No quería levantarme nunca. Quería quedarme en mi cama para siempre, pero unas manos comenzaron a hacerme cosquillas desde temprano.
Isaac era una persona jugetona y adoraba que fuera así pero no mientras estoy durmiendo.
—Vamos, bella durmiente, arriba.
—Déjame. — dije enterrando mi cabeza debajo de la almohada.
—Se ve que te mimaron mucho en el hospital. — contestó riendo. Le arrojé un zapato que había en el piso y escuché su queja. Sonreí.
Justo en el blanco.
Por más de que lo intentara, ya no podía volver a dormir, así que me estiré como un gato y me senté.
Cuando abrí los ojos, una gran mesa portátil estaba llena de comida.
Era el desayuno perfecto.
Había nutella, panqueques, tortitas, muffins, huevos revueltos, panceta, jugo fresco, miel, azúcar, tostadas y más.
El sueño de toda persona.
Comencé a comer todo lo que había en la mesa y, a la media hora, ya no quedaba absolutamente nada.
Isaac me veía desde un rincón, partiéndose de la risa y debo admitir que eso agitó algo en mi estómago.
O quizás fuera por la comida.
Le arrojé una tostada para que se callara.
La puerta sonó y antes de que pudiera siquiera levantarme de la cama, Gabe ya estaba en mi habitación. Se lo veía tranquilo hasta que escuchó la risa de Isaac y todo su cuerpo se tensó.
La risa de Isaac también desapareció cuando vio a Gabe.
Y yo me estaba perdiendo de algo.
—Humm... ¿se cono...?
Ni siquiera terminé de decir la frase que Gabe ya estaba encima de Isaac.
Puedo asegurar que tiré toda la mesita a la mierda y fui directo a los dos idiotas que estaban en el piso. Sabía una perfecta táctica para separarlos, así que la empleé. Le pellizqué los huevos a Gabe y enseguida comencé a escuchar sus quejas. Lo dejé tirado arriba de la cama y a Isaac en la otra punta.
—¡¿Puedo saber a que diablos vino todo esto?! — grité enfurecida. Nadie contestó.
Tenía ganas de darle una buena patada a cada uno en sus bonitos rostros e irme de aqui.
—¡Él salía con Coral! — dijo Gabe.
—¡Y no sé cuál es el problema! — contestó Isaac.
—¡¿Que estabas en otro país, quizás?!
Oh... ya entiendo.
—Esperen, entonces... ¿Isaac salía con Coral mientras estudiaba? —dije.
—Exacto. — dijo Gabe.
—Pues no veo cuál es el problema.—contesté sinceramente. Isaac era un gran chico y más allá de que no creía en las relaciones a distancia, podía llegar a funcionar. Gabe refunfuñó y se dirigió al refrigerador. Cuando yo creía que iba a tomar una cerveza o algo de eso del congelador... tomó un vaso de jugo de uva.
JUGO DE UVA.
—Ugh, necesitaba eso.— dijo negando con la cabeza.
Un bufido salió de mi y me comencé a reír a carcajadas. El estómago me comenzó a doler, así que me tiré en el piso y seguí haciéndolo por un buen rato más. Por momentos sentía que no podía respirar.
—Eh, ya basta, podrías ir parando, Julia.—dijo él tratando de sonar enojado, pero podías ver la sonrisa en las comisuras de su boca.
—Lo siento.— dije secando mis lágrimas.— Oye, Isaac... —dije pero no pude terminar, ya que él estaba durmiendo.
Estaba durmiendo.
ISAAC SE HABÍA DORMIDO MIENTRAS YO ME REÍA.
Tomé la lámpara que estaba en la mesita de luz y se la arrojé. Él se incorporó rapidamente mientras miraba a su alrededor para ver quién era el causante de todo eso. Cuando posó su mirada en mi, sonreí. Negó con la cabeza y se recostó nuevamente en el piso.
—Vamos, pimpollos, iremos a almorzar.— dije mientras me incorporaba.
—¿Qué?.— dijeron ambos al unisono.
—Vamos, Gabe, tú viniste a hacerlo y ya que Isaac está con nosotros, se quedará también.
—Nooooooooo.— contestó.
—Siiiiiiiiiii, ya vamos.— dije mientras buscaba entre la poca ropa que tenía, algo decente. Me decidí por un simple jean negro y una remera blanca y me metí en el baño para cambiarme tranquila sin dos buitres mirando todos mis movimientos. Cuando salí de este, Gabe e Isaac se lanzaban miradas asesinas y eso causó que una sonrisa se extendiera en mi rostro.
Sinceramente, había extrañado muchísimo a Isaac todo este tiempo, y Gabe era una de las personas más importantes para mi, así que estaba feliz de tenerlos a los dos conmigo en estos momentos, donde mi cerebro funcionaba mal, literalmente.
—Vamos, pajaritos.
—¿Qué tienes hoy con la naturaleza, Julia? —dijo Gabe.
—Idem, hermano. — contestó Isaac.
—No me digas hermano, idiota. — dijo Gabe con cara de asco. Rodé mis ojos y los tomé de las orejas, ambos protestaron pero me siguieron tranquilamente hasta el auto.
Dejé a Gabe en el lado del conductor y a Isaac a su lado, mientras que yo me ubicaba en el asiento de atras.
—Taxi, vamos a McDonald's. Ahora mismo.
—Sí, señora.
—Isaac, la radio. — dije.
—Sí, señora. — contestó.
—¡Oye, esa es mi frase! — protestó Gabe.
—Oh, cállate. — dijimos Isaac y yo al unísono.
Y mágicamente lo hizo.
En la radio comenzó a sonar una canción totalmente espantosa, pero lamentablemente, me la sabía, asi que la comencé a cantar.
Juro que en estos momentos, me daba igual recordar a mi familia o no. Tenía todo lo que necesitaba temporalmente y esas dos personas, estaban conmigo. Deseaba olvidarme del resto sólo por un momento y pensar en mí, no en el resto de las personas.
Mi memoria iba a regresar cuando sea el momento. Yo no podía forzarla.
Sólo quedaba esperar.
Nota del autor:
Lamento que estos capítulos sean mas cortooos, pero prefiero que tengan uno al menos, que nada.
Estoy tratando de organizar mis horarios para estar más activa.Espero que les guste el capítulo.
Lean mi nueva novela "Counting Stars."
Les gustará.Gracias por seguir leyendo ❤.
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Despertar (Libro I)
Humor¿Realmente soy la chica que siempre está en un segundo plano? Vamos, ¿en serio? Quiero decir, mi hermana siempre es el centro de atención y eso le encanta. No es que yo quiera serlo, me gusta mi status social, pero esto me recuerda mucho a un libro...