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Estaba llegando a aquel lugar, aquel lugar que había dejado atrás hace mucho tiempo, por aquella promesa que hice el día en que mi libertad comenzó.

Realmente jamás creí que iba a volver, no solo por la promesa, sino porque no me creía capaz de poder hacerlo, no tenía suficientes agallas para hacerlo.

Volver aquí significaba demasiado, muchos recuerdos que se remueven en mi interior, no iba a ser fácil, pero necesitaba buscar aquello.

Aquello que decía la carta, si era cierto necesitaba tenerlo, si, talvez para abrazarlo toda la noche mientras miraba las estrellas como dijo Changbin, pero debía tenerlo.

Porque desde el momento en que esa mañana leí aquella carta todo cambió, el miedo constante volvió a mi y aquella ansiedad también.

Carta:

Han Jisung:
Por la siguiente carta queremos informarle sobre dicho suceso que a ocurrido.

El Convicto Lee Minho antes de morir dejó dicho que todas sus pertenencias debían ser quemadas.

Pero creemos que ciertas cosas merecen ser guardadas en recuerdo de él.

La razón por la que esta carta lo tiene como receptor a usted es porque las pertenencias fueron encontradas en la celda que ambos compartieron, así que para verificar si hay algo que sea suyo puede pasar por la prision para verlo.

Atentamente, Ian Ghuested.

Fin de la carta.

Sabía que volver a aquella prision sería demasiado para afrontar tan de golpe, pero si era cierto que sus cosas aún estaban ahí debía buscarlas.

Y llegué, allí estaba, estacionado frente a aquel enorme edificio, viejo y putrefacto.

Mi estómago se contrajo al bajar del auto y encaminarme a la entrada, al entrar pequeños flashbacks de la primera vez que pisé este lugar volvieron a mi mente, pero también de la última, cuando me sacaron a la fuerza, aseguro poder escuchar el sonido de mis pies contra el piso intentando huir de las manos de los guardias y correr hasta él para asegurarme de que esté bien.

En una improvisada secretaría me tomaron mis datos y me hicieron esperar, luego de casi media hora, unos guardias aparecieron en mi campo de vista y me revisaron para luego hacerme entrar a la oficina del jefe de policías, años atrás había oído a él pelinegro hablar de lo imbecil que era este señor, de lo basura y poco hombre, pero si me daba lo que venía a buscar no me quejaría.

- Jisung! Tanto tiempo!- Dijo sonriente, falsa sonrisa claramente.

-Hola, Ian.- Dije tratando de no sonar tan seco.

- ¿Vienes por las pertenencias de Minho, eh?- Pregunto a lo que yo asentí.- Mmm, Minho, jamás creí que ese chico iba a morir, menos asesinado por su mejor amigo. Supe la primera vez que lo vi entrar aquí que sería el próximo rey de esta prision, pero por suerte solo duró unos años.

La forma en que hablaba de él, como si solo fuera uno más de millones me hacía querer tomarlo del cuello y golpearlo fuertemente, bien tenía entendido el miedo constante que tenía este tipo a Minho.

-¿Me darás las cosas o no, Ian?- Pregunte ya cansado de si arrogante actitud.

- Te pareces a él ¿Sabes? Claro, sin su antigua aura de matón y eso.- Dijo riendo.- No logro entender aún como murió, es que vamos, el enano de Changbin no era un gran oponente para él, todo el mundo lo sabía, sin embargo terminó siendo débil el idiota.

-Ian...dame las cosas.- Dije enfadado ya.

- ¿Te enoja que hable así de él? Yo creí que tu eras su puta, que mientras estaba contigo estaba con toda la prision, oh espera, ¿Acaso no lo sabías? Lo siento...- Sabía que era falso todo lo que me decía, pero no podía evitar enojarme.

Prófugos -Minsung-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora