Capítulo cinco: Tarde larga

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La semana pasó demasiado lenta. Mis nervios poco a poco aminoraban pero no se me iba de la cabeza el robo en casa de Billie ni su cara aterrorizada mientras me miraba.
Cada día por la mañana intentaba vestirme de la mejor manera posible, sin saber por qué, aunque en realidad si lo sabia, para impresionar a Billie. Me habia dado cuenta que a ella también le gustaba vestir con tallas grandes, aunque mi ropa no lo era tanto como la de ella, sino un pelín pelín más cortas, pero anchas también. Me vestia así porque no marcaban mi cuerpo, no estaba muy contenta con el aunque todo el mundo en verano cuando íbamos a la playa me decia que tenia muy buen cuerpo y que envidiaban mi plano abdomen. Bah.
Lo único que me gustaba de mi eran mis ojos grises, gracias a mi querida madre biológica según me ha contado mi madre Alice.

No me metia mucho en las conversaciones que tenia mi grupo con Billie, intervenia lo justo.
Me daba miedo que me preguntara por la venda de mi mano, ya que aún no se me habia cicatrizado su mordisco... Me sentía como una mierda porque no podia mirarla a los ojos por más de dos segundos sin pensar: entré a robar a su casa y la hice llorar.
Kane nos dió dos semanas de descanso mientras preparaba otro robo, en una mansión enorme a las afueras de Riverside.
Nos encontrábamos en la cafeteria en la hora del recreo.

-Venga vaaa, hace tiempo que no hago una fiesta! -dijo Tay.

-No se Tayler, alomejor no me dejan venir porque tenemos examen el martes. -dijo Halsey.

-Yo me apunto. -dije.

-Y yo. -dijo Anton.

-Halsey estudia hoy, mañana, con resaca el domingo y el lunes, hazlo delante de tus padres para que vean que te mereces un poco de diversión y ya, aguafiestas. -le dijo Ashley.

-Vale, esta bien. -dijo finalmente Halsey.

-¿Y tu Billie? ¿Qué dices? -le preguntó Tayler.

-Me gustaria, pero debo preguntarle a mis padres y seguro que quieren conoceros antes... -nos dijo Billie.

-Genial! Podriamos ir a merendar a tu casa y así nos conocen y sabrán que somos geniales. -dijo Halsey.

Ah no... por favor no.

-Claro! Buena idea. Podeis venir todos hoy a las 5 y pasamos la tarde en mi casa. -dijo Billie.

-Yo no puedo venir... lo siento. -le dije nerviosa.

-Yo tampoco podré, gracias igualmente Billie. -dijo Anton, que veia que también estaba nervioso.

-Tonterias, debemos ir todos para que nos conozcan y sepan que Billie estará en buenas manos. -dijo Ashley.

-Exacto. -dijo Tay.

Esto va a ser muy incómodo.

-De acuerdo. -dije.

-Está bien. -contestó Anton mirándome nervioso.

-Vale pues que os parece si a las 5 quedamos en la cafeteria de la estación de autobuses, que está cerca de mi casa, y vamos todos hacia allí. -dijo Billie. Conectó su mirada con la mia durante unos segundos y una sonrisa de idiota apareció en mi. Ella me la devolvió. Por todos los Dioses... esta mujer es preciosa.

Las clases pasaron rápidamente y volvia hacia mi casa con Anton, que vivía a unas cuadras de mi casa.

-Bueno nos vemos esta tarde, recuerda, hay que mantener la calma y no ponernos nerviosos. Al fin y al cabo Billie es muy buena chica y debemos olvidar lo ocurrido. -me dijo poniendo su mano en mi hombro.

-Si... supongo que todo fué casualidad. -le di un abrazo y me dirigí hacia mi casa.

-Alex! Por fin has llegado. -me dijo mi madre que me esperaba en las escaleras de la entrada.
Me abrazó tiernamente y sonrió.

When you opened your eyes | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora