Capitulo 2: Horror primitivo

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El sonido de pasos secos resaltaba entre la gruesa oscuridad. El azul oceánico se reflejaba en las paredes, enormes arcos se extendían manteniendo una distancia exacta entre ellos. Los arcos parecían poseer una energía misteriosa, capaz de contener la presión ocasionada por el agua del profundo océano. Las sombras de enormes seres con apariencia cefalópoda se podían ver pasar entre los arcos; mantenían una distancia prudente, pero sus enormes y alargados tentáculos cubren una cantidad de espacio considerable, cada uno mide al menos cincuenta metros de largo y al mínimo movimiento se puede notar un ligero temblor en las estructuras cercanas.


Una enorme criatura caminaba despacio, sus ojos rojos le guiaban entre la penumbra. Detrás está un hombre buscando seguir el ritmo, lo hace con torpeza y dificultad, se guía por el fuerte sonido de las pisadas y la leve luz proporcionada por el azul del agua. Ocasionalmente el hombre no podía evitar mirar a través de los enormes arcos, según su entendimiento era difícil explicar el brillo del agua a tal profundidad, pero comparado con todo lo demás que había visto este detalle era el más simple sin duda.


Cuando el recorrido empezaba a sentirse eterno la criatura se detuvo, quien lo seguía chocó contra su cuerpo y cayó al suelo. La criatura giró su enorme cabeza y miró a quien yacía detrás.


¡KRGGGGHHH!


Un sonido gutural salió de entre sus afilados dientes, el hombre se sintió asustado por un instante, pero prontamente se calmó y entendió el mensaje.

«Hemos llegado».


Era difícil discernir lo que estaba frente a él, pero sentía los vellos de su cuerpo erizarse y en su garganta empezaba a formarse un nudo. La criatura no se movía, simplemente estaba mirando un punto fijo en la nada. Luego sin previo aviso la criatura desapareció por completo. Después lo hizo su acompañante.


Ambos aparecieron en un lugar enorme. Gruesos pilares de color turquesa se levantaban, piedras enormes y de diversos colores adornaban las paredes. El material del lugar denotaba antigüedad, pero al mismo tiempo los símbolos grabados daban a entender parte de la profunda historia. Un enorme cubo de color verde se hallaba en el centro, medía unos cinco metros de ancho y cinco de largo, unos extensos y casi invisibles hilos lo enlazaban con varios de los pilares.


La criatura no lucía sorprendida por el lugar. Sin embargo, no se podía decir lo mismo de quien tenía al lado. Era difícil de explicar, pero el hombre tenía la sensación de estar en el lugar más mágico existente en el mundo. Miró cada rincón que pudo a detalle, pero su mirada se fijó en el inmenso cubo. Entre más lo observaba sensación de familiaridad incrementaba. Sin darse cuenta, empezó a dar pasos lentos hacía adelante, era como si algo dentro de su alma estuviera siendo atraído.


Antes de percatarse ya había recorrido unos pocos metros, pero una viscosa sensación se posó en su hombro. Al voltear pudo ver mejor a esa criatura que lo había guiado. Jamás visto nada similar, si no fuera por una sensación de seguridad de origen desconocido formada en su interior, habría gritado mientras huía.


«Dejando de lado los dientes, los ojos rojos amenazantes y los fuertes músculos, esos pequeños tentáculos se mueven de forma muy asquerosa», pensó mientras miraba detenidamente. Sabía la criatura utilizaba una especie de patas para caminar, no se sorprendió al verlas. Eran simples, su mente inmediatamente las relacionó con las de un avestruz, pero mucho más deformes.


La criatura lo miraba de forma indiferente, apartó sus tentáculos del hombro y miró en dirección al cubo.


¡KHHHSHH! ¡KSHSHHGGG!


Volvió a intentar comunicarse mientras usaba una de sus extremidades para señalar el cubo. El hombre no pudo evitar fruncir el ceño.

«Si me acerco demasiado al cubo, moriré».


La criatura movió uno de sus diminutos tentáculos y tocó el pecho del hombre. El mensaje era ambiguo, pero pudo ser entendido. En ese momento aquel hombre lo notó; el color de su piel era diferente. Si antes tenía una tez pálida ahora la tenía más oscura y azulada. Era leve, pero se extendía desde sus pies hasta sus hombros. Sintió escalofríos de imaginar que se convertiría en algo extraño y deforme, pero pensándolo con calma, es mucho mejor que estar muerto.


No todos los pensamientos y recuerdos estaban aún en orden, de hecho, había cosas en su mente que no deberían estar ahí. El ser capaz de «entender» los sonidos tan espantosos del pez ancestral era una de esas cosas. Pero tenía claro que había sido salvado por algo en ese lugar, tenía una misión y debía cumplirla. Que lo hiciera luciendo como un humano o la más espantosa de las bestias era lo de menos.


Mientras el hombre indagaba en sus pensamientos, sintió una fuerte presión en el pecho, sus piernas empezaron a temblar y su respiración se aceleró. Se sentía aterrado desde lo más profundo de su alma. Al alzar la mirada pudo verlos; un par de gigantescos ojos púrpura que parecían haberse materializado en el aire. El verlos fue peor, nauseas aparecieron y todo tipo de deseos oscuros inundaban su mente. Deseaba destruirlo todo con sus propias manos y ocasionar terror mediante la brutalidad.


¡PLOF!


El sonido seco de algo golpear la dura piedra se escuchó. La deforme criatura se había arrodillado y ahora golpeaba el suelo con su cabeza repetidamente. Sangre de color púrpura empezaba a manchar el suelo gris.


Gotas de sangre empezaban a caer de las pupilas del hombre, su rostro que hasta hace un momento lucía brillante y energético se volvió similar al de un anciano de 100 años. Su iris anteriormente marrón se transformaba en uno gris claro, brillante, pero al mismo tiempo sin emoción alguna. El cuerpo se tensaba mientras sonoros gritos escapaban de su garganta.


¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHH! ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!


Hubo una explosión, tanto el cuerpo de la criatura como el del hombre estallaron. Se transformaron en leves nubes de polvo morado.


El silencio absoluto reinó en el amplio lugar. Solamente las manchas de color brillante quedaban de forma residual en la piedra.


Los ojos púrpuras se mantenían flotando, gradualmente se volvían menos visibles, como si se mezclaran con el color del ambiente.


Una voz profunda y angustiosa se escuchó provenir del enorme cubo.


—Kshgt Cl'eh et mnei kgh.

...

...

...

«Cl'eh, espera por mi regreso».

CL'EHWhere stories live. Discover now