Hace mucho tiempo en una tierra lejana, vivía en armonía el rey y la reina, que, a pesar de llevar una vida llena de lujos, lo que más que deseaban era un pequeño y dulce heredero. Despues de mucho intentar y de una etapa de desilusiónes la reina consiguió quedar embarazada.
Luego de 9 meses de espera nació un saludable niño, el cual llamaron Michael. La ternura que daba a tan poco días de haber nacido era demasiada, capaz de sacarle un suspiro hasta a la persona más seria. Sus grandes ojos celestes que despedían curiosidad en cada parpadeo, Su tez blanca y suave y su cabello que se debatía entre un amarillo pálido y un blanco brillante podían llamar la atención de cualquiera.
Los reyes organizaron una fiesta en honor a su heredero Y a medida que los invitados llegaban con regalos para el niño, el espacio alrededor de la cuna del infante se fue ocupando.
Cabe destacar, que reyes y príncipes de otros pueblos también llegaban para ver al dulce principito, y entre ellos, estaba el Rey Juanito xd, y su hijo, el príncipe William de tan sólo seis años.
El Rey Juanito y El Rey Capitán habían llegado a un acuerdo antes del nacimiento del niño, y como eran épocas de guerra, decidieron comprometer a sus hijos para tener un lazo entre los reinos.
Por ello había llevado a su hijo ahí, aunque el niño no estaba del todo de acuerdo, aunque tan solo llevaba seis cortos años de vida, era muy inteligente e independiente desde la muerte de su madre, y el sabía de sobra que su padre lo habia comprometido, por ende, todo el camino de llegada fue a brazos cruzados y un puchero de molestia.
Todo el mundo festeja; en ese momento sólo era alegría y felicidad y como toque especial, tres hadas llegaron a la puerta de aquel castillo. No eran ni nada más y nada menos que el hada sofia, El Hada Orange y el hada Shizuo, Que Entre brillos y humitos de colores, se abrieron paso entre la multitud.
Al estar frente a la cuna, no pudieron evitar maravillarse por la belleza de aquel bebé, y fascinados, comenzaron con la entrega de los regalos.
-Oh Bello Niño, de Ojos Tan Hermosos Como El Mismo Cielo, te consedo el don De la Creatividad, serás un gran artista, y aunque te llegues a frustrar, siempre encontrarás tu ideal.-
Pronunció alto y claro el hada Shizuo, y al terminar aquella oración con un movimiento de su varita logro que aquel deseo se le cumpliera. Era el turno del Hada Orange.
-Niño De Sedosos Rizos Blanquecinos, te consedo el Don de la paciencia y la bondad, cuando grande, serás un chico de alma pura, enseñarás a los que no poseen tu conocimiento, y pues... La paciencia, la necesitarás.-
Y así, moviendo su varita, le consedio su deseo.
Sofia dió un paso al frente, pero antes de pronunciar su oración, los veleros se apagaron, y con una fuerte ráfaga de viento, las puertas se abrieron, dejando ver la tétrica figura de La Maléfica Bruja, Luck.
-Oh... Llego tarde? Es difícil saber el horario cuando no recibes invitación formal...-
Todos los presentes miraban a aquella bruja de mala manera, en especial el rey, que en un tono de voz digno de un alfa, contesto.
-Sabes Muy bien que tú no eres bienvenido aquí, largo, vete de mi castillo.-
-Oww, pero si yo también quiero darle un obsequio a tu linda cría, Capitán.-
