Capítulo 2

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YoonGi (Genio)

✨YoonGi (Genio)

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Grita.

Claro, las mortales suelen hacer eso.

Tenía que ser de nuevo un adolescente. En éste no hay nada especial que le haga invocar a un genio, pero pocas veces lo hay. Mis amos suelen ser aleatorios. Van desde adolescentes que dicen ser paganos, hasta madres jóvenes, pasando por ancianos con manchas en la piel.

Todos tienen deseos. Éste en particular tiene el pelo en corte de hongo y liso. No está gordo, pero ya he concedido deseos del tipo «quiero tener musculaturas» a chicos de su talla, al igual que las chicas.

No puedo hacer nada hasta que se calme y pare de temblar, así que me apoyo en su escritorio lleno de cosas y tiro unas cuantas figuras de plastilina hecho a mano.

Pasan los segundos. Los minutos. Me da un escalofrío, noto cómo yo mismo estoy envejeciendo. Las células de mi piel se desprenden de mi cuerpo despacio, milímetro a milímetro. Mi cuerpo se descompone ante mis ojos y no puedo hacer nada para remediarlo. Pasa otro minuto.

Suspiro, impaciente. No puedo evitarlo.

Al menos con el suspiro logro que él reaccione.

-¡No te acerques más! -Grita mi amo con voz temblorosa-. ¡O gritaré y vendrán mis padres!

¿Así que vas a ir por ahí?

-Ya has gritado -digo- y puede que vengan, pero como nadie me ve excepto tú, quedarás como un loco. Te pasará lo mismo que cuando intentaste que tu amigo me viera en el instituto.

Aprieta los dientes. Sabe que soy invisible desde mediodía, sé cuándo se dio cuenta, pero confirmo que al oírme está aún más asustado. Está deseando que sea un acosador, porque es más creíble para él que no la criatura invisible que soy en realidad. Sé lo que quiere, lo que siente, lo que desea, sólo con observar el movimiento de sus ojos, la manera de mover las manos o los movimientos de su mandíbula. Los mortales se delatan con mucha facilidad. Se leen como las palabras de una página, sin dificultad, si se conoce el idioma.

-¿Quién eres? -susurra con una voz débil y crispada.

-No tengo nombre -contesto-. Llámame como quieras. ¿Podemos ahorrarnos las formalidades y darnos prisa? Ya llevo aquí más de siete horas.

Siete horas que no podré recuperar nunca. Cruza los brazos sobre su cintura y se apoya en la pared.

-¿Darnos prisa en qué?

Me paso una mano por el pelo. Si lo agarro, creo que me crecerá entre los dedos como si fuera hiedra.

-En pedir deseos. ¿Cuál es el primero? Quiero volver a Caliban, así que si acabamos antes de...

Tres Deseos: Una Novela Mágica || YoonMinWhere stories live. Discover now