Final

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Actualidad

Estaba despertándome a altas horas de la madrugada, por culpa del mi teléfono, aquel que sonaba insistente con una llamada, completamente adormilado moví la mano por la mesita de noche hasta toparse con el aparato, y lo tomé dispuesto a contestar.

— ¿Hola?— Dije mientras se le escapaba un bostezo.

— ¡Chan, te necesito!— La voz de Sana al otro lado me despertó más.— Han no podrá ir a la exposición en Gimpo, ¿Puedes venir tú? Es el viernes.

— ¡Por dios, Sana, estamos a miércoles!— Me quejé frotándome un ojo con una mano, la libre que tenía.

— Por favor, Channie, eres mi última esperanza, además, ya sabes como están Felix y Changbin con esto de su boda, solo ven, ¿sí?

— Bueno, pero mándame los boletos, me han dejado a cargo de Chae y Jackson, así que tendré que llevarlos conmigo.— Suspiré agotado.

— ¡Claro que sí! Nos vemos, te estaremos esperando.

Colgué la llamada y me recosté dispuesto a dormir, pero la puerta de mi habitación se abrió un poco, entrecerré los ojos intentando observar mejor lo que estaba tras ella, hasta que vi a Chaeyoung dando pasitos de pingüinos para entrar a mi cuarto. No tuve que preguntar porque estaba ahí, sabía que no había podido dormir.

Hice un espacio en mi cama y la dejé dormir junto a mi, mientras ella colocaba una pierna encima mío y me abrazaba como si fuera un osito.

Cuando finalmente tuvimos que despertarnos, encontré varios mensajes de Sana pidiendome que saliera de Australia este mismo día, me quejé en silencio y le comenté a los niños, quienes emocionados empezaron a preparar sus maletas.

Y ahora nos encontrábamos en el avión, como no, yo junto a la pequeña Chae y Jackson al otro lado, tomé los teléfonos de ambos y cambié al "Modo Avión" tal como se había dicho que era necesario. Ellos empezaron a ver películas animadas, y yo me emocioné al ver aquellos brillos en sus ojos.

Nunca desee tener hijos, o sentí la necesidad pues sinceramente me siento totalmente a gusto conmigo mismo solo, y a eso abro otro tema, como el hecho de que sí he tenido parejas luego de Minho.

La primera pareja la tuve a los 21 años, fue un rollo en la universidad, yo estudiaba Artes Visuales y ella Antropología, no nos veíamos casi, ella estuvo muy ocupada luego del segundo semestre, una lastima la verdad, Yoo Jeongyeon fue muy hermosa.

La segunda pareja la tuve a los 24 años, lo conocí en una fiesta, él tenía 19 años, se llamaba Choi Beomgyu, un chico realmente lindo, carismatico, calmado y callado, era todo lo que necesitaba en ese momento, incluso cuando lo conocí estaba un tanto borracho, pero era de ese borracho que se pone a pensar en su vida, una ternura, duramos unos meses, y nunca contamos la relación, puesto que él era menor de edad.

Luego estuve con una chica nuevamente que fue mi segunda novia, y duré años con ella, casi tres años en total, puesto que me sentía cómodo, empezamos a salir luego de Beomgyu, Jang Gyuri, la chica que me hizo sentir vivo de nuevo, y terminamos por su trabajo, ella era cantante y logró su sueño, actualmente seguimos manteniendo la comunicación.

Pero seguía sin poder mentir, porque en cada una de las relaciones recordé a Minho, algo extraño para mi. Y si me pongo a mentalizarlo, era muy chico en ese entonces, no sabía de la vida, simplemente me dejé manejar por mi corazón y caí.

Los demás estuvieron un tiempo contándome de Minho, oh, entre menos supiera mejor. Porque luego de mi ida, él fue feliz, según ellos me contaban.

Entre menos supiera de él mejor.

Porque me alegró, que me gradué, y dejé de pensar en esas cosas, las relaciones de mis amigos se mantuvieron, incluso la de Felix y Changbin, que ahora están planeando su boda.

Esos dos chicos pequeños, que cuando salieron se enamoraron como locos, e incluso se mudaron juntos, fueron a la universidad juntos y fundaron una pequeña empresa, pero todo juntos, ellos eran uno.

O Sana, que siguió con Tzuyu y luego de terminar se mudó Busan junto a su novia, viviendo la vida loca, era divertido puesto que empezaron a viajar por todo el mundo gracias a que Sana empezó a trabajar y ambas ahorraban, iban a todo lado juntas.

O Bambam, que al final logró enamorar a ese chico, el tal Yugyeom, terminaron en su último año, pero la vida les dio un a sorpresa y se encontraron en una fiesta de universidad, volviendo a ser los locos enamorados.

Ellos sí tenían historias para contar.

Luego estaba yo, aquel joven de 18 años dejó de existir, con el tiempo me volví un poco más cerrado, pero con mis amigos siempre fui el mismo. Y por eso mis sobrinos pensaban que no tenía corazón. Siempre puse una excusa para que no supieran de mis parejas, decidí no presentar a ninguna para que nadie se encariñara. No les negaré que Gyuri me lo pidió varias veces, peleamos por ello, porque ella quería que la presentara, sentía la necesidad, pero yo nunca lo estuve, otra razón por la que terminamos.

Y es que eso también me recordaba a Minho.

Por eso decidí recordar a Minho aquella noche que los niños me lo pidieron, pero lo recordé con los lindos momentos, no podía mentir, el último mes fue un desastre, pero nada se puede cambiar actualmente.

Entre tantos pensamientos había caído dormido en el asiento, hasta que sentí un peso en mis piernas, que se hacía repetitivo, como en saltos, abrí los ojos y encontré a Chae sentada en mis piernas intentando despertarme, mientras Jackson intentaba bajar las maletas. Me estiré un poco y me levanté, ayudando a Jackson y bajando del avión con los pequeños, salimos del aeropuerto tiempo después y ahí estaba con un cartel mi preciosa mejor amiga.

Dejé que los pequeños se fueran con ella, que les daría algo de comer, mientras yo iba a buscar las maletas. Un poco el trayecto hasta que lo encontré, las maletas giraban ahí, saliendo una a una, seguí el camino y ahí estaban las maletas de los pequeños. Jalé de ellas un poco y las saqué. Pero entonces escuché unos quejidos de un chico, que no lograba sacar sus maletas.

Me fui acercando lentamente.— ¿Oye, quieres que te ayude con eso?— Cuestioné lentamente. Él volteó y asintió rápidamente, así que las saqué y se las entregué, volviendo a tomar las maletas de los pequeños y la mía.— De nada, chico.

— ¡Gracias, gracias!— Me observó por un momento y luego bajó su mirada.— Perdón por hacerlo tardar, puede volver a donde iba, seguro sus hijos lo esperan.

Lo miré un poco confundido pero reí y asentí. — Sí, seguro que sí, ¡Adiós, chico!

The Evolution of Our Love. [BangInho]Where stories live. Discover now