Sentía que mi cerebro iba a explotar de tanta presión y preocupaciones. No podía dejar de pensar en mi familia, Gabe y cicatrices en mi cuerpo.
Las marcas iban desapareciendo lentamente y eso era lo que más me costaba asimilar. Las necesitaba fuera. El incendio no es algo que me gusta recordar, sinceramente y siento que las cicatrices no hacen más que dejar una herida abierta en ese sentido.
Necesitaba volver a poner las piezas del rompecabezas en su lugar y dejar de lado todo lo demás. Ahora sí que me importaba mi familia.
Mi supuesta hermana, Alexis, no paró de llamar a Gabe en ningún momento durante el almuerzo pero él no respondió a ninguna. Supongo que fue por cortesía o porque se sentía mal porque yo no la recordaba, pero al plantearle esa hipótesis a Gabe, él solo rodó los ojos y siguió comiendo.
No entendí que quiso decirme.
Cuando llegamos a casa, Gabe me dio un celular que debió ser mío antes. Comencé a ver las fotos y ahí estaban. Cientos de fotos mías con mi hermana cuando éramos pequeñas, había unas cuantas con mi madre también, pero me sorprendió no ver ninguna con mi padre.
Abrí los mensajes y pequeños flashback volvieron a mi mente.
Sam... Sam era mi novio. Me había engañado.
Carla. Mi madre. Era la mujer más importante para mi.
Alexis.... mi hermana... era una perra.
Charile. Mi padre.
Mierda, mi padre.
Todas las memorias perdidas volvieron a mi, causándome un terrible dolor de cabeza. Comencé a gritar desesperadamente por el dolor, era demasiado fuerte. Se sentía como mil puntadas en mi cerebro y luego, repentinamente, frenaron. El dolor seguía ahí, pero menos intenso que minutos antes. Acababa de notar que Isaac y Gabe estaban a mi lado, uno sujetando mi cabeza y otro mis hombros mientras que me preguntaban que sucedía, totalmente preocupados.
No podía hablar. las palabras no salían de mi boca y sinceramente, tampoco me estaba molestando en formar alguna frase.
—Lo recuerdo.— murmuré minutos después. Gabe se quedó unos segundos en silencio.
—¿Qué recuerdas?— dijo.
—Todo.
Ya no había manera de ocultar nada, entendía todo.
Entendía la reacción de Gabe a las llamadas de Alexis. Recordaba por qué no había fotos con mi padre.
Simplemente seguía sin creerlo.
Isaac me tomó en brazos y me dejó sobre la cama, ya que parecía que mi cuerpo no quería reaccionar a ninguna orden que le diera.
Necesitaba hablar con mi madre, con Alexis, incluso con mi padre. Tomé el teléfono y arranqué por mi hermana.
—¿Gabe?— respondió al segundo tono.— Te estuve llamando toda la mañana, ya era hora de que...
—Alexis, soy yo.— la corté. La línea quedó unos segundos en silencio y luego se cortó.
Alexis me había cortado.
Ella sabía que todo esto era sumamente importante para mi salud fisica y emocional, pero no le importaba. El incendio no habia cambiado nada de su personalidad, seguramente ella desearía que esté quemada junto con nuestra casa, y aveces me preguntaba si yo no hubiese querido lo mismo.
Seguí intentando conectarme con mi familia, pero nadie contestaba.
Gabe me dijo que mi madre se había contactado con él anteriormente y que había dicho que cualquier cosa que ocurriera le avisáramos, así que le parecía raro que ella no contestara.
Cuando mamá no me contestaba las llamadas a mis dieciséis años, significaba: a, que papá había tirado su teléfono porque lo volvía loco las constantes llamadas que ella recibía. B, ella estaba demasiado cabreada conmigo como para hablarme o, C, algo malo había sucedido. Quise ser positiva y sólo pensar que papá había roto su teléfono de nuevo porque no quería que hablara conmigo. Eso tenía sentido, solía ocurrir a menudo.
Iba camino a la cocina para buscar algun medicamento para poder parar el inmenso dolor de cabeza cuando tocaron la puerta. No quería a nadie mas aquí en estos momentos conmigo, pero parece ser que cuando a menos gente quieres ver es cuando a más encuentras. Gabe se dirigió a la puerta y, según Isaac me había comentado, había adquirido la extraña costumbre de tomarse una foto con la persona que estaba detrás apenas abría la puerta.
Bueno, digamos que se llevó una gran sorpresa cuando se dio cuenta que se había tomado una foto con Sam.
—Oh, mierda, había salido guapísimo y por tu culpa tendré que borrarla.—dijo Gabe lamentándose.
—Yo quería...
Y hasta ahí llegó la presencia de Sam, ya que Gabe le había cerrado la puerta en la cara. Sorprendentemente, me estaba riendo a causa de ello, pero sabía que Sam estaba aquí por una razón, nunca vendría cuando sabía que tenía todas las de perder. Me acerqué y abrí.
—¿Qué quieres?
—Julia... yo...— tartamudeó—-. Alexis está en urgencias porque se ha roto una uña.
Me equivoqué. Sam vendría por más de que eso lo hiciera parecer más idiota de lo que ya era. Ahora era yo quien le cerraba la puerta en la cara.
Aunque no lo parezca, todo esto era normal en él. Siempre lo hacía cuando estaba nervioso o quería mentir; su cerebro no filtraba las palabras y decía la primer cosa que se le ocurría. Era vergonzoso.
Sentía un vacío en mi pecho, pero no era por la presencia de Sam, sino por la de Gabe. Las estúpidas mariposas estaban danzando una salsa mientras que yo intentaba vomitarlas. ¿Un consejo? Si amas a alguien, trata de que ese amor sea correspondido, sino te sentíras para la mierda, creeme. Hay pequeñas cosas, como gestos, palabras o incluso miradas que pueden llegar a introducirte en un mar de emociones y sentimientos, y quizás solo son ilusiones. Me han ilusionado miles de veces como verás y acá estoy, sintiéndome para la mierda por un chico al que no le intereso como algo más que una amiga.
Y eso es lo peor que puede ocurrirte.
La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca la podrás tener.
Porque cuando el amor no muere, mata y amores que matan, nunca mueren.
Nota del autor:
MIL DISCULPAS.
Tenía que estudiar para muchas evaluaciones finales y bueno, sinceramente no tuve mucho tiempo.
Espero que les haya gustado el capítulo. Lean mi nueva novela "Counting Stars"
Un beso. x
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Despertar (Libro I)
Humor¿Realmente soy la chica que siempre está en un segundo plano? Vamos, ¿en serio? Quiero decir, mi hermana siempre es el centro de atención y eso le encanta. No es que yo quiera serlo, me gusta mi status social, pero esto me recuerda mucho a un libro...