Capítulo 24

537 55 6
                                    

-Dígame, quién es usted, y qué sabe de mí?

Los dos hombres estaban impacientes por escuchar lo que la dama tenía que decir, Nero estaba visiblemente confuso, mientras Vergil mantenía una expresión neutra.

Ella abrió la boca para responder... pero no hubo respuesta. Se llevó la mano derecha a la boca con sorpresa.

Había perdido la voz.

Lo intentó de nuevo, sin éxito. Vieron cómo movía los labios, pero ningún sonido salía, Nero se le acercó preocupado.

-Lady Dahlia, se encuentra bien? Hace mucho que no le pasaba esto... Necesita descansar, o prefiere que llame a su esposo?

Ella negó con la cabeza, y se dedicó a buscar algo en los bolsillos de su vestido.

Ese nombre... Vergil pensó que no podía ser coincidencia, pero decidió dejar ese tema a un lado, observando a la dama con atención, notó algo raro. También vio que se relacionaban con cierta familiaridad.

-Nero, le ocurre esto a menudo?

-Sí, sobre todo cuando yo era niño... Nadie sabe qué clase de enfermedad es...

-Ella no está enferma. Creo que está bajo la influencia de un hechizo.

-Qué?

La mujer finalmente encontró lo que buscaba, una pequeña libreta y un lápiz, y de inmediato y comenzó a escribir. Al terminar, le entregó el escrito a Nero, y con señas indicó que ambos leyeran.

"Descuida, estoy bien. Tal como este señor dijo, no es una enfermedad lo que me impide hablar. Pero antes, necesito saber algo."

Dahlia dio vuelta la página, e hizo que Vergil leyera la siguiente página.

"Talvez no sepa quién soy, pero yo sí sé quién es usted. Estuve esperando mucho tiempo su llegada. Tengo un mensaje que entregarle, pero sólo si sus intenciones son sinceras, así que, por favor, dígame la verdad.

Por qué está aquí?

Qué es lo que busca de Nero?"

Al ver a la mujer, notó que se había quitado la capucha, revelando su rostro.

-Ya veo... Ahora sé quién eres...

Dahlia.

Casi había olvidado que Trish le había hablado de ella tan sólo unos días antes de que llegara a Fortuna, y que él mismo le había comentado ligeramente a Nero acerca de la mejor amiga de su madre. No había cambiado en lo absoluto, sólo unas leves arrugas revelaban su edad.

"-Vergil, la busqué como te prometí, pero no tuve mucha suerte, los demonios son algo tan común en esa isla que no tienen la costumbre de recordar a sus difuntos, más aún luego de tanto tiempo... Excepto una mujer, ella reaccionó a su foto y descripción, pero no pudo decirme nada, porque sufrió un ataque de tos tan fuerte que tuve que llevarla con un médico, parecía a punto de ahogarse. No sé qué pasó, pero me pareció sentir un poder extraño a su alrededor, pero estoy segura que es humana y sabe algo... Quizás tú puedas conseguir esa información..."

Nero se acercó a leer, y también esperó la respuesta. Luego de un largo rato, finalmente habló en voz baja.

-Lo que busco aquí es... Una segunda oportunidad. Para enmendar los errores del pasado... Si me la merezco o no, es algo que Nero debe decidir.

Esa respuesta le caló hondo a Nero. Tuvo que mirar a otro lado, y Dahlia, quien lo conocía de niño, supo que estaba feliz.

Dahlia finalmente escribió una última vez, e hizo que los dos leyeran de nuevo, con una sonrisa.

"Gracias por su honestidad. Ahora sé que puedo confiar en usted. Tengo muchas, muchas cosas que decirles, a ambos. Sería posible que vaya a casa de Nero mañana en la tarde?"

Los dos hombres se miraron por un momento, y supieron que ambos pensaban lo mismo.

Qué fue de Minerva cuando Vergil se fue de Fortuna?

Ambos querían saber la verdad, y desvelar el misterio que llevó a la situación en que se encontraban ahora. Nero aún no sabía las circunstancias de esa despedida, pero intuía que saber toda la historia después de eso podría afectarles a ambos, pero más aún a Vergil. Aún tenía en el bolsillo de su chaqueta esa carta que lo lastimó tanto como para hacerlo huir apenas la leyó.

Considerando todo eso, Nero fue el primero en hablar.

-Lady Dahlia, lo siento, pero podría esperar un par de días más?

Vergil y Dahlia lo miraron extrañados.

-Estás seguro, Nero?

-Puedo saber por qué?- escribió Dahlia.

-Es obvio no? Fue muy difícil hacerte hablar y que me contaras lo que sabes, y aún no has terminado- le dijo Nero a Vergil con un leve enfado-. Quiero saberlo todo, pero quiero que sea en orden. Apenas termines tu lado de la historia, le pediré a lady Dahlia que nos cuente el suyo. Está bien?

Vergil notó que Nero había elegido dejar lo más difícil para el final, y que ambos estuvieran en igualdad de condiciones para cuando ese momento llegara. Dante le había dicho que el chico era impulsivo, pero esto no cuadraba del todo con el joven considerado que tenía en frente.

Pero Dante también le había dicho que la actitud de Nero había cambiado en los últimos años, y era especialmente suave y calmado con Kyrie y los niños, algo que Vergil ya había visto.

Tal vez... Nero ya lo estaba considerando a él como parte de la familia?

Esa idea aparecida de pronto le dio una punzada en el pecho, pero logró disimularla.

-Como quieras. Pero aun así, creo que debemos hacer algo respecto a ese hechizo. Ya no hay motivo para que Dahlia no pueda usar su voz libremente. Yo diría que mientras antes mejor.

-Entonces estás seguro de eso, eh? Sí, estoy de acuerdo. Preferiría no verla en ese estado de nuevo.

Finalmente acordaron que ella iría a verlos al día siguiente, cuando los dos volvieran de su charla privada, y se despidieron.

Dahlia los observó alejarse con una sonrisa. Estaba segura de que todo saldría bien.

DMC - Family BusinessWhere stories live. Discover now