La última bala

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Esa noche me acariciaste el pelo, sentí como tus dedos escondían lentamente mi pelo tras la oreja. Después me abrazaste por la espalda como si quisieses unir cada pieza de mi.

Al día siguiente se lo conté a todos. Nadie me creyó.

Y no me extraña.

Todos vimos la dirección de la bala aquel día.

Aunque caigamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora