4

429 72 9
                                    

Había pasado un día desde aquella vez en la casa de Mingyu. Por suerte para mí no me acuerdo de lo que pasó luego de que Jeonghan dijera sobre yo ser el "escritor curioso", lamentablemente no creo que la suerte esté tan de mi lado. Mingyu lleva mirándome extraño desde la mañana y tengo miedo de haber hecho algo vergonzoso. Ayer estuve en casa todo el día descansando pero, hoy decidí venir a trabajar. Jihoon servía unas cuantas órdenes mientras yo tomaba mi descanso del día. Hoy tenía mi taza de café en mano y la vacié en menos de diez minutos.

Necesito hablar con Mingyu y preguntarte el por qué actúa tan raro. Normalmente nos saludamos por la mañana y nos hablamos cuando ambos trabajamos en las mesas. Incluso cuando trabajo como cajero, porque Jisoo está en la cocina, Mingyu suele venir y decirme algunas cosas sin sentido para luego irse. Pero hoy ha sido diferente. Cuando llegó sonrió brevemente de lado y listo. Eso ha sido todo durante el día y quedan dos horas para cerrar.

Justo cuando me iba a parar para encarar al castaño alguien entró a la habitación. Hablando del rey de Roma... apareció con la mirada baja y la misma bandeja en manos.

– Mingyu hoy sí comí... – dio los pasos necesarios para dejar la bandeja frente a mí y sentarse.

– No te acuerdas de lo que pasó, ¿cierto? – negué lentamente. Estaba avergonzado sin razón y la ansiedad comenzaba a ganarme.

– ¿Cometí algún delito?

– No.

– ¿Rompí algo de tu hogar?

– No.

– ¿Le dije algo a Jeonghan y nos metimos en una pelea?

– No, y Jeonghan no es alguien de peleas así que no a la dos.

– Bien, entonces no sé qué hice. ¿Fue grave?

– No...

– Fue una respuesta insegura... vamos Mingyu, dime, ¿robé algún banco? – los ojos del castaño se entrecerraron junto a su característico ceño fruncido. – Hay que darle el derecho a la duda.

– No fue grave puedes olvidarlo.

– Sabes con quien hablas, ¿no? Mingyu yo no me canso hasta saber lo que me mata de curiosidad. ¿Recuerdas el dicho de que la curiosidad mató al gato? Yo ya estoy muy muerto.

– ¿Tanto deseas saber?

– Ahora que lo dices con ese tono... pues como que no. Pero aún así quiero. – asintió y carraspeó.

– Me besaste.

¿Qué era un tomate? ¿Mi rostro? ¿Por qué la tierra no me tragaba justo ahora? Había besado a Mingyu y ni siquiera lo recordaba. Y ahora está frente a mí diciéndomelo porque yo mismo se lo pedí. Wonwoo, a veces deberías simplemente callarte y dejar de ser tan curioso con las cosas.

– ¿Por qué... – otra vez se me olvidó hablar. – O sea, ¿cómo...

– Cuando Jeonghan y yo armamos una conversación a los minutos tú te habías dormido. Iba a levantarte pero Jeonghan me lanzó con el zapato que traía puesto. Decidí cargarte hasta mi habitación para que te quedaras en la cama pero a mitad de camino te levantaste. Supuse que podías caminar así que te bajé. Al hacerlo tus piernas flaquearon y caíste al suelo llevándome contigo. Por esa misma razón caímos en una posición algo extraña... y bueno...

– Te besé...

– Luego te dormiste en el suelo. – quería darme una bofetada mental en estos momentos.

– ¿Me dejaste dormir en el suelo? – por favor que diga que sí...

– No. Jeonghan se aseguró de que te acomodara bien en la cama y te arropara con la sábana. – por Dios. ¿Dormí en la cama de Mingyu y ni siquiera me enteré hasta ahora?

– ¿Cómo llegue a casa?

– Jisoo vino por ti a la mañana siguiente y te llevó. – Bueno eso sí era mejor.

Aún así no puedo creerlo. Besé a Mingyu y aún con él contándomelo me es imposible de creer. ¿Acaso los medicamentos de farmacia añaden más droga de lo normal en los medicamentos? ¿Acaso ya no son controlables?

– Lamentó haberte... Bueno ya sabes. – asintió y sin decir más se fue dejándome pensando.

Al cerrar la cafetería fui el último en salir. Jihoon fue el primero en irse, Mingyu desapareció después y el último, antes de mí, fue Jisoo quien se aseguró de que pudiera llegar sano y salvo a casa. Incluso se ofreció a llevarme pero no quise aceptarlo. Necesitaba caminar por un rato. Despejar la mente e intentar recordar lo que pasó.

A mitad del camino había un banco para dos personas. Tomé uno de los espacios y recosté mi cabeza hacia atrás con los ojos cerrados. Ugh, es imposible intentar no pensar cuando lo único que tienes en mente es pensar. Qué ironía.

– Está bonita la noche, ¿no crees? – abrí mis ojos y levanté mi cabeza lo más rápido posible. – Perdón, no era mi intención asustarte.

– Está bien, no te preocupes. Y sí, está bonita la noche. – hice una pausa. Al ver que no decía nada me atreví a preguntar. – ¿Qué haces aquí tan tarde?

– Podría preguntarte lo mismo.

– Salí de trabajar y quería despejar la mente.

– Entonces somos dos mi querido Wonwoo. – ambos sonreímos vagamente mirando las pocas estrellas que se dejaban ver. – Hace tiempo me gusta alguien. Y ese alguien no sé si tiene interés en mí o no. ¿Qué debería hacer? – mi atención dejó de estar fijada en las estrellas para enfocarme en sus palabras.

– ¿Ya intentaste confesarte?

– No me he atrevido debido a que no estoy seguro si ese alguien quiere una relación o no.

– Entiendo... bueno, alguien como yo no podría estar dando consejos de amor. Te podría decir que te confesaras y fueras directo. La vida se trata de decisiones y cada una tiene su consecuencia, ya sea positiva o negativa. Tú escoges si deseas lanzarte y ser valiente. Afrontar la vida como todo un ser responsable.

– Vaya qué bien le diré que se atreva entonces... – murmuró. – Gracias por el consejo. – se puso de pie dispuesto a irse. – Antes de irme, una pregunta...

– Claro.

– ¿Estás soltero?

Curious eyes || Meanie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora