Capítulo 25

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Una fresca brisita acariciaba las mejillas de Olivia y su cabello se movía con suavidad. Esa mañana, despertó más temprano de lo común para ser un sábado. Se vistió con la camisa de Elliot que encontró tirada en el suelo, pasó a la cocina, se sirvió una buena taza de café y se fue a la comodidad de su biblioteca-estudio donde había una gran ventana adornada con cortinas color blanco. Ahí se hallaba, mirando a su ciudad despertar, disfrutado de la tranquilidad, absorbiendo el aroma de su café recién hecho, siguiendo con la mirada al viento que hacía casi desaparecer la neblina que ocultaba los grandes edificios hasta que se encontraban con su ventana invadiendo la habitación. Pensaba en lo feliz que era e intentaba recordar en que momento comenzó a serlo.

En la habitación, Elliot empezaba a despertar al sentir el otro lado de la cama vacío. Su amada no está. Se hallaba sólo en lo que parecía un campo de batalla. Había ropa tirada por todos lados, cualquiera pensaría que un huracán pasó por allí. Rastros de una noche impresionante e increíblemente loca y llena de pasión. Río al ver el desorden, se vistió con su pantalón y salió en busca de su Capitana morena.

-Cielo... - susurró entrando a la cocina después de pasar a la habitación de Noah. Seguía dormido como un precioso angelito. Se fijó que había café recién hecho. Pensó si había algún lugar en el departamento que no ha visto, y claro que lo había, desde el momento en que se instaló sólo pisó unas dos veces la biblioteca-estudio, siempre creyó que ese era un espacio privado para ella y que debía no invadirlo. Se sirvió una taza pequeña de café y la bebió de inmediato. Con sigilo cruzó el pasillo, se detuvo en la puerta, sus sentidos sintieron un aroma fresco, abrió la puerta. Ahí estaba, de pie frente a la ventana, despeinada y semidesnuda - pensé que dormirías un poco más - la abrazó por detrás, sintió como su cuerpo vibró.

-Desperté hace mucho - recostó la cabeza a sus hombros con los ojos cerrados.

-¿Qué haces aquí? - le dijo con voz ronca - ¿quieres volver a la cama?

-No tengo sueño.

-Nadie dijo que iríamos a dormir.

Ella rió.

-Quería pasar un rato aquí, mirando a la ciudad despertar.

-¿Puedo quedarme contigo?

-Es lo que más deseo - sonrió tiernamente - es una vista hermosa.

-Si que lo es... hermosa - ella lo miró, él ya la estaba mirando.

-Me trasmite tanta paz y tranquilidad este amanecer - continuó ella - y más el estar así contigo.

Él la apretó un poco más fuerte y dejó un cálido y húmedo beso en su cien. Se quedaron en silencio, mirando a la nada, escuchando la música que tocaban sus corazones, abaniqueandose con el aliento, deseando no separarse nunca, atesorando recuerdos en lo más profundo de su ser.

<<Que difícil será mañana>> pensó ella cerrando los ojos, sin darse cuenta una lagrima resbaló por su mejilla. ¿Cómo demonios hará para no sufrir al verlo arribar un avión? ¿cómo soportará dormir sola? ¿cómo podrá no extrañarlo los días y aún más las noches? No podría, ninguno de los dos. Debían separarse una vez más, ¿por cuanto tiempo? Quien sabe.

Ella suspiró y eso llamó la atención de él, le preguntó pero sólo recibió una caricia en sus mejillas como respuesta, sus dedos estaban un poco calientes debido al calor de la taza de café que sostenía.

-Hoy nos visitará Sammy - dijo él.

-¿Ah si?.

La Octava CartaWhere stories live. Discover now