PARTE: IV

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Lo seguimos hasta salir del enorme  bosque y  terminamos en un campo; un hermoso campo repleto de amapolas de todos los colores, no muy lejos se divisaba una casa, pues la luz de la luna era tan intensa esa noche se lograba ver todo con absoluta claridad.

Caminamos hacia el resinto bajo la luz  azulada de la luna. Era una casa pequeña de ladrillo, tocamos la puerta pero nadie parecía responder, cuando estábamos por dar la vuelta y seguir nuestro camino, la puerta de pino se abrió a nuestras espalda, dejando ver a una anciana de rostro adorable que desbordaba amabilidad. Nos
sonrió calidamente y dijo - hace tiempo no recibo visitas... - abrió aún más la puerta dejando ver el interior de la casa y a una pequeña cocker salió detrás de ella.

-¡Hey, Esa es mi perrita, Lupy! - grite, y sentí como ella saltaba a mis brazos.

-Esa pequeña llegó corriendo a mi casa, intuí que estaba perdida así que la deje entrar. Me alegra que la encontrarán.

-Sí, gracias, se escapó al escuchar un ruido y yo salí tras ella lo más rápido que pude.-Expliqué. - Y vaya que velocidad no le faltó, a pesar de tener los pulmones débiles corrió cuál flash, incluso diría que más. - dijo Ailee, a lo que yo sonreí como respuesta.

Mire el reloj de mi muñeca, marcaba las 4 y tanto de la madrugada, teníamos que volver. - Ailee, será mejor que volvamos, ya es tarde. Gracias señora por cuidar de  Lupy. - dije y me dispuse a dar unos pasos con la intención de volver a mi casa, pero me quedé quieta al no recordar con exactitud por donde era. Entre en pánico.

-¡¡¡AILEE!!! - grite. -No recuerdo como volver, oh Dios mio, no se como volver a casa - comenze a hiperventilarme debido a los nervios y el miedo que sentía en ese momento. -Tú recuerdas como volver, ¿verdad?- le pregunté con esperanza y deseo de que su respuesta fuera un sí. -Emm... Y-yo... No lo sé.-me equivoqué al pensar eso, y unas  inmensas  ganas de llorar llenaron mi cuerpo . - Pero, hey, no te preocupes, de seguro encontraremos la manera de volver. - afirmó al ver cómo se deslizaba una lágrima por mi rostro, y más amenazaban con salir.

-Niñas, viendo su situación será mejor que pasen aquí  la noche. A esta hora el bosque es peligroso, corren el riesgo de perderse aún más o de que algún animal salvaje las ataque, si gustan pueden quedarse aquí por esta vez y partir hacia su casa en la mañana. - era un razonamiento muy lógico por lo que accedí a su propuesta.

Se hizo a un lado para dejarnos pasar y guiarnos por el interior de la casa, hasta llegar a una habitación. -Aquí es. - dijo abriendo la puerta y dejando ver el interior de ésta,  en ella no había mucho más que una cama de dos plazas y  una cómoda adornada por un retrato de ella con lo que intuí, era su familia, esta consistía en  dos niñas con edades cercanas a las de mi hermana y mía, y a un lado de este se ubicaba una amapola  color naranja. - Espero que estén cómodas, hasta mañana niñas - se despidió acercándose a la puerta.

-Sí, gracias otra vez, hasta mañana. -la puerta fue cerrada y mi hermana y yo nos acomodamos en la acolchonada cama para luego cerrar los ojos y dormir, fue una agotadora noche, sin duda.

La casa escondida en el campo de amapolas Onde histórias criam vida. Descubra agora