Tras la fuga y destrucción del CDC, continúa la historia de Rick y el grupo de supervivientes, quienes siguen sobreviviendo en un mundo plagado de zombis apodados como "caminantes".
Después de abandonar Atlanta, son detenidos en la carretera por una...
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〘17. EL DEDO EN EL GATILLO 〙 ༆
UNO,DOSDISPAROS.
Los dos hombres, presentados hace un rato como Dave y Tony, yacían muertos en el suelo de Hitlin's. Tan solo habían bastando con disparar a cada uno una vez para que Rick pudiera con ellos; Grimes aún apuntaba sin expresión alguna a Dave con su revólver. Glenn se encontraba algo aturdido. Hershel no estaba algo en shock. Lynn, sin embargo, se había acercado a Rick sabiendo que era lo que tenía que hacer.
Sino lo hubiera hecho él, lo hubiera hecho ella, la verdad. La pelirroja hizo una mueca mirando los cadáveres de esos dos hijos de puta.
—Buena puntería, Shérif —bromeó Lynn. Sí, bromeó con ello pero, ¿y qué? Esos dos jodidos pervertidos se lo merecían.
—Joder, tío... —murmuró acercándose Glenn. Rick le observó algo preocupado.
—¿Estás bien? —le preguntó Grimes.
—Sí.
—¿Hershel? —siguió preguntando, esa vez hacia el anciano; él no dijo nada, sólo se limitó a asentir. Muy a su pesar, lo entendía; entendía por qué Rick había hecho lo que había hecho. Rick miró por último a Lynn, y no le hizo ni falta preguntarle para qué su expresión le transmitiera que lo entendía de sobra.
—Volvamos —mencionó Hershel.
—Será mejor —asintió Lynn —. Solo espero que estos dos no estuvieran mintiendo al decir que no tenían amigos —Lynn se agachó y le robó al cadáver de Dave la pistola que llevaba encima. Luego, una luz proveniente de fuera atravesó las ventanas del bar, para después escuchar voces en el exterior —. Para qué habré dicho nada...
—Agachaos, agachaos —dijo Rick. Estos hicieron caso y se colocaron de espaldas a la puerta principal, agachados como dijo; Rick y Hershel en el lado derecho y Glenn y Lynn en el izquierdo.
—¿Dave? ¿Tony? —llamó una voz masculina desde fuera. En fin, las que siguieron también eran masculinas.
—¿Dijeron aquí? —preguntó otro.
—Creo que he oído disparos —afirmó un tercero.
—He visto descerebrados a dos calles, quizás por aquí también haya.
—Tenemos que largarnos.
—¿Dave? ¿Tony? —insistió el primero, acercándose a la puerta principal.
—Cállate, idiota, ¿quieres atraerlos? Tú no te apartes, los encontraremos.
Las siluetas de aquellos hombres inundaron el lugar por unos momentos. Momentos en los que los cuatros integrantes del grupo trataron de no moverse para no ser descubiertos. Sinceramente, solo esperaban que no abrieran la puerta... aunque percibían que sería una noche muy larga.
