EXTRA II

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Omnisciente

— ¡Nos queríamos quedar! — los gemelos hacían berrinches por haber sido traídos de vuelta.

Ellos no estaban para nada disgustados con estar solos en el bosque, de hecho se estaban divirtiendo, amaban la vida salvaje y tosca.
A fin de cuentas querían ser como su padre.

— ¡Estuve a punto de cazar un conejo! — dijo Kaito con coraje de que el pequeño animal se le haya escapado.

— ¡Dejen de quejarse! — literalmente tenían todo el camino sin dejar de hacer berrinches.

Katsuki solo había guardado silencio, pero su poca paciencia se acaba poco a poco — ¡Si no se callan serán la comida de los lobos! — amenazó y los niños quedaron en total silencio — Y no le digan a mamá —

Ya se había metido en problemas por eso, cuando se portaba rudo, los gemelos lloraban y lo acusaban con Izuku.

El omega no se estremecía para regañar a Katsuki, ya está acostumbrado al alfa — Vayan a comer — bufó sintiéndose un poco mal por la cara de miedo en sus hijos.

No es un mal padre, solo es rudo por naturaleza.

Y apenas volteó la cabeza al gran patio, vió como su pequeño ángel, su tesoro, jugaba con Ryuu.

Sin pensarlo fué hasta ellos, entre más se acercaba más apretaba sus puños.

No es un tonto, sabe que apenas son niños, pero tan solo imaginarse a su hijo omega estando con un alfa en el futuro le daba rabia.

Ambos niños apenas sintieron la densa presencia del mayor dejaron de jugar.

— ¡Papi, regresaste! — Iku miró a su padre con nervios mientras jugaba con sus pequeñas manitas.

Ryuu era el que sentía que iba a morir, estaba muy asustado de Katsuki.

— Ve con mamá, Iku — habló intentando sonar lo más suave posible para no asustar a su hijo.

— Pero... — Iku sabía que no le iría muy bien a Ryuu, no lo quería dejar.

— Ve — ordenó siendo más demandante.
El pequeño omega sin poder hacer nada ante la gran fuerza de su padre, comenzó a correr con ganas de llorar.

Una vez Katsuki perdió Iku de vista, se acercó más al niño dragón que se alejó unos pasos.

— R-rey Ba-Bakugo — sus palabras se cortaban de lo nervioso que estaba — Yo... — Katsuki se agachó acercando su rostro al del niño.

— ¿Qué fué lo que te dije? — los ojos de Ryuu estaban muy abiertos.

"No te atrevas a acercarte a Iku, jamás"

Eso fué lo que Katsuki le había dicho antes.

— ¡L-lo siento! — apartó la mirada de los rojos ojos del alfa — So-solo estábamos ju-jugando — un fuerte gruñido de Katsuki le hizo cerrar los ojos con fuerza.

No golpearía al niño, claro que no, pero si lo iba a intimidar sin dudarlo.

— ¿Dónde está Kirishima? — el niño no se atrevió a abrir los ojos, tenía la cabeza agachada y sentía que en cualquier momento rompería en llanto.

— Papá es-está en casa... — respondió bajito.

Katsuki bufó y se separó del niño enderezando su espalda.
No dijo nada mas y comenzó a caminar hacia donde Kirishima.

Apenas el rubio se alejó, Ryuu sintió que el alma regresaba a su cuerpo.
Tenía una mala sensación en el cuerpo, como si realmente hubiese sucedido algo malo.

Sin dudas a quien más temía era a Katsuki Bakugo; mismo que en ese mismo momento iba a casa del niño intentando calmar su enojo.

Con una patada empujó la puerta llamando la atención del pelirrojo que volteó con una sonrisa.

— ¡Buen día! — saludó alegre sentado en el suelo, dibujando pequeños números en el mismo.

Kirishima no es el mismo iluso de antes, ahora es un poco más inteligente gracias Izuku.

El peliverde solía enseñar a sus hijos a leer, contar y demás cosas aunque a Bakugo le parezca inútil.
Y Kirishima cada que podía se integraba a las clases a aprender un poco.

— ¡Controla a tu mocoso! — soltó un gruñido — ¡No sé debe de acercar a Iku! — gritó.

— Solo estaban jugando — a veces se sentía un poco mal por Ryuu.

Kirishima no le quería prohibir nada a su hijo, solo quiere que sea felíz.

— ¡Me vale mierda! — hizo puños sus manos — ¡Puede jugar con Kaito y Kai, pero a mí pequeño no debe siquiera verlo! — Kirishima entrecerró los ojos.

— Solo son amigos — Katsuki se querría arrancar los cabellos.

— ¡Estás advertido, inútil! — su humor no estaba muy bien ese día.

Tenía hambre, Izuku ya lo había regañado, los gemelos no paraban de quejarse e Iku no le obedece.

Y aún así quiere más hijos, bueno, ahora lo está dudando un poco.
Ahora solo le quedaba una cosa que hacer, comer.

Por la cocina, las cosas no se detenía ni eran muy diferentes.

Iku estaba en su silla con una carita triste y de preocupación.
Los gemelos no habían dejado de quejarse con Izuku.

— ¡Y entonces papá dijo que! — Kai de inmediato se quedó callado al escuchar como Katsuki se acercaba.

— Kacchan, ¿Dónde estabas? — el rubio miró a Izuku y suspiró.

— No importa — Izuku ya sospechaba algo.
Katsuki no estaba como cualquier otro día, estaba más apagado.

Eso solo quiere decir una cosa, el alfa estaba triste.

Cuando Katsuki quiso acercarse a Iku, el menor bajó de su pequeña silla y corrió hasta abrazar la pierna de Izuku.

El peliverde se sintió mal en ese mismo instante, que sus hijos estén molestos con Katsuki le dolía.

— ¿Qué pasa amor? — acarició la cabeza de Iku que no dijo nada.

Los gemelos estaban en silencio al igual que Katsuki que solo veía como sus propios hijos le tenían miedo.
Se sentía como cuando Izuku solía estar asustado de él.

— Comeré más tarde... — dijo el alfa mayor en voz baja intentando ocultar su tristeza a la vez que se iba.

Izuku mantuvo silencio viendo cómo se alejaba.

— Niños, ya están sus platos, iré con papá — le sonrió a los tres — Le diré al tío Denki que los acompañe a comer, ¿Si? —

— ¿Pasó algo malo? — preguntó uno de los gemelos luciendo un poco confundido.

— No, todo está bien, no se preocupen...

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UwU aki stoi
No sé cuántos extras haré xdddd pero si serán varios UwU

Y ya se que desaparecí un buen rato xd

Espero les gusteeeeee
Voten y comenten que les parece!
Gracias por leer!

Cya
-Manuel.

Salvaje [Katsudeku] (Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora