Día 2: Consuelo

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Era de noche, una noche de luna llena.

Una noche donde se supone, debería estar durmiendo al lado de su ahora esposa; sin embargo, el sueño no llegaba a él y en cambio, los recuerdos lo embargaban.

Más que nada, los recuerdos amargos de su existencia: la pérdida de su familia, la muerte de Rengoku-san y los demás pilares, la muerte de Genya, el cómo estuvo por definitivamente, irse al otro mundo y más. Aunque él se preguntaba por qué los evocaba, si después de tantas lágrimas y dolor, era feliz.

Había tenido la dicha de conocer a sus mejores amigos, los pilares, recuperar a su hermana, volverse más fuerte en el proceso de su entrenamiento como cazador de demonios, salvar vidas, y conocerla. A Kanao.

Palpó donde faltaba su ojo, sonriendo débilmente.

Existían tantas viejas heridas y cicatrices que eran prueba de lo vivido, de lo fuerte que se había vuelto. Entonces, ¿Por qué no podía sentirse feliz aún?

Tal vez porque muy en el fondo, pensaba que no podía ser feliz por quienes murieron en el camino.

Cuando se vino a dar cuenta, las lágrimas fluían libres por sus mejillas, y por más que las secara, más salían. ¿Serían lágrimas que no pudo llorar libremente en ese entonces?

Kanao se despertó al notar la ausencia de su esposo en el futón, al no notar su calor. Se sentó, para encontrarlo sentado en el porche de la casa, encorvado; fue hasta él en silencio, notando los espasmos que su espalda producía.

Y ahí cayó en cuenta de lo que pasaba.

Su sol sufría. Su sol, lloraba.

Entendía que las lágrimas era una forma de sacar la tristeza, desahogarse.

Recordó en ese lapso cuando ella lloró a sus hermanas, abrazando los broches de mariposa que ellas siempre portaban; entonces, la idea de abrazarlo le surgió, haciéndola ruborizar.

Pero ella, escucharía su corazón.

Con gentileza y timidez, pasó sus brazos alrededor del pelirrojo, tomándolo por sorpresa. Aunque eso no fue impedimento para abrazarlo por la espalda, en una especie de consuelo silencioso; el corazón del Kamado mayor se conmovió y su dolor, comenzó a menguar.

Kanao se sorprendió cuando Tanjiro la abrazó devuelta, ruborizándola por completo. Aunque no pudo evitar sonreír levemente al compararlo con un niño, conmoviéndola.

Y en lo que restaba de la noche, Kanao se la pasó dándole mimos a Tanjiro, consolándolo.

Así como él había hecho con ella en antaño.

-Traumada Taisho

Se me vino en un momento de lucidez, aunque no sé si realmente quedó. Pero me gustó.

Nadie es como tú  [Tanjiro/Kanao] {HIATUS}Where stories live. Discover now