Second Life • JeongCheol

Prólogo

—Cielo, ¿qué sucede?

JeongHan apenas pudo prestar atención a las palabras de Joshua. Sus ojos se encontraban prendados de los ojos chocolate de uno de los camareros. Apenas mantenía la copa en alto. Un paso en falso significaba la caída de su reputación y de lo que había construido junto a Joshua.

Joshua.

—¡Nada!—salió de su ensimismamiento, aturdido—. Solo... Pensaba.

—¿En qué?—Joshua rodeó su cintura y lo pegó con suavidad a su cuerpo—. Perdiste el hilo de la conversación con JunHui. Se acaba de ir indignado.

Joshua soltó una risita tímida, contagiando a su novio. Ahora había que arreglar las cosas con JunHui antes de que él pensara que lo había ignorado. No, JeongHan ni siquiera prestó atención a sus propios pensamientos cuando cruzó miradas con aquel desconocido.

—¿Dónde está? No quiero perder a mi único amigo.

Amigo interesado, por supuesto.

—Sanitarios—Joshua ordenó los cabellos negros de JeongHan, colocando un mechón detrás de su oreja—. No tardes. Te esperaré junto a los Kim.

JeongHan asintió. Dejó la copa de licor, la cual se encontraba llena, en una de las bandejas andantes que circulaban alrededor de la fiesta. Alisó su traje y, con la barbilla en alto y la seguridad en sus ojos, se dirigió a la sección de baños para hombres.
En su mente, aún circulaba la mirada del mesero. Él parecía tan confundido como JeongHan. Ambos se habían sentido de ese modo al mismo tiempo.

—¿JunHui?—llamó al aire, sintiéndose estúpido.

—Vaya, entonces Yoon JeongHan recuerda que tiene un amigo, ¿cierto? —la voz irónica de JunHui le hizo dar un sobresalto—. Te veías tan cómodo ignorándome.

—No estaba ignorándote.

—Por supuesto que lo hacías—el extranjero sonrió con sorna—. Te veías tan bien perdido en los ojos de Choi SeungCheol.

—¿De quién?

JunHui volvió a sonreír, disfrutando de la confusión del ángel. Era una suerte que todos los invitados no se dieran cuenta de la manera en que ese humilde mesero y el heredero de los Yoon se miraban, perdidos en los ojos del otro cuando apenas se habían conocido.

—De SeungCheol—el extranjero miró sus uñas—. Fue uno de los trabajadores de la mansión de mis padres, pero los Hong prometieron pagarle aún más y ahora está en la fiesta, repartiendo y sirviendo copas de licor.

—No estaba perdido mirándolo—contraatacó JeongHan—. Y solo vine por ti. No me interesa en lo más mínimo saber quien es ese tipo.

—¡Claro que no! —Jun lo tomó por los hombros, riendo—. No te mezclarias con alguien de su clase...

JunHui se retiró con una sonrisa triunfal en su rostro. JeongHan no respondió. Si JunHui lo había notado, Joshua probablemente también. No quería que peleas innecesarias se desataran esa noche. Además, podía mencionar que se le hacía conocido por las constantes visitas que hacía a la mansión de los Moon.

Aunque nunca lo haya notado.

Dejó ir un resoplido y se recargó en la pared que se encontraba cerca a los lavabos. Ordenó sus cabellos negros con delicadeza y por instinto tocó el anillo de compromiso que Joshua le entregó esa misma noche. Tenía absolutamente todo. Un buen novio, una buena fortuna. Amigos... Ricos, pero amigos. Su familia y la universidad lo adoraban.

Entonces, ¿por qué los ojos chocolate de aquel mesero seguían apareciendo en su mente como si ya los hubiera contemplado tiempo atrás? ¿Por qué tenía las inmensas ganas de querer tenerlo entre sus brazos? ¿Por qué se sentía tan desconcertado e inquieto? Apenas lo conocía.

Era imposible, sumamente imposible.

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