Capítulo Quince.

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Gianna bostezó, se estiró y se frotó los ojos con fuerza en un intento de despertarse y sentirse un poco más humana.

En vano.

No se sentía despierta en absoluto.

Llevaba cinco noches seguidas sin dormir bien.

Cinco noches dando vueltas, sin poder dormir.

Cinco noches mirando al techo, intentando pensar en cómo salir de aquello.

Tratando de no pensar en Zayn.

Pensar en él era más que suficiente para no conciliar el sueño, aunque su cuerpo estuviera exhausto.

Y había intentado no pensar en él.

Oh, sí, claro que lo había intentado.

Desde el mismo momento en el que, durante la boda de Ronan, había tenido que volver al salón del baile con él, había estado intentando, de una manera u otra, apartar a Zayn de su mente, pero no lo había conseguido.

Aquella noche, Zayn había insistido en que tenían que jugar a la parejita enamorada, así que no había tenido más remedio que estar muy cerca de él, algo que detestaba.

Había tenido que pasar toda la noche a su lado, no había podido evitarlo, había tenido que bailar con él, hablar con él, sonreírle y pretender que le interesaba.

Aquel esfuerzo había sido sobrehumano.

Menos mal que le había dado por beber champán para soportar aquellos momentos porque lo peor todavía estaba por llegar.

Y sucedió cuando a su padre se le ocurrió hacer un anuncio en público.

-Obviamente, saben que hoy nos hemos reunido para celebrar el matrimonio de uno de mis hijos -dijo cuándo la orquesta hubo terminado de tocar-. Lo que, a lo mejor, no saben es que hoy me he enterado de que otro miembro de mi familia se va a casar...

-Oh, no -había murmuradoGianna-. Por favor, no, papá, no.

Por supuesto, su padre no la había oído y, aunque así hubiera sido, Jean Rossetti habría seguido adelante porque estaba decidido a hacer aquel anuncio y nada ni nadie se lo iba a impedir.

-Les anuncio, con inmensa alegría, que mi querida hija Gianna se va a casar con Zayn Malik, dueño de Malik’s Telecommunications.

-Sonríe -le dijo Zayn.

-No me apetece sonreír -murmuró Gianna mientras los invitados aplaudían encantados.

-A mí, tampoco -dijo Zayn-, pero tenemos que sonreír porque es lo que se espera de nosotros.

Y, dicho aquello, la había tomado de la cintura y había levantado su copa de champán hacia los presentes.

Gianna intentó hacer lo mismo, forzándose a sonreír.

Por supuesto, su padre había tenido que mencionar que Zayn era dueño de un imperio de medios de comunicación.

Como empresario, debía de estar frotándose las manos ante la perspectiva de negocio. No era suficiente con que Diana aportara a la familia el negocio de su padre, también dedicado a los medios de comunicación.

Ahora, además también iba a tener intereses en Inglaterra.

Maravilloso.

Gianna no, quería ni pensar en cómo se iba a poner cuando se enterara de la verdad.

Tampoco podría haber pensado mucho porque Zayn eligió aquel momento para apartarle el pelo del cuello y besarla.

Al instante, Gianna sintió que las piernas le temblaban y que el deseo se apoderaba de ella.

HUMILLACIÓN.Where stories live. Discover now