Salvaje [Katsudeku] (Omegaverse)

27.- "Odio"

Omnisciente
[Aún en el pasado]

— ¡Katsuki ven acá! — gritó la mujer con muy poca paciencia ya.
Imposible no cansarse de su maleducado y bestial hijo.

El joven alfa gruñó sin obedecer.

— ¡Si traes a más omegas los voy a matar! — amenazó sin mentir, vaya que quería asesinar a aquellos pretendientes.

— ¡Deja de ser un idiota, tienes que casarte! — alcanzó al menor poniéndose frente a él — ¿Acaso piensas estar solo siempre? — el momento de que Katsuki tome la corona estaba por llegar.

Es un alfa muy fuerte y de gran presencia aún siendo joven, perfecto candidato.

Pero para cumplir eso sus padres querían verlo casado, con una pareja que asegure que su linaje continuase — Ni yo ni tu padre estaremos detrás de ti siempre — otra gran verdad.

La tradición en cuanto los reyes entregan la corona es simple, los antiguos reinantes se alejan del reino a donde deseen, así toman una vida relajada y cómoda lejos de la responsabilidad de un reino.

Pero Masaru y Mitsuki no estaban muy confiados en hacer eso cuando su único hijo se pone de tal modo.

— ¡Yo reinaré solo, no necesito de nadie! — gritó mostrando su dentadura como animal furioso.

No esperó respuesta de su madre y continúo caminando dando la espalda a la mayor.

— No te preocupes — Chiyo siendo la consejera principal de la corona dió animos a Mistuki.

— ¿Acaso no ves lo que está pasando? — fácil se podía imaginar al reino desmoronándose por culpa de su gruñón hijo — Es un animal —

— Cierto — asintió lentamente con su típico semblante relajado — Aunque no lo creas, será de los mejores reyes que habrá aquí — Mistuki la miró con confusión queriendo confiar.

De verdad deseaba que lo que la curandera decía se cumpla — Y no te empeñes en buscarle un omega —

— ¿De que hablas? ¿Si no tiene crías entonces quien será el siguiente para la corona? — cada vez se confundía más ante las palabras de Chiyo — Un bastardo no es opción — la otra rió.

— Ya te lo dije, no te preocupes, el futuro te va a sorprender...

[...]

— Siempre estás enojado, creo que te diré gruñón — Kirishima miraba al agua del manantial buscando por algún pecesillo por ahí.

— ¡Deja de seguirme, inútil! — gruñó el rubio hacia el pelirrojo que parecía sereno y feliz.

— La señora Mistuki llevó omegas lindos hoy, ¿De nuevo te enojaste? — el rostro de Katsuki fue respuesta — ¿Por qué no quieres? Con ellos puedes tener hijos, los niños son divertidos — el alfa gruñó golpeando un árbol tan fuerte que destrozó la madera.

— ¡No necesito a estúpidos omegas, son inútiles y un estorbo! — para él cualquier interés romántico era solo una perdida de tiempo.

— ¿Y no quieres tener hijos? Podrían ser mis amigos... — hizo un puchero deseando algún amigo con quien jugar.