PARTE: VI

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Y era un hecho, mientras más las seguíamos, más parecían marcar un camino.

- Esto es increíble, ni siquiera se como debería sentirme, ¿asustada?, ¿preocupada? O tal vez... ¿fascinada?... es que... Wow, la casa que las dos vimos y en la cual pasamos la noche, al llegar el amanecer se convirtió en ruinas y justo en este momento estamos persiguiendo flores que aparecieron por arte de magia. ¿Me estaré volviendo loca? -me acerque a Ailee y la pellizqué en un intento de comprobar que de verdad estaba ahí y no era un espejismo creado por mi mente.

-¡Auch!, ¿qué haces?, ¿por qué me pellizcaste Luna?, ¿estás loca?... Me dolió, tonta.

-Lo siento, pero... Hey, al menos ahora sé que no estoy tan loca, eso es bueno... Supongo.

Continuamos caminando siguiendo aquel misterioso rastro de flores; y sí, efectivamente, nos estaban guiando, pues al terminarse desembocamos en nuestra casa.

Logramos escuchar los llamados de mis padres, se oían preocupados e incluso asustados.

-¡Mamá, acá estamos! - gritamos y corrimos las dos hacia ella, fundiendonos en un abrazo al estar frente a frente. - Niñas, ¿dónde estaban?, ¿por qué se fueron sin decir nada? -Paro su cuestionario al ver las heridas que tenía en mis brazos y pies. - ¿Qué te pasó Luna? - está vez preguntó mi padre. - Nada-Contesté con voz suave y calmada intentando despreocuparlos aunque sea un poco. - Solo me lastime con las ramas de los árboles, pero estoy bien, en serio.

-Vayamos a dentro, tengo hambre. - Suplicó Ailee frotándose la barríga con una mano, dibujando pequeños círculos imaginarios. - Bueno... Pero tendrán que explicar que fue lo que pasó, y espero que sean sinceras. - dijo mi madre pasando su brazo por encima de mis hombros y tomando la mano de Ailee con la suya, guiándonos al interior de la casa. - Si mamá, obvio - contestamos.

En el comedor se encontraba Noa recostado sobre la mesa. - hey, pequeño... ¿Qué haces? - cuestione, pero no hubo respuesta alguna. Lentamente levantó su cuerpo encontrándose ahora recto, pero su cabeza continuaba gacha.

-... ¿D-dónde estaban? -musitó con su voz totalmente quebrada, alzando su cabeza dejando ver las lágrimas que se desbordaban de sus ojos y  bajaban por su mejillas. - hey, pequeño, no llores, estamos bien. -Ailee tras decir eso se acercó abrazándolo fuertemente e invitándome a hacer lo mismo.

La casa escondida en el campo de amapolas Where stories live. Discover now