14. Aᴍɪɢᴏs !

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—Creo que me gustas —dijo.

Esas cuatro palabras y quince letras fueron las que interrumpieron el hermoso y sencillo silencio que había entre nosotros.

Dos opciones, dos opciones, salir corriendo o aventarme al precipicio. Bien, en estos momentos les recomiendo estar en pánico, digo en total serenidad y no intentar de tirarse del precipicio podrían morir en vano.

—También me gustas como amigo —dije con toda la seriedad del mundo.

Mensaje enviado, indirecta enviada, enviado a la zona de amigos. ¿Fui cruel? no lo se, a veces en la vida hay que tomar estas decisiones.

***

Entre a mi casa sorprendiéndome al ver a Alisha en mi sala.

—Necesito hablar contigo.

Subimos a mi habitación.

—¿Cómo entraste?

—La noche de la broma dijiste que escondías las llaves cerca de las escaleras.

—No recuerdo haber mencionado eso

—Bien, no lo dijiste pero fue fácil encontrarla.

Nota mental: ya no esconder las llaves de mi casa.

—¿Que tienes que contarme?

—Terminé con Alex, me volvió a engañar —Alisha estaba a punto de llorar.

Acaso de verdad le creyó cuando Alex dijo que iba a cambiar?

—Wow, no me lo esperaba —El sarcasmo en mis palabras era muy notorio.

—Lo mismo dijo Madison y Lluvia, pensé que me entenderías.

—Me enoja que sigas creyendo en su palabra, simplemente eres mucho para él, deberías amarte y alejarte de él por algún tiempo.

Había una montaña de ropa limpia en mi cama, así que me senté para doblarlas.

—Eso hice, pero al hacerlo me enoje mucho...creo que solté la lengua demás y sabe que nosotras fuimos las responsable de la broma.

—¡Hiciste que!

Mande a volar una prenda.

—Nada, es broma —dijo riendo —era para saber si me estabas prestando atención.

Me limite a darle una cara de perro enojado pero al rato se me borró.

—Creo que aun no aprende la lección, crees... ¿quieres hacer algo sobre esto?

—Por supuesto, llamaré a a las chicas.

***

Estábamos en el parque que estaba en frente de la casa de Madison, charlando sobre el próximo ataque, digo el próximo recordatorio para Alex para que aprenda que las mujeres no son juguetes de nadie.

—Ya le quitamos las cejas, que puede doler mas que eso? —Madison suspiró impaciente.

Tenia razón, que podía doler mas que eso.

—Una vez me enoje con mi madre, así que robe a Candace, pero luego se me perdió a mi, así que no se si fue buena idea —nos contó Lluvia.

—¿Quién es Candace? —pregunté tirándome en el césped.

—Mi perrita, mi mama le daba de comer pensé que le dolería perderle...resulto que más me dolió a mi —Lluvia contesto nostálgica.

—Nunca he tenido una mascota, si eso te hace sentir mejor —dije riendo —mi papá era alérgico al pelaje de los perritos y gatos.

Un novio de mentirasWhere stories live. Discover now