Capítulo 5: •~Crecerá~•

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Asiel.

__Aun no conoces toda la historia. - sus ojos se clavaban en los movimientos que hacía con mis manos.

__¿Cuál historia? - preguntó en un tono de vos casi inaudible.

__La mía. - Le extendí mí corazón recién sacado de mí cuerpo y mientras aún latía la invité a tomarlo.

Quizás fue demasiado para ella ya que se desmayo. Tuve que tirar lo que alguna vez me mantuvo con vida al suelo para poder evitar que la muchacha ante mí se diera contra el suelo. - Esperó que no se vuelva una costumbre Ría.

La sangre había salido disparada por todos lados mientras me cortaba y ahora toda mí ropa estaba cubierta de ella. Me sentía pegoso... una sensación asquerosa.

Con Ría en brazos y mí sangre empapando su ropa la cargué sobre mis hombros, la lleve a un lugar más seguro, a un lugar donde no la molestarían y de dónde no podría escapar: A la mierda que yo llamaba mí hogar.

__ ¡Asiel! Pero que carajos, ¿Qué pasó?. - una voz femenina y con un toque de molestia hizo que me detuviera.

__ Se escapó y la tuve que traer. - agregué sin importancia.

__ Si, Tair se encargó de decirme pero y ese hueco en el pecho qué.

__ Soy alguien sin corazón. - sonreí al hacer honor al apodo que a veces me daba.

__ ¿Y ella? ¿La golpeaste?.

__ No Meira... aún no. Solo me saqué ese puto órgano delante de ella y colapsó. - dije algo irritado.

__ No le dijiste porque estás aquí y ya la traumaste, - afirmó cruzándose de brazos - existe el hablar Asiel. Lo sabes ¿No?.

__ Lose pero soy más de hechos que de palabras. Lo sabes... - Un breve movimiento de parte de Ría hizo que corte la charla abruptamente. - Meira llama a Netx dile que lo necesito, el ya sabe para que, aparte de el no quiero que nadie nos moleste. ¿Está claro?.

__ Sí, solo no la espantes más de lo que ya lo hiciste, yo se tus razones pero Tair no. Necesitas que te tenga confianza y no miedo.

Siendo sinceros había planeado su llegada desde hacía tiempo, tenía todo lo necesario para mantenerla junto a mí, había hecho la promesa de dejarla ir si ella no aceptaba lo que le estaba por proponer pero no la cumpliría. Sabía que si la dejaba ir Tair iba a aprovechar para vengarse de ella por lo que su papá nos hizo.

Ría.

Un olor a óxido fue lo primero que sentí, luego frío por la ropa ¿Húmeda?. Me rodeé con los brazos para darme calor, me sentía cansada, no quería abrir los ojos, solo quería dormir.

__ Vaya Ría, ya no tienes parálisis del sueño. Es un gran avance. - Esa voz me devolvió a la realidad, un escalofrío recorrió mí espina dorsal.

Guardé silencio intentado creer que era una pesadilla, que pronto despertaría y que todo seguiría igual, que todo sería un muy mal sueño.

__ Ría sé que estás despierta. ¿Vas a ignorarme?. - si lo ignoro no existe, si lo ignoro no existe repetí mentalmente varias veces. - Vaya, ni un gracias por quitarte las parálisis... Que desagradecida.

__ ¿Cómo sabes eso? - giré bruscamente para encararlo, tanto que me dió un tirón en mi cabeza pero disimule el pequeño dolor. - Nunca te voy a agradecer porque tener parálisis es mil veces mejor que estar secuestrada por un loco que mató a la persona que más amabas y te decía que no llores frente a su lápida, tu no tienes corazón, tú... yo... no sé que cosa eres.

ToxicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora