Capitulo 7

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-¡Tu!- grito Sasuke y la tierra cedió un poco bajo sus dedos.

Naruto sonrió ladinamente y extendió una mano para ayudarlo a subir. Sasuke rechazo el gesto.

-¡No me toques!-

La sonrisa del rubio se puso seria.

-Dame la mano y sube- la voz firme no dejaba lugar a replicas.

Sasuke estudio el rostro que lo miraba con desconfianza, muy diferente al chico de antes.

-¿Quién diablos eres?-

La tierra volvió a ceder.

-¡¿Pero qué quieres?! Saber quién soy o salvar a Gaara y Hinata-

La mano del rubio se agito más cerca.

-Espera no entiendes...-

-¡Aj! ¡Ya estoy harto!-

Naruto tomo la mano de Sasuke de un tirón y con fuerza sobre humana lo levanto sobre él y lo arrojo a la distancia. De espaldas en el frio suelo, Sasuke tardo un segundo en asimilar lo que había pasado, se puso de pie de un salto.

Con el corazón acelerado se preparó para ver al rubio frio y sin vida, cerró los ojos.

-¿Qué haces allí parado? ¿No lo sientes?-

Sasuke dio un vistazo a su alrededor, la energía de la luna y otras dos estaban cercanas, centellaban en ondas de furia.

-Maldita sea- siseo y se puso en marcha al origen de la hostilidad.

Naruto vio la sombra de la muerte perderse a la distancia. Cayo de rodillas, aquello de verdad dolía, su pecho se contraía, pero sabía que la molestia pasaría rápidamente, el poder de su padre lo protegía, porque sinceramente. ¿Quién podía acabar con la vida misma?

-o-

Hinata se vio rodeada de guardias de su madre en un intento de escapar.

-¡Aléjense!-

Los guardias la sostuvieron de sus brazos y la obligaron a ponerse de rodillas, su madre apareció de inmediato, en sus manos un brillo espectral.

-Mi propia sangre me traiciona-

Hinata vio una sombra oscura en los ojos de su madre, ojos que generalmente brillaban de luz eran opacos y vacíos ahora.

-Madre, no te he traicionado-

-Si no es así, ven a casa conmigo y olvida el asunto de los amigos y esas tonterías-

La diosa hizo una señal con la mano y los guardias la pusieron de pie, a su altura, enfrento la mirada de su madre.

-Madre, yo volveré. Pero no me pidas que me aleje de ellos-

Una bofetada.

-¿Por qué? Porque insistes en ello. Hinata. Hija, de mi sangre fuiste formada hace mucho y aun así a pesar de ese lazo, insistes en que no me traicionas. ¡Confías en el enemigo! ¡En su hijo! No entiendes que esto es por tu bien. Lo único que hará ese chico es conseguir tu corazón y luego hacerlo pedazos.-

Hinata lloro de pronto abrumada por un frio intenso, pero no era el frio al que estaba acostumbrada en casa, siquiera era el frio que le había llegado de su madre cuando estaba enfadada, era un frio que se metía en los huesos hasta el corazón y apretaba, sin piedad y sin remordimientos.

Se estremeció.

-¡No lo harán!. Gaara-kun, ni Sasuke-kun, son mis amigos y...-

-¡No!- la diosa subió de nuevo su mano para asestar un nuevo golpe, cuando lo vio venir, sintió una ráfaga de calor, crudo y violento, arrojando a los guardias que la sostenían. Gaara la alejo varios metros de su madre, a su alrededor cuerpos de guardias inconscientes.

El Sol y La LunaWhere stories live. Discover now