Prólogo.

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El chico pelinegro, había estado observando la luna, esta parecía ejercer una fuerza hipnótica sobre él, lo que más le gustaba era como esta brillaba arriba en el firmamento, ajena a todos y a todo incluso a él

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El chico pelinegro, había estado observando la luna, esta parecía ejercer una fuerza hipnótica sobre él, lo que más le gustaba era como esta brillaba arriba en el firmamento, ajena a todos y a todo incluso a él.

Por supuesto que la cripta familiar no era el sitio adecuado para venir y sumergirse en sus pensamientos, pero este era el único sitio donde podía sentirse como él mismo, rodeado por aquellos que le dieron la vida; sus padres. Puede que ahora no quedasen más que sus huesos, aquello no parecía importarle, incluso un poco de cercanía con su pasado lo hacía sentirse más...vivo.

—¿Logan?

Ante el sonido de la voz de su protector, Logan no pudo evitar sentir un poco de felicidad. Logan simplemente no podía mostrar ingratitud hacia Joseph, un lazo mucho más fuerte los unía, no solo la cuestión moral. Habían pasado exactamente 10 años desde la primera noche en la que por azares del destino Joseph encontró a Logan tirado en un pequeño paramo a punto de morir, en ese entonces Joseph había sido un chico de 15 años.

Justo ahora cuando Logan debía ser un hombre en su completa madurez, los papeles se habían invertido, Logan aún conservaba el cuerpo de un joven desgarbado de 19 años con una apariencia un tanto tétrica, es decir, en sus mejores años él seguramente había sido un chico apuesto. Sin embargo, su apariencia era arruinada por las ojeras en tonos violeta bajo sus ojos de un color verde demasiado peculiar y hermoso. Joseph por otro lado acercándose a los 26 años, lucía completamente maduro a comparación de Logan, por supuesto que su apariencia física lucía mucho más lozana a comparación de la de Logan, su piel presentaba un tono mucho más cálido, sus ojos azules parecían haber sido inyectados con el mismo tono turquesa del océano y su cabello castaño revuelto le daba una apariencia mucho más despreocupada, por supuesto que él trataba de arreglarlo y la mayor parte del tiempo debía pasar sus manos entre este, pero nada de eso ayudaba, el cabello de Joseph parecía tener vida propia.

—Lamento la demora. —Joseph intentó esbozar una sonrisa en dirección de Logan, sabía que ellos jamás serían amigos, pero al menos hasta ahora se habían profesado una lealtad que parecía inquebrantable.

—Tengo hambre —fue la corta respuesta de Logan, quien no había apartado su mirada de la luna.

Joseph había tomado su pequeño cuadernillo, aquel que utilizaba como bitácora, llevando un completo registro de cada experimento realizado con la sangre de Logan y algunos licántropos que ambos habían asesinado, en nombre de la ciencia, o al menos esa era la excusa más empleada por Joseph para justificar esas muertes. En cuanto Logan mencionó la palabra hambre, dejó caer la pluma manchando con un poco de tinta la hoja.

—Perfecto —sonrió antes de tomar un frasco lleno de un extraño liquido purpura—. Extiende el brazo, por favor —pidió con un poco de ansiedad.

Logan renuente se acercó a su lado y mirando a Joseph con recelo extendió su brazo, en todos estos años había aprendido a no cuestionar los curiosos experimentos de Joseph, que, aunque extraños, habían demostrado ser en su mayoría inofensivos.

Lost Souls: The Vampire HuntersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora