22. Hombres de Letras.

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Los hermanos despertaron tarde y al igual que el Sheriff se sorprendieron de no encontrar a Stiles, en ninguna parte de la casa y ningún rastro de él, salvo por una nota pegada al refrigerador.

-Vuelvo después.- Citaba la nota con letra apresurada.

El Sheriff sospechando que algo sobrenatural ocurría, llamó a Scott, quien recién despertado informó que no había visto a Stiles esa mañana y que tampoco tenía idea de donde pudiera estar. Así pasó con los demás amigos del castaño.

Dean, temiendo lo peor, se preparó para salir directo a donde Derek Hale hasta que la voz de su hermano lo tranquilizó.

-Debe estar en el Búnker.- Resolvió lógicamente el mas alto.

Dean suspiró, tomó dinero, sus llaves y provisiones, alías cómoda chatarra para su... ¿Novio? Ufff, estaba tan preocupado por todo y por nada que ni siquiera le había pedido ser pareja a Stiles... Ni una segunda cita... Pero al menos si que le había pedido permiso a su padre. Mal mal no iba.

Unos buenos cuarenta minutos después llegó al búnker, golpeo la puerta y al poco rato Stiles salió con su bate de aluminio.

-¿Planeabas golpear a un intruso con eso?- Preguntó Dean con una sonrisa, Stiles ocultó su arma a su espalada con las mejillas rojas, seguramente Dean se burlaría.- Ese es mi chico.- Dijo el rubio resplandeciente de orgullo.

Un beso corto y ambos entraron al antiguo edificio.

-Gracias, por no reírte.

-¿Por qué iba a hacerlo?- Preguntó acercándose al chico, después de dejar su bolso en la mesa.- Me gusta que te defiendas.

-Bueno, todos mis amigos son seres sobrenaturales y creen que es muy tonto que yo lleve un bate para defenderme...

-Ellos son los tontos.- Resolvió Dean abrazando a Stiles.- Apuesto lo que quieras a que les has salvado el culo mas veces con ese bate que ellos a ti con sus garras.

Stiles rió, por un momento ambos se sintieron tan felices como no lo habían sido en su vida. Dean se dio cuenta de lo bien que le hacia estar con ese muchacho así que sin pensar se arrodilló frente a él tomando sus manos.

-Stiles Stilinski, nos conocemos hace poco, y no me interesa, soy mayor que tu y tampoco me interesa. Tengo la bendición de tu padre y aunque debería importarme mucho, lo único que yo deseo saber es si quieres ser oficialmente mi novio.- Recitó el cazador cuál poema.- Me gustas mucho y aunque mi vida es una mierda y todas las personas que me importan terminan muy mal...

-No me importa.- Interrumpió el castaño con una sonrisa.- Sé cuidarme solo. Mas que eso... Puedo encargarme de mantener tu trasero a salvo.

-Yo sé que si.- Dijo Dean levantándose, listo para besarlo se alejó con la mirada confundida.- ¿Eso es un sí a ser mi novio?

-Duh.- Stiles giro los ojos antes de atraer al mayor a un beso.

-Veo que haz estado ocupado.- Se rió Dean cuando una vez separados notó que la mesa estaba principalmente ocupada por libros, hojas sueltas y un ordenador.

-Sí, verifiqué en el registro de propiedades del pueblo, no hay nada sobre este lugar. Y después comencé a buscar respuestas aquí...- Tomó un folder cafe.- Este lugar era de una sociedad secreta llamada "Los Hombres de Letras".

-Interesante.- Comentó Dean, prestaba atención a Stiles pero otra parte de su cerebro estaba encontrando muchas similitudes entre su novio y su hermano, recordó una platica muy de listillos donde su hermano le había explicado como las personas terminaban en relaciones con personas que guardaban ciertos rasgos con sus padres o personas cercanas... Bien, Stiles era un listillo igual que Sam, ambos habían perdido a su madre a muy corta edad y aunque ninguno lo dijera se culpaban por ello, otra cosa es que procuraban comer sano, se habían visto envueltos en el mundo sobrenatural por terceras personas, eran medio frikis, poseían un don excepcional para decir palabras que los demás no entendían y lo mas importante... Eran las personas favoritas de Dean. Espeluznante.- Carajo.

TENEBRIS || STEANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora