Capítulo I "Cuando el amor nos llega"

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Como en un cuento de hadas, el amor es el principio de todo, la razón de todo y el fin de todo. La ciudad de Troya fue incendiada por el impulsivo amor de Paris y Helena, la fortaleza de Sansón fue vencida por su ingenuo amor por Dalia, la redención de don Juan fue posible gracias al ferviente amor de doña Inés, la tragedia de romeo y Julieta fue la culminación de un amor imposible y en la locura del Quijote palpitaba  un delirante amor por Dulcinea, solo por citar algunos clásicos literarios que, aunque ficticios, reflejan fielmente las pasiones amorosas de la vida real.

Amor= “a: sin, mor: muerte” = “el sentimiento que nos aleja de la muerte”

El amor hace de todo amante un poeta, creo que eso sucedió conmigo, te amo Paola, era la única frase que pasaba por mi mente, te amo Paola, era lo único que escribía en todas mis libretas, la amaba de verdad, yo si daría mi vida por ella si me la pidieran, le entregaría mi vida sin pensarlo dos veces. Mi nombre es Alejandro, tengo 18 años en unos meses, cumpliría 19, y estaría entrando a la universidad, me gustaría estudiar psicología, aunque en ocasiones preferiría estudiar literatura, bueno será lo que el futuro me diga, vivo en una ciudad rodeada de personas buenas y alguna que otra mala, Veracruz es mi ciudad, he vivido aquí toda mi vida, y pocas veces he salido de viaje, a los 16 años me enamore de Paola, era la primera vez que sentía esto, cuando le conté a mi madre, ella decía que lo tomara con calma que era mi primer amor y que a veces no resulta ser tan bueno como parece, sin embargo yo presentía que sería más bueno de lo que parecía. Pasaron los meses, y yo cada vez sentía que la amaba mas, sentía que la necesitaba para hacer todo, simplemente no podía estar sin ella, pero ella al parecer si podía vivir sin mí, o al menos eso disimulaba.

Mi mama comenzó a pensar que me volvería loco de amor, recuerdo que un día, cuando llovió mucho y las clases se avían cancelado, ella decidió hablar conmigo sobre el amor que sentía, ella dijo que Paola era mi primer amor, y que estaba bien que la amara pero que no exagerara, en el amor no se puede confiar del todo, en ocasiones es “traicionero,” una pequeña parte de mi cerebro aceptaba todo lo que decía, y savia que estaba en lo correcto pero mi corazón simplemente decía que la amara y que diera todo por ella, ella sin duda alguna sería el amor de mi vida. Nunca he experimentado el desamor y espero nunca experimentarlo, dicen que es el veneno más fuerte y mortal que ataca al ser humano, sin avisar y sin síntomas previos, llega inclusive a matar a las personas que lo sufren.

Estaba consciente de que Paola ya avía sufrido el desamor, pero siempre que le preguntaba por sus anteriores parejas, ella solo guardaba silencio, miraba al suelo, me besaba, sonreía, y decía que eso no tenía importancia alguna, siempre evadía ese tema, en partes tenía razón, ahora estaba conmigo y lo pasado, simplemente ya no importaba.

“Soy un guerrero y protejo siempre tu corazón.

Soy un poeta y siempre escribiré a tu corazón.

Soy un amante, el mejor, el más leal y el que siempre te amara.

Soy un simple hombre que te ama como loco y que te necesita como un niño necesita a su madre.

Tu eres todo lo que mi corazón buscaba cuando llegaste me diste vida, me cambiaste y eso siempre lo agradeciere.

Te amo Paola”

Miércoles, 3 de agosto del 2011, día fresco, el sol brillaba, las aves cantaban, los arboles se movían al compas del viento que pasaba tocando sus hojas, yo estaba sentado en la banqueta del zócalo, esperando a esa niña que amo, Paola, para mí, su nombre era un canto mágico. En mi mano tenía una rosa blanca, en la otra un globo en forma de corazón, y en mi bolsillo un chocolatito y una carta de amor, desde hace 3 años comencé a escribirle cartas, la primera carta que le hice era una notita pequeña, que solo decía: te amo Paola.

Así comencé a escribir mas y mas cosas para ella, cada que le daba una carta o una pequeña nota, notaba en sus ojos una inmensa alegría, cosa que para mí era el mejor regalo del mundo, me encantaba verla sonreír, y más cuando sabía que yo era el culpable de esa sonrisa, todos los días tenía una carta lista para ella, en ocasiones, prefería hacer una carta para ella que mi tarea. De lunes a viernes todas las mañanas cuando ella entraba al salón, y se sentaba en su butaca, que siempre era al lado mío, yo tenía preparada una carta de amor para ella, no importaba si no se festejaba algo, yo siempre le expresaba mi amor, por medio de las cartas.

“Cuando te veo, una reacción en mi corazón provoca miles de sentimientos.

Cuando te veo, recorre mi cuerpo tu amor y tu delicioso aroma.

Cuando te veo, es ver al ángel que me cuida y ama.

Cuando te veo, llega mi inspiración y para siempre contigo me quiero quedar.

Te amo Paola”

"Mi última carta a  Paola"Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora