Ladrón de Oportunidades

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Ino estudio con cautela a cada persona que pasaba por el vitrina de la tienda de su familia, trataba de determinar los atributos que debería tener su pareja.

Después de la reunión de esa mañana había empezado a estudiar con ojo clínico a todos los hombres con los que se cruzaba de camino a casa, pero todos eran demasiado mayores, muy jóvenes o poco agraciados o de aspecto torpe.

Nunca lamento tanto que su amado Sasuke-kun se hubiera ido de la aldea, con el su decisión estaría cantada. Pero como no era así, se decidió a buscar a alguien más, lo cual no sería fácil.

Pensó en varios nombres mientras acomodaba las rosas y regaba los girasoles, ninguno la satisfacía y solo tenía dos días, seria tortuoso y estaba segura de que los mejores candidatos estaban siendo acosados en ese momento, dio un vistazo apreciativo a la pequeña bolsa lila y al pañuelo blanco que descansaban sobre el mostrador, cuando llego su padre se había escandalizado a su manera en un numero de llanto que la había avergonzado al máximo.

Pero al menos de todo aquello, su padre, ya repuesto le había prometido dejarle la casa a ella sola esos dos días, para que se encargarse de "sus" asuntos en un lugar seguro. Sin nada mejor que hacer decidió abrir la tienda.

Cuando termino de arrinconar los crisantemos escucho un tumulto fuera, se asomó por curiosidad y vio como tres chicas peleaban por darle su pañuelo a un pelirrojo.

Ino lo conocía por supuesto, era Kyohei un chico atractivo como ninguno y también ninja, era mayor que ella por dos años y había tratado de ocupar el lugar de Sasuke a su salida.

Era uno de sus candidatos, no el mejor, admitió para ella misma, quizá no fuese el indicado, era muy conocido y seguramente estaría muy ocupado, con un suspiro volvió a entrar, al segundo la campanilla de la puerta sonó.

-Kyohei- llamo al chico que veía nerviosamente por entre las enredaderas fijas, al parecer había una discusión fuera.

-Ahm...hola Yamanaka-san. ¿Te importa si me quedo un momento?-

-No me importaría si compras un cactus de interiores- le respondió sonriendo, señalando una repisa de pequeños cactus con flor.

El joven hombre carcajeo.

-Está bien me llevare uno- Camino por la estancia y de repente se detuvo, Ino siguió la dirección de su mirada y la encontró clavada en el pañuelo sobre el mostrador.

Ino se removió incomoda.

-¿Ese es tuyo?- le pregunto el hombre señalando con el dedo.

-Por supuesto- Ino le respondió rápidamente, a fin de cuentas no tendría que ocultarlo ¿no? Hasta su padre lo sabía lo cual era la epitome de lo vergonzoso y colindante con lo irreal.

Pero luego reacciono, no era esa una buena oportunidad de acabar con eso de una vez, no era su moreno perfecto pero valia.

Con pasos decididos se acercó al mostrado, solo debía dárselo y ya.

Un terrible ¡crash! sonó en el piso superior, lo que era extraño ya que estaba sola en casa.

Sin decir nada subió al piso de arriba solo para ver un florero roto en el suelo, por suerte no era el favorito de su madre, la ventana cercana estaba abierta y el viento movía las cortinas.

Bajo para recoger una escoba y se sintió estudiada bajo la larga mirada de apreciación que le dirigió Kyohei, de arriba y abajo y otra vez.

Kyohei se lamio los labios.

El tipo resulto ser un degenerado.

-Si quieres decirme algo, este podría ser el momento- le dijo con voz escabrosa y pose adulante.

Kunoichis En La GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora