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Carta:

Niño, si estás leyendo esto es porque cumpliste con tu promesa y estás fuera de esta horrible prision, se que todo es confuso para ti, así que te explicaré algunas cosas.

Changbin no es el malo de la hiostria, yo le pedí que lo hiciera, y créeme que para él no debió de ser fácil clavar aquella navaja escuchando como cada parte de mi cuerpo se apagaba ante su acción. Así que, niño, porfavor asegúrate de que esté bien, él es uno de los que más va a sufrir.

Hay tantas cosas que te quiero decir, pero ni siquiera se por donde empezar, por el principio estarás pensado, es solo que mi hiostria no tiene ni un principio ni un final, porque yo nunca comencé de cero, todo en mi vida estuvo planeado, y yo nunca terminaré, porque dejé muchas cosas pendientes en este mundo.

Solo quiero pedirte que seas feliz, que hagas lo que más quieras siempre y cumplas tus sueños, niño. Se que sonaran algo tontas todas mis palabras, pero cúmplelas al pie de la letra, por favor.

Intenté escribir esta carta una y otra vez, pero no es como si no hubiera forma de despedirme de ti, porque simplemente no quiero hacerlo, niño, quisiera que todo fuera diferente y que ambos podamos estar una última vez acostados en el tu litera mientras yo te rodeo tu perfecta cintura con mis brazos y tú tomas mi mano acariciandola como si de verdad fuera perfecta y no hubiera echo todo lo que hizo.

Se fuerte, niño, el mundo de afuera no es bueno para nadie, si la prision era una mierda, el mundo real es el triple de mierda, aunque todo es una mierda comparado contigo.

No se como decirlo, y tampoco se si me animare a decirlo, pero te lo diré al menos por aquí, niño, mi niño.

Te amo, y jamás dejare de hacerlo, te amo tan alto como hasta las putas estrellas, te amo, niño.

Fin de la carta.

Las lágrimas caían por mis mejillas como si fueran a llenar mares, desde aquella noche en que me fui de la prision y leí su carta, jamás volví a releerla, aunque tampoco jamás la tiré. Simplemente era una impotencia enorme el tomar aquel papel entre mis manos y leerlo.

Pero aquí estaba, repitiendo aquella noche, acababa de salir de la prision y estaba leyendo una carta que me escribió, Minho.

Esta era diferente a la primera, en esta el quería al parecer explicarme porque lo había echo, o simplemente a quien no culpar por lo que había echo.

Tomé aire dejando la carta a un lado y seguí buscando dentro de la caja, había muchos papeles, pero la mayoría eran cartas para mi. Al parecer realmente no encontraba las palabras. Porque todas decían lo mismo o estaban tachonadas o con dibujos a los costados.

Pero luego de todas las cartas, quedaban solo tres papeles, fruncí mi ceño y tomé el primero, mi corazón comenzó a latir rápidamente al notar que era una carta para Changbin, al parecer iba a dársela cuando se abrazaron, pero Justo entré yo arruinando el momento y Minho ya no se atrevió.

Comencé a leerla, la forma en que escribía para él era completamente diferente a la que escribía para mi, por lo que me puse a pensar que tal vez la primera que escribió era la de Changbin y luego todas las mías.

Carta:

Enano:

Mira, se que lo que te voy a pedir es mucho, y espero que tu pequeño cerebro logre analizarlo. También se que esto de estar escribiéndote una carta es lo más estupido que jamás hayas visto hacer, pero es necesario decir esto antes de irme.

Tu no tienes la culpa de nada, te lo grabas o tatúas en la frente. Solo cumpliste con mis órdenes e hiciste lo mejor que un amigo puede hacer por el otro. Si logras hacerlo, te convertirás en el hombre más valiente y malditamente poderoso que jamás conoceré. Y te prometo que mi ultima sonrisa te la regalaré a ti, mientras caiga al puto suelo a punto de quedar inconsciente, buscaré tus ojos y te sonreiré como nunca lo e echo.

Hemos pasado por mucho, enano, demasiado, pero siempre estuvimos juntos, y aunque no lo creas siempre lo estaremos. Porque yo nunca me iré, te atormentaré en tus sueños desde donde sea que esté, y si tengo poderes mágicos te haré crecer, lo prometo.

Pero tú debes prometerme algo, Changbin.

Debes prometer que cuidarás a mi niño, pase lo que pase lo cuidaras con tu vida, hay muchos peligros fuera y más sabiendo quien sabe de su existencia. Así que cuídalo y protégelo, ve en él lo que ves en mi, porque mi puta alma se queda con el, y así siempre será.

También prometeme que serás bien feliz, que con tu zanahoria, tendrán pequeñas zanahorias diminutas y que vivirán como en un maldito cuento de esos que siempre habla el niño. Porque se que lo amas más que a nadie en este mundo, y lo noté cuando yo comencé a amar a mi niño, porque vi en tus ojos, en tus acciones, en tus palabras, lo mismo que yo hacía con él, la forma en que lo proteges y cuidas es la misma en la que yo protegí y cuidó a él. Así que se feliz junto a él, como yo lo fui junto al niño.

Bueno, este es el momento en que me despido, en otras épocas simplemente hubiera puesto adiós y listo, terminada la carta. Pero las épocas cambian y tú y yo también lo hicimos.

Esos dos mamones nos volvieron bien sentimentales y tontos, pero lo valen y tú más que nadie lo sabe.

Así que no me despediré, porque yo jamás me iré, nunca, siempre estaré aquí para lo que necesites, simplemente no dudes en buscarme, tú sabes bien donde.

Se feliz y nunca olvides que tan solo no eres mi amigo, sino mi hermano, y que cada vez que caigas, donde sea que estes, yo siempre estaré ahí para levantarte, después de todo te lo debo.

Y te prometo que te abrazaré fuerte la última vez que te vea,  y ambos sonreiremos como en los viejos tiempos, solo tú y yo y el maldito mundo en nuestra contra.

Se feliz, Changbin.  -Minho

Fin de la carta:

Una opresión en mi pecho comenzó a crecer, si no fuera por mi culpa Minho podría haberle dado esta carta a Changbin y él no se sentiría tan culpable por su muerte.

Sentía la necesidad de hacer algo, pero ya era muy tarde. Pero en cuanto pudiera hablar con Changbin, le daría la carta, de eso estaba seguro.

Aunque ciertas cosas no terminaban de cerrar en mi mente, como ¿Quien sabe de mi existencia? Y ¿Porque es peligroso? Muchas cosas sin terminar estaban aquí, justo como Minho decía en mi carta, él había dejado muchas cosas pendientes en este mundo. Pero yo las averiguaría.

Con el ceño fruncido dejé la carta de Changbin sobre las demás, y volví a centrar mi vista en aquellos dos papeles que yacían en la caja.

Tomé uno y era también una carta, pero no escrita por Minho, sino para Minho. La abrí y comencé a leerla.

Carta:

Lee Minho:

Sabes quien soy, así que no lo aclararé. También sabes de lo que te enteraste así que por consiguiente sabes que no podías saberlo.

Es muy simple y corto lo que te pediré en esta carta. Si me llego a enterar que alguien más sabe de lo que te enteraste, te prometo que tu dulce niño, aparecerá muerto.

El incidente con el guardia en aquel gimnasio luego de que tú lo echaras de la celda, fue solo un aviso, Minho. Así que mide bien tus palabras, porque pueden hacer que pierdas a mucha gente.

Supongo que ya sabrás lo que debes hacer, si solo una persona sabe ese secreto, da a tu noviecito por muerto.

Hasta que nos crucemos, Minho.

Fin de la carta.

No entendía absolutamente nada, ¿Quien era esa persona? ¿Que sabía Minho? ¿Porque nadie más podía saberlo? Y ¿Esa persona había sido la culpable de lo que me ocurrió? Mi mente daba vueltas y vueltas.

Tan solo esperaba que ese último papel que quedaba en el fondo de la caja como escondido, me diera una respuesta.

Pero lo único que hizo fue que mi ceño se frunciera aún más y todo se volviera más confuso.

Porque lo que aquel papel decía era: Datos de Lee Felix.

Prófugos -Minsung-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora