Capítulo 1: "Dos mundos"

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Por naturaleza, las personas siempre nos preguntamos por la existencia de cosas que creemos irreales. Y, por alguna razón, terminamos rindiéndonos y pensando que, de hecho, nada de lo pensado existe. Por ejemplo, los fantasmas, los monstruos, las otras dimensiones, los extraterrestres... poco sabemos acerca de lo que hay más allá. Pero si hay algo que sí puedo asegurarles, es que dos de aquellas cosas sí existen. Hay más dimensiones y, en una de ellas, hay monstruos.

En un mundo idéntico a la Tierra, aunque con lugares que se llaman diferente, hay seres extraños muy similares a los humanos. Ellos tienen la capacidad de convertirse en raras y espeluznantes criaturas, de esas que nosotros solamente veríamos en películas de terror. Y de eso viven muchos de ellos, pues, mediante unas puertas especiales que conectan con su mundo con el que todos conocemos, algunos —los llamados "asustadores"— se dedican a cruzar al cuarto de algún niño humano para asustarlo. Así, sus gritos generan energía que lleva electricidad a todas las casas.

Al menos, así era en el pasado.

La historia comienza años y años atrás, en una ciudad llamada Monstruópolis. Un niño-monstruo de siete años de edad había despertado muy emocionado, una mañana de sol. No solamente le agradaba que, ese día, se ausentaría a la escuela, sino que estaba más que contento de poder acompañar a su papá al trabajo.

Min Yoongi era el hijo menor de uno de los mejores asustadores de la planta de sustos de su ciudad. Todo monstruo dentro de aquel lugar estaba orgulloso de cada uno de sus logros, ya que pocos podían hacer lo mismo que él. Con un pequeño movimiento, era capaz de hacer gritar y llorar hasta al niño más duro de impresionar. Y con eso, llenaba los tubos de energía con gritos, necesarios para la producción de la planta y la generación de electricidad de la ciudad.

Yoongi jamás había visto al Gran Min, como lo llamaban todos, en acción. No obstante, estaba seguro de algo: quería seguir sus pasos y ser, como él, el mejor asustador de Monstruópolis, cuando fuera grande. Sobre todo, quería que su papá estuviera orgulloso de él por seguir sus pasos. Por eso, el pequeño accedió sin rodeos a la invitación del hombre a su trabajo.

La puerta de su cuarto se abrió. El señor Min se sorprendió en demasía tras haber visto a su hijo ya listo, pues siempre renegaban con él para que se levantara temprano y se alistara para la escuela.



—¡Oh! Veo que ya te preparaste.

—Así es, papá. Estoy listo ¡Ya quiero acompañarte!

—Tranquilo, hijo. Mi turno es por la noche. Ya llegará el momento —se acercó a él y revolvió sus cabellos—. Ya que estás listo, puedes bajar y desayunar conmigo. Creí que tardarías más, así que, ahora, no hay apuros.

—¡Sí que los hay! ¡Quiero que lleguemos ya!

—Lo haremos a su tiempo. Ahora, vamos. Prepararé tu desayuno favorito.



Más que contento, el chiquito bajó casi corriendo las escaleras, hasta que llegó a la cocina. Allí, aguardó a que su padre cumpliera con su promesa de prepararle lo que más le gustaba. Y cuando todo estuvo listo, Yoongi devoró increíblemente rápido lo que su papá había hecho, sin dejar siquiera una migaja en su plato. Quería asegurarse de terminar de hacer todo en su casa, para que pudieran marcharse a la planta.

Por fin, luego de horas de haber hecho todo rápidamente, como si eso pudiera hacer que el reloj fuera más rápido, el momento de salir había llegado. El niño caminaba por las calles de la ciudad, de la mano de su padre. El hombre miró a su hijito y sonrió, pues verlo saltar de alegría le llenaba el corazón.



—Veo que estás muy emocionado.

—¡Por supuesto! Y dime... ¿Podré verte asustar?

—Bueno... eso creo. Siempre y cuando me hagas caso y tengas cuidado. No olvides que los asustadores corremos peligro todo el tiempo.

Make you smile [Yoonmin] ©Onde histórias criam vida. Descubra agora