple con su deber de empleado? -. Enfurecida, se puso de pie y fue hasta el teléfono, con tarjeta en mano discó el número y respiró con profundidad.

- Buenas noches, le atiende Black.

- Señor Black, soy su jefa la señorita Diva Tsukino y quisiera saber por qué razón no se encuentra usted aquí. - Unos tonos se escucharon y ¡Había colgado! - ¡Artemis! ¡Me colgó!

Dos toques en la puerta y Artemis se apresuró a abrir.

- ¡Pórtate bien mujer! -. Exclamó siseando mientras abría la puerta.

- Estoy aquí señorita Serena, a su completa disposición y, - Miró a Artemis-. Como le dije, exploraría el lugar, y habrá cambios en la seguridad de esta casa, y la de la señorita, he podido entrar de nuevo sin ningún problema.

Artemis asintió como perro faldero.

- Haga como desee. Yo mañana salgo de viaje y quiero que Serena se quede en buenas manos. Se le ha elegido por ser el mejor según su currículum, no queremos fallas.

- Así será. - Diamante aseguró sin titubear, luego miró a Serena a los ojos.

El tipo inspiraba miedo. Tenía una mirada fuerte, intensa, Serena se quedó quieta en su lugar, y solo tragó saliva.

Escrito. 15/11/19.
EDITADO 24/01/20

El BenefactorWhere stories live. Discover now