Capitulo I

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Hacia un frio espantoso, afuera la tormenta de nieve era muy fuerte, dentro de la habitación del hospital una joven rubia sentada en una silla de ruedas a un lado de la cama, observaba al joven de cabellos castaños, quien estaba de pie junto a la ventana, levantando con una mano la cortina, mientras lanzaba su mirada a la calle; hacía un calor muy acogedor ahí dentro, pero él sentía que su alma estaba fría, muy fría.

Ella, la mujer que amaba, estaba allá afuera, en el frio inmenso y sola, él la había dejado ir para decirle después a Susana que la había elegido a ella, lo había hecho debido a su sentimiento de culpa y su sentido del deber, mientras su mirada se perdía por la ventana del cuarto del hospital hacia la calle por donde la había visto irse sin volver ni una sola vez la vista atrás, sin regalarle ni siquiera el consuelo de verse nuevamente en sus hermosos ojos verdes, mientras que Susana lo observaba desde su silla de ruedas, ya que había perdido la pierna en el accidente..., pero en realidad ¿para qué vivir con el peso de verse en esos ojos y ver en ellos la desolación y el dolor causados por su absurda decisión?

Recordó – estaban ensayando la escena, de pronto se oyó un ruido espantoso y todo el juego de iluminación se había desprendido, cayendo irremediablemente hacia donde él se encontraba, la muerte era inminente y no le dio tiempo ni de reaccionar, ni de pensar, sin embargo de pronto había sentido un golpe y algo pesado le empujó quitándolo del camino de la trayectoria del impacto, milagrosamente estaba salvado, pensó en un principio que había sido su propio cuerpo que se había aventado hacia un lado, pero luego cuando alguien se acercó para ayudarle a levantarse, miró con terror que era su compañera de ensayo quien por apartarlo a él, había recibido el impacto y con esto le había salvado la vida, perdiendo ella su pierna.

Movido por el miedo y toda la adrenalina del momento, se había hecho responsable de movilizarse con ella al hospital. No le había avisado a nadie ni a su madre y luego cuando los médicos le contaron acerca del delicado estado de salud de la joven, lo único que había recordado era que Candy llegaría en dos días invitada por él. Se preguntaba qué haría, él la había invitado para quedarse, pero ahora ¿cómo le diría que tenía un deber que cumplir con otra persona?

Él, que nunca había respetado las reglas, que nunca había obedecido a nadie, ni siquiera a su padre. Que siempre había hecho lo que quiso, ahora se doblegaba ante el deber de cuidar y atender a alguien que él veía enferma e inválida, que le había manipulado magistralmente, haciéndole sentir verdaderamente culpable del accidente y le había hecho sentirse atado a cumplirle, una persona que para él no significaba nada, ni siquiera la consideraba amiga, pero ahora pensaba ¿Qué debía hacer para cumplir?

La madre de la joven le había dicho que él tenía que casarse con su hija, ya que ella lo amaba y por eso lo había salvado. Sin embargo, la chica no le había pedido nada a cambio, sino todo lo contrario, le pedía disculpas por todo y él pensaba que al contrario era él quien tenía que agradecer y pedir disculpas y esto solo aumentaba su sentimiento de culpa.

En los días siguiente Candy llegó para ver el estreno, aun no se enteraba de nada, sin embargo había visto algo extraño a Terry, aun así pensó que era por el nerviosismo de la obra, pero el día en que se presentaba la premier escuchó a algunas personas hablar sobre el accidente de la protagonista y del porqué había sido otra la que actuó, se dirigió al hospital donde había escuchado que estaba la chica y llegando se encontró con que ella no estaba en su cuarto, todo el hospital procedió a buscarla y al final fue la misma Candy quien la encontró a punto de suicidarse, salvándola justo en el mismo momento que llegaba Terry.

Al final de todo la muchacha que era experta en fingir, convenció a Candy de dejar a Terry libre para ella... ahí había empezado todo, ahora mientras él veía por la ventana, Susana le había dicho "vete con ella" "yo estaré bien, me las arreglare" y él por toda respuesta y adivinando el reproche y hasta el sarcasmo en esa frase, sin verla había contestado "Te he elegido a ti" sin verle a los ojos, sino mirando a la calle mientras su corazón gritaba de dolor por haberla perdido, porque sabía que Candy no volvería.

EL PERFECTO PLAN DE TERRY Por Loren CornwellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora