|°Capítulo 11°|

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Jimin rodeó a su esposo con los brazos. Éste tenía un pequeño vientre de tres meses; la escuela terminaría en un mes, y ningún humano sabía sobre el hermoso embarazado que era su pequeño Jungkookie.

Varios lobos de la manada, por no decir todos, paseaban de aquí por allá en su casa, festejando el cumpleaños número veintiséis de su líder.

El pastel que su pequeño le había hecho, era condenadamente delicioso, y a pesar de que el peliblanco temía a que le sintiera el sabor a quemado, no lo sintió en absoluto.

Y aunque Jungkook le había regalado un pastel, le encantaba la idea de un lindo moño sobre la cabecita de su esposo.

Puede que fue por ello que, aprovechando un momento de su fiesta, secuestró al pequeño hasta llegar al cuarto, ponerle un moño sobre sus blancos cabellos rodearle con dorados lazos, y hacerlo suyo como tenía planeado.

Jungkook había clavado las uñas en la piel de su espalda, dejándola con unas notables marcas rojas por encima de sus tatuajes, mientras gemía sobre sus labios y se corría entre sus vientres, contrayéndose de una deliciosa forma alrededor de su eje.

Cuando habían vuelto a la fiesta, Jungkook estaba sonrojado, sus labios estaban hinchados, y lucía rosadas marcas en su cuello, además de tener impregnado el almizcle de su esposo, y estar meloso con el mismo.

Jungkook suspiraba por él sin darse cuenta, pero mierda que Taehyung, y Jackson se miraban entre sí, riendo silenciosamente. Hasta terminar de igual forma por sus alfas.

Jackson estaba abrazado al mayor, escondiendo su rostro en el cuello del alto, y sonriendo como tonto, besándole la mejilla. Mientras que Taehyung besaba los labios de su esposo como si su vida dependiera de ello, empujándolo fuera de la sala, hasta encerrarse en su habitación, en donde no tardaron en escucharse sus gemidos, regresando casi una hora después, de igual forma que Jungkook minutos antes.

•••

Un pequeño copo de nieve cayó sobre la punta de su rosada nariz, y se acomodó el gran abrigo que pertenecía a su esposo, mientras éste terminaba de cerrar la tienda.

Apenas eran las cinco de la tarde, pero no solían haber muchos clientes en diciembre, y mucho menos a unos días de navidad.

-Jiminie... -llamó con voz suave mientras comenzaba a caminar.

-¿Mhn? -cuestionó poniéndose a su lado, y cubriendo su mano con la propia, entrelazando sus dedos.

-¿Podemos ir a la cafetería nueva? -cuestionó con su labio inferior atrapado entre sus dientes.- Dicen que su pastel de queso es delicioso. -Jimin le miró atentamente, deteniéndose y sorprendiendo al menor.

-¿Entonces que estamos esperando? -cuestionó con una sonrisa, haciendo también sonreír al omega.

La cafetería le era realmente hermosa. Sus paredes estaban pintadas de unos lindos colores crema, y había montones de mesas.

Se sorprendió al reconocer a las chicas que atendían.

-¡Jungkook! -sonrió la mayor.

-Hola, Jennie. -le sonrió de regreso.

Jennie y Lisa habían ido a su tienda hacía varios meses atrás. La castaña se tatuó cuatro hermosas flores en su espalda, cada una simbolizando a sus tres amigas y a ella. Mientras que Lisa se había perforado la oreja, debido a su consejo.

Los meses siguientes las jóvenes habían regresado a la tienda, por él. Solían conversar cuando no había demasiados clientes, o cuando su
esposo estaba ocupado, terminando por volverse bastante unidos.

Mi Lindo Omega (Jikook)|Omegaverse|[Adap.]Where stories live. Discover now