Capítulo 34: Debería conocerte.

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-Ya te he dicho que te mantengas alejado de mi- Dijo Alois quien se hallaba en pijama recargado en la ventana de la sala observando hacia los jardines traseros de una de las cabañas de los Midford.

-Eres horriblemente cruel.
 

     

Así como lo prometió se obligó a mantener el estrecho lazo con Elizabeth Midford por cuestiones de negocios.
Pero claro aquello había traído una sorpresa bastante molesta también.
Pues aquel chico rubio, el vocalista de aquella banda con la que había topado aquella noche. Era el mismo hermano de su prometida.
Se había enredado con un chico cualquiera hacia tanto, y ahora resultaba que sería parte de su familia.

Como bono extra, Edward Midford, no dejaba de seguirlo y pedirle una noche mas cada que tenía oportunidad.
La relación de Alois con dicha familia había subido mas escalones en confianza, constantemente solía pasear con aquella familia y viceversa.
Como aquel día que había sido invitado a las montañas para pasar un fin de semana en una cabaña en la nieve.
   

     

-Por qué simplemente no me dejas en paz, Midford?- Alois seguía dándole la espalda al rubio que caminó hacia él hasta posarse al otro costado de la ventana mirando hacia afuera también.

-Porque no puedo. Desde esa noche no puedo- Alois rodó los ojos soltando un suspiro que causó empañar el cristal de la ventana.
Sus azules ojos se dirigieron a los verdes siempre intensos que vagaban por todo su cuerpo y nunca su rostro.

-Que quieres exactamente?- Alois arqueó una ceja y Edward sonrió ante la evidente guardia baja del menor.

-Te quiero a ti...

-Soy el prometido de tu hermana menor. No te parece indecoroso?- Sus azules ojos no transmitían otra cosa que indiferencia y era aquella misma actitud difícil que tanto encantaba al hijo mayor de los Midford.

-Haré lo que sea a cambio de una noche... o de todas, después de todo nos veremos a diario- Su sonrisa perfecta y deslumbrante se extendió con malicia.
La mirada de Alois viajó desde aquel chico de ojos verdes a los jardines nevados de la cabaña y dejó ver una diminuta sonrisa.

-Bien. Quítate los pantalones y la camiseta y salta a la nieve- Dijo sin titubeos Alois y Edward abrió la boca y la volvió a cerrar. Su mirada lucia incrédula pero el rostro serio de Alois dejaba claro que no estaba bromeando ni por asomo.

Edward tomó los bordes de su camiseta despojandose de ella repitiendo el proceso con sus pantalones y caminó a las grandes ventanas corredizas abriéndolas soltando un jadeo ante el golpe de la brisa fría.
Salió lentamente suspirando, dejando ver su aliento transformarse en vaho desapareciendo entre la brisa helada.

-Sería un gusto verte morir de hipotermia- Comentó Alois que le observaba desde la ventana, y sus ojos se abrieron completamente cuando Edward se lanzó contra la nieve.

-Oh carajo! Esto quema- Se quejó y subió rápidamente al porche pero al intentar abrir la ventana esta estaba cerrada.

-Que crees que haces? Abre- sus dientes castañeaban mientras se abrazaba a si mismo. Alois lucia imperturbable desde el otro lado de la ventana.

-En serio lo has echo...- Se miraron fijamente a través del cristal de la ventana, y pasó lo que hace mucho tiempo no surgía en Alois.

Se echó a reír. Una fuerte risotada que hizo a sus mejillas tornarse coloradas y pequeñas gotas saladas nacer en sus ojos.

-Mierda! Estas loco- Volvió a reír abrazándose el estómago.
Levantó la mirada a Edward quien esperaba al otro lado de la ventana y el ojiverde sonrió.

Fuera De Cámaras<AloisClaude. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora