Capítulo dieciséis

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No se cuanto tiempo pasé recostada contra la puerta con una maraña de pensamientos encima. El pequeño ardor en mi garganta me hace levantarme de mi estado estático para ir por un poco de agua. Ésta es bien recibida por mi garganta. Me dispongo a lavar el traste usado y dejarlo a un lado de el lavavajillas.

Le doy una vista panorámica a todo el lugar y un sentimiento de soledad me azota. Mamá está trabajando y no regresará hasta la noche, por lo que procedo a subir las escaleras para ir a tomar una siesta. El sonido de el timbre retumba en toda la casa y mi paso se detiene. Frunzo el ceño y le ruego a todos los dioses que no sea Deuce el que se encuentra detrás de la puerta.

Abro con desprecio y alzo mis cejas en sorpresa al ver quien es.

—¿Esperabas a alguien más?

Niego repetidamente con la cabeza.

—Solo me sorprende verte aquí— digo con simpleza.

—Es que te busqué al salir de clases pero no te encontré y Faith te estuvo llamando a tu celular y no contestaste. Así que me mandó para ver si te encontrabas bien.

Suelto una risa nerviosa.

—Ah...si, mi mamá me fue a buscar temprano y me quede sin batería— me excuso.

Un silencio medio incómodo se entabla entre los dos. Realmente me extrañé al ver a Ranger tocando mi puerta. La última vez que nos vimos, habíamos discutido debido a que él insistía en lo mala que era la música de una de mis bandas favoritas.

Infantil ¿Cierto?

Ranger me da un empujón con su hombro y se adentra a mi hogar. Yo frunzo el ceño y coloco una mano en mi cintura.

—¡Hey!— digo con indignación —. Estas irrumpiendo en mi casa.

—No seas dramática Hazelnut— dice a el tiempo que sube las escaleras.

Yo trotó hacia él para detenerlo, pero cuando llego a el tope de estas, él ya se encuentra frente a la puerta de mi habitación.

—¡A esto se le llama allanamiento de morada!— grito y puedo escuchar como una risa brota de su garganta.

Para cuando llego a mi habitación, Ranger ya está en el medio de esta, escaneando cada uno de los rincones de las cuatro paredes.

—Esto es una falta de respeto— bufo—. Yo no te invité a pasar.

—No me importa, yo me autoinvite— dice con superioridad.

—Eres un grosero.

—Y tú una fastidiosa.

—¡Tú eres el que está en mi cuarto revisando cada una de mis cosas!— espetó irritada.

Ranger Thompson sabia como sacarme de mis casillas y lo disfrutaba plenamente. Me dispongo a sentarme en mi cama con aire resignado mientras sigo cada uno de los movimientos de Ranger.

Desliza sus dedos en el estante donde se encuentran todos mis libros. Hace algunos comentarios para sí mismo, argumentando que unos ya los leyó, otros no les gustaron, unos eran aburridos y demás. Su paso se detiene en el estante donde se encuentran algunos portarretratos. Coge uno en específico donde -si no me equivoco- nos encontramos, mi padre y yo.

Su mandíbula se tensa y me da una mirada fugaz. En sus ojos puedo ver un destello de ¿Arrepentimiento?. Vuelve a poner el retrato en su lugar y con voz temblorosa me dispongo a hablar.

—Esa foto fue tomada en la casa de el árbol que construí con mi papá— digo en un susurro—. Kaith y yo estábamos demasiado entusiasmadas por tener un lugar solo para nosotras.

StormDonde viven las historias. Descúbrelo ahora