Capítulo 12. Resoluciones

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Lo sé. Meses sin actualizar, pero sin ahondar en los muchos "porques" les puedo decir que no estaba en mi mejor momento emocionalmente hablando. Preferí tomarme mi tiempo para subir algo con lo que estuviese satisfecha y no algo que a mis ojos fuese imperfecto.

Breve resumen de lo que pasó en los capítulos previos: Susana se suicidó, Terry sufrió una herida de bala provocada por Susana, Candy regresó a Nueva York y después de una plática decidieron volver a empezar y ahora ella ha llegado a Nueva York y Terry fue a recibirla a la estación de trenes.

Capítulo 12. Resoluciones

"Prométeme que la siguiente vez que quiera hacer un viaje tan largo, me detendrás. No quiero volver a separarme de ti. Te extrañé tanto" sonreí halagado al escucharla.

Rodeé con mis brazos sus hombros y la atraje hacia mi mientras sentía su corazón latir fuertemente sobre mi pecho.

Es real. Ella está aquí. Me cuesta mucho trabajo creer que esta es mi realidad.

Mi miedo e inseguridad me orilla a pensar que muy pronto despertaré de este sueño.

Que alguien como Loyd me arrebatará a Candy, que ella me dejará y regresaré a mi vida gris de antes. Solitaria.

¿Soy merecedor de esta felicidad? ¿Después de todo el daño que le hice? ella debería despreciarme.

"Sea lo que sea que estás pensando, detente" sobrecogido al oír sus palabras clavé mis ojos sobre los de ella.

Mi expresión seguramente le divirtió bastante, porque en sus labios inmediatamente se dibujó una sonrisa.

"¿Ahora resulta que sabes lo que estoy pensando?" complacido y al mismo tiempo apenado, escondí mi rostro en su cuello.

No quería alejarme de ella.

La sensación de tenerla entre mis brazos, es indescriptiblemente placentera.

Sin importar el lugar en el que me encuentre, a su lado me siento pleno. Completo.

Tocarla, sentir su piel rozar la mía, es una necesidad tan imperiosa que se aleja mucho de lo que la gente común cree es hacer el acto carnal del amor.

Quiero penetrar su alma y, de ser posible, permanecer dentro de ella siempre.

Su alegre carcajada, así como su perfume y el roce de sus manos sobre mi espalda, me ayudaron una vez más a disipar cada una de mis vacilaciones.

"Es una de mis muchas cualidades ¿sabes?. Así que ten cuidado. Puedo ser capaz de descubrir cada uno de tus secretos" dijo.

Una inmensa calidez inundó mi pecho.

Eso es lo que más deseo. Desnuda mi alma, Candy. Está rota y mancillada, pero es solamente tuya. De nadie más, me dije incapaz de confesarle mis pensamientos en voz alta.

Fue gracias al maullido de un gato, que la atención de Candy se desvió por unos minutos lejos de mí y mis oscuridades.

Lleno de curiosidad bajé la mirada, y a un acostado de ella, yacía una jaula móvil con Tea en el interior.

"Me acuerdo muy bien de ti, pequeña bola de pelos. ¿Te sentó bien el viaje en tren?" la gata me observó curiosa con sus redondos ojos azules. A modo de respuesta me maulló al tiempo que se restregaba contra la reja de su angosta prisión.

"Srta. Andley ¿desea que llevemos su equipaje a su casa?" preguntó un mozo.

"Si, por favor, excepto la jaula de mi gatita. Esa la llevo yo. Muchas gracias" el joven asintió y desapareció del andén.

Rosa de InviernoWhere stories live. Discover now