Día 2: "Como demonios"

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El viento de la noche revoloteaba el cabello suelto de Kanao a medida que ella esperaba sola en medio de aquella montaña en la que alguna vez lo vio y le dio una patada en su dura cabeza.

Él se había convertido rápidamente en alguien importante para ella, bastó una moneda girando en lo alto del cielo y sin quererlo, en una sonrisa se robó su corazón.

La sombra de él apareció por detrás de un árbol y los ojos de Tsuyuri inmediatamente se aguaron, sabiendo que sería la última vez que se verían.

Acercándose lentamente y con cuidado, una débil sonrisa se instaló en el rostro de Tanjirou y sus afilados colmillos brillaron con el reflejo de la luz de la luna en ellos.

⎯ Kanao.

Saludó él. Y solo eso bastó para que su corazón se revolviera y corriese hacia él, aferrándose con fuerza a su haori, sin saber bien que hacer; su razón y su corazón gritando ideas distintas, el peso de su espada pesaba como nunca en su cintura y su pecho se oprimía con tan solo pensarlo.

No quería dejarlo ir por nada del mundo, mucho menos aceptar en lo que él se había convertido.

⎯ Déjame ir, Kanao.

No, no podía. Incluso si se lo decía con aquella triste y gentil sonrisa.

Debería de matarlo, su deber de pilar y la lógica con la que había crecido durante años, las atrocidades que había presenciado, todo indicaba a ello.

Pero no podía. Lo amaba, lo necesitaba a su lado.

Y el hecho de que Tanjirou se hubiese convertido en demonio no disminuía sus sentimientos en lo más mínimo.

Al mirar en los ojos de él, una mezcla de humanidad y algo innatural se revolvían en ellos.

Tanjirou.

Tsuyuri sollozó su nombre, su voz quebrándose justo a mitad de sentencia mientras grandes lágrimas comenzaban a bajar por su hermoso rostro iluminado por la luna y el corazón de Kamado se partió con la tristeza y soledad que aquello cargaba.

Acercándose a ella, Tanjirou no quería mentirse a sí mismo, la amaba con cada fibra de su ser.

Por lo que esperaba fuera la última vez, abrazó a Kanao con todas sus fuerzas.

Sosteniendo su cuerpo como muchas veces antes lo había hecho, envolviendo sus brazos por sus hombros y dejando que la cabeza de ella se acomode en su pecho, acariciando su sedoso cabello en un intento con un fallido resultado, de que su llanto cesase.

No fue posible detener dicho llanto, mas sí calmarlo.

Lentamente, Kanao elevó su cabeza, rehusándose a separarse completamente de él y regocijándose con un profundo pesar de la amable y triste calidez que la envolvía.

Sin decir nada, se miraron.

El iris rojo de Tanjirou se veía más brillante que antes y por más que lo intentara, a Kanao se le hizo imposible ignorar sus pupilas demoníacas.

Una sonrisa triste se asomó en el rostro con melancolía y de repente, ni su aspecto ni su no humanidad importaban cuando Tsuyuri se dio cuenta de que este seguía siendo Tanjirou, su gentil y amoroso novio, sintiéndose triste por su expresión de preocupación, una que se reflejaba en los ojos de él.

Tomando ambas mejillas, Kanao se acercó a su rostro y lo besó desesperadamente.

La expresión de él se tornó en breve sorpresa antes de corresponder su beso.

Con cuidado, sus lenguas se entrelazaron y Tanjirou se hizo cargo de que sus colmillos no cortasen accidentalmente la lengua de Tsuyuri mientras ella solo pensaba en que necesitaba de su calidez, de su besos, de todas las acciones que él hacía y que hacían que su corazón y su conciencia se sintieran en paz cada momento en que estaba a su lado.

Simplemente, necesitaba todo lo que significaba que Tanjirou sea Tanjirou en su vida.

Ya no le importaba si era humano o demonio, lo quería a él completito, con todo lo que aquello podría conllevar.

Separándose renuentemente, sus frentes se juntaron en un suspiro.

Mirándose directamente a los ojos, las diferencias no importaban en el momento en que la esencia del amor brillaba en ellos.

⎯ Tanjirou.

Murmuró con suavidad y cariño Kanao, el nombre de su novio sintiéndose como una caricia sanadora hacia su propia alma y pequeñas lágrimas se resbalaron de sus mejillas al tiempo en que le mostraba una gran y decidida sonrisa.

Conviérteme en demonio.


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La expresión de Tsuyuri era tan engañosa que por un momento Tanjirou pensó que había escuchado mal.

Los de ojos él se expandieron en sorpresa y en terror mientras se separaba de ella, mortificado.

⎯ Kanao, ¿Qué estás pidiendo?

Ella lo agarró del brazo y repitió con firmeza en su voz.

⎯ Quiero que me conviertas en demonio Tanjirou.

Miles de emociones volaron a través de los ojos de Tanjirou.

Miedo, arrepentimiento, tristeza, melancolía y anhelo...


¿Si quiera sabes lo que estás pidiendo?

Sin querer, la voz de Tanjirou salió más fuerte de lo esperado

Una cosa era que él fuera un demonio por su hermana, otra era que tuviese que renunciar a sus amigos, a su vida normal y a la persona que amaba.

Se negaba con todas sus fuerzas a hacerla pasar por todas las cosas que él estaba pasando.

Al sufrimiento de haber encontrado a su mentor muerto. A la mirada desilusionada de los pilares. Al rostro de traición de sus amigos.

No podía hacerle eso a Kanao.


Sin embargo, ella tenía aquella mirada que le decía que no tomaría un no como respuesta.

Y cerrando los ojos, Tanjirou tenía que admitir que había una parte de él que quería decirle que sí y dejarla ir con él desesperadamente.

Dándose la vuelta, los pies de él se quedaron pegados al suelo mientras sus párpados se cerraban.

Si miraba más a aquellos suplicantes ojos probablemente le terminaría diciendo que sí.


En su espalda, sintió la cabeza de ella chocar levemente.

⎯ Tanjirou, por favor.

La voz de Kanao era ahogada, triste, con un rayo de esperanza de que él aceptara.

⎯ Eres realmente injusta, Kanao.

Kamado estaba intentando fuertemente no dejarse ceder ante aquél anhelo. Pero cuando ella lo miraba de esa manera, algo dentro suyo se revolvía y él simplemente no podía soportar más la idea de separarse de ella...

Dándose vuelta nuevamente y atrapando los labios ajenos con los suyos, Kanao y Tanjirou empezarían desde ese día una nueva vida juntos, como demonios.

Entre mariposas y aretes | TanjiKana Week |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora