PARTE: I

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Fue hace aproximadamente 5 años, lo recuerdo a la perfección; ese día el cielo estaba totalmelmente despejado, tanto que podría asimilarse a la vista que otorga un mar que desaparece en el horizonte, el sol era radiante pero su calor no llegaba a sofocar, cálido y acogible, iluminando cada rincón.

Mi familia se mudaba a las afueras de la ciudad debido a mi inevitable problema respiratorio. Tenía tan sólo 10 años en ese momento, recuerdo ir en el auto junto a mi perrita  Lupy con la ventana totalmente baja, tenía  mis auriculares puestos y tarareaba una canción mientras mi mirada se perdía en un punto inespecífico del cielo azulado,me sentía emocionada, en mi cabeza mudarse se asimilaba bastante a volver a nacer, empezar de nuevo.

Me gustaba la idea de mantenerme lejos de todo, de la ciudad, del ruido y sobre todo, de la gente. Nunca fui una de esas chicas que tienen miles de amigos y amigas, que salen cada fin de semana, que hablan de todo y con todos sin sentir miedo, a mi, el solo pensar que tenía que salir de casa me aterraba, odiaba sentir la mirada de la gente sobre mi, es por eso que no hablaba con nadie y me mantenía siempre lo mas alejada posible de los demás,a diferencia de mi hermana, que era todo lo contrario a mi.

Gire la cabeza encontrándome con su mirada. Esta reflejaba desaprobación, aburrimiento y odio. Estaba enojada, no quería mudarse, cuando se enteró solo pudo gritar que no quería irse, no quería dejar su vida establecida allí.

No pude evitar soltar una pequeña sonrisa al ver como en su cara iba brotando de apoco un  puchero de tristeza, al mismo tiempo que  sus ojos se ponían llorosos por ver como el auto pasaba de largo un cartel con unas grandes letras que decían "Nagoro" y se adentraba en un camino rocoso que parecía no tener fin. Ella, al darse cuenta de esto volvió a su expresión inicial diciéndome con ella que me mataría si me volvía a reír.

Por otro lado, mi hermanito de tan solo 5 años dormía plácidamente en medio de mi hermana y de mi, si no fuera por él, mi hermana ya me hubiera intentado matar hace mucho.

Recorrimos mucho trecho, fue agradable a mi vista, el paisaje, mi madre que cantaba con  intensidad las canciónes que resonaban en la radio, mi padre que se reía con una sonora carcajada de la desafinada voz de mi madre al cantar, y de las cientos de preguntas que hacía mi hermanito Noa para intentar imaginar lo más acertado posible aquel lugar que sería nuestra nueva casa, hasta la mirada de odio que brindaba Ailee me parecía genial, a pesar del miedo que está me daba.

La casa escondida en el campo de amapolas Where stories live. Discover now