Cᥲριtᥙᥣo 11

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Daniela pasó el resto del día como en una nube, había besado la mejilla de María José y eso era suficiente para mantenerla con una sonrisa dulce tensando sus labios rosados.

Sabía que todo era extraño, Daniela se caracterizaba por avanzar rápido, firme, fuerte, y desaparecer de la misma manera. No le bastaban más de un par de horas para tener a alguien en su cama, o en su sofá, o en algún Motel barato, o en la misma escuela.
Con María José era distinto, sus palabras eran inservibles, ya que la chica no las podría oír y escribirlas no le parecía una buena idea. Además estaba el hecho de que no quería ir rápido. No lo necesitaba. No necesitaba más que su compañía.

~~0~~

Daniela llega a su casa en la tarde y, aún inmersa en su nube de María José , no cae en cuenta de que los autos de sus padres están estacionados en el garage.No logra poner un pie en la casa, antes de dar un salto, debido a un vaso que revienta cerca de su hombro, no se digna a mirar la escena y sube las escaleras de manera estruendosa para ahogar el sonido de los insultos y las cachetadas que su padre le da a su madre, y que esta trata de devolver en forma de puño.

Da un portazo y pone su estéreo al máximo, no sabe en qué momento comenzó a llorar pero se desliza por la pared hasta el suelo, abraza sus piernas con fuerza y toma su peluche para apretarlo contra su pecho.
Grita con fuerza para ahogar los gritos de abajo, las amenazas y como otra cosa se rompe, pero no funciona. Grita más fuerte y su garganta arde por el esfuerzo, pero no puede quedarse en silencio o dolerá más.

Entonces piensa en la peliazul, y que en algunas horas podrá verla de nuevo.

~~0~~

María José despierta como de costumbre, pero apenas baja, se da cuenta de que su madre está en casa.
La mujer sorbe por la nariz enrojecida sobre su café y alza sus tiernos ojos oscuros a los de su hija, para hacer gestos con sus manos.

"Estoy enferma, no iré al trabajo." María José frunce el entrecejo y su respiración se acelera, debía ver a Daniela en menos de treinta minutos.

"¿Qué te duele?" Pregunta también con señas.

"El pecho y la cabeza, también el estómago." Con esto último María José asiente derrotada.No iba a dejar a su mamá. Marta sólo faltaba al trabajo cuando era algo de fuerza mayor, algo que no tuviese solución en primera instancia.

María José se acerca a Marta con ternura para ayudarla a ir hasta su cuarto dejándola en la cama, ya se encargaría ella de la comida. Antes de que la menor salga del cuarto de su mamá siente una vibración familiar, saca su móvil del bolsillo y sonríe al leer el mensaje de su mamá.

"¿Por qué te despertaste tan temprano?"

María José se gira para mirarla, y hace un gesto de silencio en respuesta antes de salir.Juega con el teléfono entre sus manos, pocas veces lo usaba, y se sentía estúpida por no pedirle el número a Daniela.
Observa la hora, en seis minutos la niña llegaría a su lugar en el parque, y ella no se encontraría ahí.Qué impotencia.
Desea llorar por su descuido, y por ser una pésima hija al pensar en dejar a su mamá por ir a pedirle disculpas a Daniela por el retraso, y quedarse con la menor todo el día, queriendo ser ella quien bese su mejilla ahora.

Se hunde en el sofá de la sala y solloza en silencio antes de prender el televisor y ver lo que hay, leyendo los subtítulos de los programas que aparecen, por los cuales sus padres pagaban más que los demás. Rueda los ojos al pensar en ello, qué manera de lucrar con algo que debería ser obligatorio como lo sería la opción de subtítulo, pero, por supuesto, a quién le importa que una persona sorda quiera ver noticias, caricaturas o un simple documental. Agradecía a Netflix hasta cierto punto, pero varias de las opciones que le interesaban no contaban con subtítulos en el idioma original, y poca veces veía algo sola, por lo que no podía cambiarlo para tener subtítulos en español en la mayoría de cosas.

Apaga el televisor y observa la hora, su corazón se contrae delicadamente y siente que ha fallado a algo de vida o muerte, que Daniela la odiará y todo el avance se
desplomaría. Además, la echaba tanto de menos.

~~0~~

Daniela jala ansiosa las tiritas de su mochila, había pasado una horrible noche, por lo que apenas su alarma sonó, se puso de pie, bajó a la cocina y preparó el desayuno para sí misma y su bonita acompañante. Waffles con mermelada de fresas y un jugo natural de naranja que había comprado por el camino.

Los minutos avanzan y el mal humor de Daniela da paso a la inseguridad, y esta da lugar a la tristeza.

Dos horas y María José no se dignaba a poner un pie en el parque.Todo se encuentra en silencio y los gritos de sus padres resuenan en su cabeza, golpea su sien con fuerza, con sus manos hechas puño para tratar de concentrarse en otra cosa, pero pensar en su familia le afectaba menos que pensar en lo mucho que echaba de menos a la peliazul .

Se pone de pie dos horas después y bota a la basura el desayuno, arranca las hojas que había usado con María José para hablar por primera vez y corre molesta hasta su escuela.

Que se jodiera el fenómeno sordomudo.

~~o~~

María José llega poco después de las doce, cuatro horas y un poco más de la hora que habían establecido. Había corrido desde su casa al decirle a su mamá que no tardaría, que debía comprar algo para la sopa.

En medio de la corrida casi fue atropellada dos veces, al no poder oír el motor o la bocina de los autos, se había salvado por poco.Llega al punto de encuentro y su corazón se contrae, no había nadie, espera un par de minutos y no, no habían rastros de la castaña.

Lo había arruinado todo, pensó.

Y su pensamiento sólo se volvió más real al ver la familiar letra de Daniela y la suya en la basura. Pensó en tomarlas, pero el líquido naranja las había estropeado. Así como ella lo había hecho.
Se devuelve a su casa lentamente, reteniendo sus ganas de ir a la escuela de la menor.Le daría un poco de espacio, luego intentaría convencer a la menor de que la perdonara.

¿Subo los que quedan todos a la vez o no que opinan?

Mute /Caché/ PAUSADAWhere stories live. Discover now