DÍA NUEVE.

815 77 15
                                    

                                                        ABBY.

Un quejido me hizo abrir los ojos, frunzo mi ceño, mi mirada se dirige al lugar donde estaba Celia, ahora no se encuentra, probablemente volvió a la habitación de la cabaña, otra vez el mismo sonido, esta vez me despierte totalmente. Por un momento pensé que uno de los muertos rondaba la cabaña, pero luego note que el sonido no era de afuera, era Allan quien emitía un suave quejido desde el sofá donde estaba acostado.

Me levanto de inmediato, ignorando el dolor en mi espalda baja, me acerco al sofá y con algo de temor lo miro, un suspiro bajo de alivio abandona mis labios, el se encontraba bien, o al menos no era una de esas cosas, sin embargo, miro con preocupación el sudor en su frente y rostro, también su camisa mostraba que estaba sudando, frunzo mi ceño y llevo mi mano a su frente.

Tenia fiebre, era una mala señal, algo no andaba bien, trago con dificultad, Allan abre sus ojos y me mira, una leve sonrisa se forma en sus labios, una muy débil pero perceptible sonrisa, me hace responder con una sonrisa de alivio.

—Me salvaste...— Susurra bajo.

—No pienso perder a nadie mas— Respondo bajo, el me mira, humedezco mis labios y fijo mi mirada la herida vendada —Voy a ver como esta, hay que mantenerla limpia, no hay antibióticos así que debemos procurar evitar una infección— Digo con algo de preocupación, Allan hace un gesto y se trata de sentar, coloco mi mano en su pecho deteniéndolo.

El me mira, niego y hago un gesto.

—Debes tener cuidado, puedo tratarla así, no es necesario que te sientes— 

—Gracias— Susurra, vuelvo a negar y sonrío.

Comienzo a desenvolver la herida, siento la mirada de Allan, lo miro, el tiene su rostro pálido y gotas de sudor resbalan de su frente, sabia que estaba sufriendo dolor, el efecto de la anestesia debía estar pasando, muerdo el interior de mi mejilla, y una vez expuesta la heria la miro analizando.

Necesitábamos antibióticos.

—¿Esta mal?— Pregunta con preocupación, dudo unos segundos en responder -Lo esta, ¿cierto?- 

—Podría estar mejor, pero tomando en cuenta las condiciones en las que estamos, es mejor si tuviéramos antibióticos—

—Maldición— Murmura, el baja su mirada, observo sus ojos volverse rojizos e inundarse de lagrimas, un nudo se forma en mi garganta.

Vuelvo a colocar las vendas, la única esperanza ahora es que Trevor volviera con ayuda.

—Estas vivo, y es lo que importa— Digo tratando de mantenerme fuerte.

El me mira, sus ojos me observan, puedo ver el  dolor en su mirada, y eso me genera un sentimiento de impotencia, su mirada va a mis labios, observo como se acerca lentamente, y sin saber porque, no me quito, no hago nada por detenerlo.

Y por primera vez en años, mis labios son tocados por alguien mas que Trevor. 

El me besa, cierro mis ojos, no correspondo pero tampoco me aparto, luego de unos segundos me aparto, y bajo mi mirada, miro mis manos y la realidad me golpea. ¿Que demonios estaba haciendo?.

—Esto debió pasar— Susurro, elevo mi mirada a la suya, el tiene su ceño fruncido y me mira con dolor, y no dolor físico.

—Sabes lo que siento por ti ¿Cierto?— Pregunta, aprieto mis labios.

¿Lo sabia?, si, lo notaba en su mirada, cuando iba a casa con Trevor, el me miraba y Trevor no lo notaba, sin embargo, nunca quise que esto fuera así.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora