Cash me out

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"Eres digno de cada centavo que he logrado ganar."  (Cash me out - Fx)

Cash me out

 

Angel Dust había notado algo inusual el día que Alastor se había presentado en el hotel, una cosa interesante dentro de él, un extraño sentimiento que trató de ignorar. Pero el gran problema de ignorar las cosas es que estas no desaparecen, sino que se mantienen y van creciendo a medida que no les ponemos atención para detenerlas.

Y eso paso, ese extraño sentimiento creció y creció hasta que fue imposible ignorar lo que sucedía. Oh, y Angel con el tiempo comprendió que era lo que sucedía, era lo que había experimentado cuando era humano, hace décadas. Corazón agitado cada que lo veía, sonrojos que debía ocultar y pensamientos constantes sobre el demonio radio. Era estúpido amor, eso que Angel tenía prohibido desde que sus gustos fueron tachados de enfermedad mental cuando vivía.

Estar enamorado una vez lo había llevado a perder muchas cosas, entre ellas el amor de su familia. A excepción de Molly, su hermana gemela, su familia desde ese momento no quería nada que tuviera relación con él, menos ahora en el infierno donde era la estrella porno #1 y estaba en cada portada y cartel siendo penetrado por cientos de penes demoníacos. Hoy en día estar enamorado también era una gran trampa que podría destruirlo, tanto a él como a su carrera ya consolidada, y ni hablar de estar enamorado de uno de los demonios más peligrosos y sin sentimientos del infierno.

Alastor era encantador, guapo y caballeroso hasta con una puta como él, pero eso sólo era una fachada que ocultaba sus verdaderas intenciones, el demonio ciervo sólo estaba esperando el momento indicado para matarlos a todos y tal vez hasta cenarlos después de ello.  Así que el enamoramiento de Angel debía mantenerse oculto, era lo mejor para si mismo.

Claro que debía ser así hasta esa noche, cuando regresaba de su trabajo en el estudio. La araña apenas había tenido tiempo de limpiarse antes de dejar el lugar, así que lo único que quería era tomar un baño y relajarse en su habitación. Cuando entró al hotel fue recibido por la cara de pocos amigos de Husk quien bebía su alcohol barato en la recepción. Lo saludó pero sólo obtuvo un gruñido molesto. Al pasar frente al salón escuchó una voz llamarlo desde adentro.

―Angel, querido, que bueno verte ―dijo Alastor mientras lo veía desde el sofá y sostenía una copa de vino en su mano, se veía relajado y hasta sexy a los ojo de la estrella porno. Angel sólo pudo poner una sonrisa burlona en respuesta para tratar de ocultar su emoción de ser recibido de esa manera por el otro demonio.

―¿A qué debo este recibimiento de tu parte, fresita? ―preguntó con burla ―. ¿Por fin aceptaras mi oferta de chupar tu…

―Querido Angel, nunca dejas de ser desagradable, que encantador ―interrumpió el demonio rojo ―. ¿No puedo sólo alegrarme de ver a la escoria principal de este hotel?

―Que halagador ―susurró Angel.

―Bueno, querido, acompáñame a tomar un copa, Husk es demasiado vulgar para apreciar un buen vino, pero tal vez tú no ―la sonrisa de Alastor se ensanchó al pronunciar lo último.

Angel estaba tentado a aceptar la oferta, pero eso implicaría pasar tiempo con Alastor y sus sentimientos podrían desbordarse en segundos con alcohol en su cuerpo. No podía permitirse eso.

―Lo siento, fresita, estoy cansado después de tener tantas pollas a mí alrededor para jugar, así que me retiro a descansar. Disfruta tu vino ―dijo para desaparecer por la escalera y correr a su habitación sin darle una oportunidad de hablar al demonio radio.

Desde ese día Angel había estado rechazando las constantes invitaciones de Alastor. La araña no comprendía porque Alastor era tan insistente en hablar con él, aunque su curiosidad era fuerte no tenía planes de arruinar las cosas y tal vez terminar muerto.

Pero un día Charlie y Vaggie decidieron que era un buen momento para tomar unas pequeñas vacaciones del hotel, el cual estaba en un gran apogeo, dejando a Alastor como el encargado y gracias a la desconfianza de Vaggie, Angel obtuvo un puesto de guardián del lugar. Le hizo gracia como la desconfianza de la peliblanca hacia Alastor era mayor a su miedo de que Angel arruinara todo en unos días dejándolo como una de los demonios a cargo.

Angel se sentiría un poco honrado por la no-confianza-de-Vaggie, si no fuera por el hecho de que ahora tenía prohibido salir del hotel para estar vigilando al demonio ciervo. Todo eso significaba que debía pasar tiempo con Alastor, tiempo lleno de peligros y no por la posibilidad de ser destrozado.

Como en todo, nada es inevitable, así que el momento de enfrentarse a los constantes llamados de Alastor llegó, la escena era similar a la primera vez, el demonio radio ofreciéndole una copa, Angel con claros deseos de huir a su cuarto y poniendo excusas para evitarlo, hasta que Alastor hizo la pregunta del millón.

―¿Por qué me evitas, Angel? ―preguntó ―¿Tienes miedo de que te mate? Créeme que si quisiera eso te hubiera matado desde el momento en que te ofreciste a chupar mi… pene ―en esa última palabra había cierto tono de asco.

Y Angel no sabía que responder a la pregunta, ¿decir que lo hacía por no explotar y gritar lo que sentía a alguien que era obvio no estaba interesado? O eso quería obligarse a creer, porque las actitudes de Alastor decían otra cosa que no quería aceptar.

―Sólo he estado ocupado, ya sabes, trabajando, el tiempo es dinero, ya sa…

―¿Cuánto cuesta tu tiempo? ―fue interrumpido por Alastor.

―¿Qué? ―respondió Angel confundido.

―¿Cuánto es por tener un poco de tu valioso tiempo, Angel? Di el precio, lo pagaré ―Angel no veía ni una pizca de burla en el rostro del otro.

―No, creo que te confundes, Alastor.

―¿En qué? Cóbrame el dinero que se necesario para que podamos hablar, tengo suficiente dinero para eso, ¿no funciona así? Puedo comprar la cosa más cara del infierno que quieras si es necesario.

―¿Y porque gastar tanto en mí? Sólo sirvo para una cosa, fresita, y eso es tener sexo. Así que gastar dinero en algo más que no sea eso no tiene caso y es obvio que tu no deseas esto ―dijo Angel posando sus cuatro brazos en su cuerpo.

El silencio inundo la sala del hotel, el ambiente se había puesto tenso a su alrededor.

―Bien, que así sea, querido ―dijo el demonio radio antes de desaparecer.

Y Angel sólo pudo suspirar derrotado, si Alastor supiera que lo que más quería no se compraba ni con todo el dinero del mundo se reiría. Pero así era mejor, el amor sólo complicaba las cosas y terminaba alejando a la gente.

Así estaba bien.

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Si llegaron hasta aquí, gracias por leer.

Realmente el angst y los finales no felices son algo que amo, tal vez en un futuro haya una continuación que termine bien... o no.

Espero les haya gustado.~

You & MeWhere stories live. Discover now