Arcano 33. Desaparecida

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Narra Guss

Desperté más temprano de lo normal, y era extraño en mí, se suponía que siempre despertaba después del desayuno ahora que no tomaba entrenamientos de las carreras. Suspiré, me senté en la cama mirando a la nada y viendo que todavía no había amanecido por completo. Iba a disponerme a dormir de nuevo aprovechando la oscuridad pero algo me alertó, no sé qué fue ese sentimiento incomprendido que se instaló en mi pecho de un momento a otro, era como un mal presentimiento de esos que te dicen que las cosas ya no iban a marchar bien. 

Una corazonada, tal vez.

Me levanté echando a un lado las sabanas y procediendo a estirarme para despejar el sueño, salí de la habitación y me dispuse a ver cada habitación de la casa. Entré a donde dormían Owen y Xavier, estaban en camas separadas y al parecer los dos estaban acomodados en el profundo descanso de la noche, Owen estaba desparramado en toda la cama mientras Xavier estaba más recogido en un centro y abrazando la almohada.

Salí de allí y luego me detuve al punto de entrar a la habitación de Livia, cuando iba a tomar la perilla mi pulso se aceleró incontrolablemente, los nervios florecieron y miles de escenarios aparecieron en mi mente, todos con el mismo resultado, ella recostada muy tranquila y de forma tan relajada que sabría que no querría irme de ahí. Me había dado cuenta de que desde hace poco me había detenido a verla siempre, a cada momento y cada vez que podía. Era casi inevitable.

Su presencia era cada vez más fuerte para mí, de su forma de actuar, de ella, todo me llamaba a tenerla en cuenta hasta en lo más mínimo. No sabía si era el único que le pasaba eso pero en verdad no me quejaba.

Decidí abrir la puerta y para mi sorpresa no estaba cerrada. Predispuesto a la consideración de que estaba cerrada me encontraba solo estimando los escenarios de creer que seguía dormida, a que solo estuviera trancada descansando en calma y que no habría que supervisar.

Entré y una figura acostada de espalda se asomó en la cama, pero vi que algo no cuadraba. Estaba muy gorda para ser Livia. En ese momento me asusté, no lo oculto, y fui casi corriendo hasta donde encontraba su supuesta figura.

Cuando levanté la sabana de golpe y confirmé mi miedo. No estaba.

Por alguna razón moví todas las almohadas con casi un ataque de pánico, como si de alguna forma ella estuviera escondida allí. Pero solo encontré lo que había, un vacío.

El hiperventilar fue mi única opción para intentar tranquilizarme, fallando por completo. Me llevé las manos al cabello, esto no era posible, era impensable, la desesperación me estaba subiendo junto con la adrenalina. Salí corriendo hacia el cuarto de baño, abrí la puerta y no, tampoco ahí se hallaba. Fui al salón principal, hacia la cocina,al jardín a pesar de que tenía un pijama que solo era un pantalón, el frío me golpeó tan fuerte que simplemente tuve que volver a entrar.

Levanté la mirada hacia la pared y en el reloj se marcaba las seis de la mañana, era tan temprano que ni siquiera el sol había salido, tal vez ella no estaba tan lejos.

Fui a la habitación de Owen y Xavier nuevamente, esta vez con terror de lo que pudiera estar pasándole a esa castaña. Los moví con desespero mientras ellos se quejaban de haber despertado con sueño, ahora me estaba molestando que tardaran tanto, así que simplemente encendí la luz escuchando como Xavier maldecía y se puso la almohada en la cabeza, Owen seguía roncando.

- Chicos, maldita sea, despierten. Livia no aparece por ninguna parte.

El pelinegro algo perezoso se sentó en su cama mientras se rascaba los ojos.

- De seguro está en el baño, qué se yo, déjanos dormir. Tengo examen... Tengo...

- ¿Qué parte de que no la encuentro por ningún lado no entiendes?

- No sé, tengo sueño Guss, anoche nos acostamos muy tarde.

- ¡¿Aún no entiendes que Livia desapareció de la casa?!

- Oye, tranquilo – murmuró ahora más despierto –. No debes alterarte, vamos a buscarla más despacio en las habitaciones.

- ¡Maldita sea Xavier, ella no es un objeto! – Ya me estaba dando cuenta de que le estaba gritando, incluso Xavier me miró algo desconcertado.

- ¿Qué mierda con ustedes? Dejen dormir – esta vez se despertó mi hermano, pasándose las manos por la cara.

- Pasa que no sé donde diablos se encuentra Livia.

- Búscala en el baño.

- ¡QUE NO ESTÁ EN EL JODIDO BAÑO!

- ¡¿Y qué quieres que haga Guss?!

- ¿Acaso no entienden? ¡Idiotas sin cerebro, es posible que Zabrina se la haya llevado!

Me miraron quedándose en silencio, era como si la verdad le había dado de repente. Owen abrió sus ojos como si de un fuerte golpe se tratase. Se levantó de inmediato sacudiéndose las sabanas y procediendo a salir de la habitación, yo lo seguí al igual que Xavier que venía detrás de mí, fue a la habitación de Livia y allí encendió la luz. Miró a los lados, buscó por todas partes mientras mi primo y yo seguíamos parados en la puerta viéndolo buscar.

Cuando revoleó todo lo que había en aquel lugar, se detuvo en el centro mientras se llevaba las manos en la cabeza, se estaba comenzando a poner como yo me había puesto antes.

- No, ella no se la llevó Zabrina – negó con la cabeza –. Ella se fue, se fue por sí misma.

- ¿Cómo estás tan seguro?

- Guss, no está su celular, no está su mochila, no está gran parte de toda su ropa, ¿quieres que te diga más?

- Y si...

- Guss, simplemente se fue, ¿de acuerdo? – Pasó sus manos por sus ojos unos segundo para volver a ver su alrededor –. Estamos hablando que ella tomó su propia decisión de irse.

- Eso no tiene sentido.

- Tendría sentido si lo pensamos fríamente. Si lo piensan bien, Livia no se iría por que sí. Algo tuvo que pasar – esta vez entró el más pequeño de los tres, y era lógico lo que decía.

- De seguro fue por lo de anoche, Owen no la dejó opinar, y aun no entiendo el por qué.

- Ah, al pendejo todo se le pega. Por una estupidez como esa no creo que se le ocurra irse, es malcriada y todo eso, pero no creo que se iría por eso... ¿verdad? 

- No lo sé – refutó el pelinegro que se acostaba en la cama.

- Lo importante es – cortó Owen –, que debemos buscarla antes de que Zabrina la encuentre.

- Aún sigo sin entender cómo sabes que esto no tiene que ver con Zabrina.

- Todo tiene que ver con Zabrina de una forma u otra, así que... – De repente el rubio se quedó callado –, esperen, ¿cuál es la marca del celular de Livia?

- IPhone, ¿eso que tiene que ver con esto? – Me crucé de brazos.

- Augusto, eres el mejor de todos pero a veces pienso que puedes rozar cada vez más entre la línea de normal y estúpido – se empezó a reír Xavier –, incluso más que yo. IPhone tiene una aplicación que te permite rastrear en donde se encuentra el celular.

- Y Livia se llevó su celular – me llevé la mano al mentón.

- ¿En serio tienes que analizar tanto eso Guss?

Owen caminó a su habitación y tras sacar su celular de la gaveta en la que tendía a guardado, volvió con el mismo en mano.

- Como ninguno de nosotros tiene IPhone, tendremos que hacerlo de alguna forma que...

- ¿Y quién dijo que necesitan un estúpido celular para conseguir a una niña mimada con buenas tripas?

Esa voz, los tres miramos hacia la ventana que era de donde habían hablado. Ese pelo pelirrojo y esos ojos verdes me parecían muy conocidos.

Arcano. La sombra del pasado [Terminada]Where stories live. Discover now