2: Claro de Luna

51 5 4
                                    

La luz natural que entraría por las ventanas ya se había ocultado, encendí la lámpara del desayunador y puse las llaves en su lugar, pero pronto otro ruido se hizo presente en ese momento. Miré hacia mis espaldas, parecía provenir de mi habitación, pensé que había sido producto de mi imaginación; tiré el abrigo sobre el sofá y continué con mi búsqueda de ingredientes para mi cena. De nuevo escuché un extraño sonido venir del mismo lugar, no era del tipo cobarde, o no del todo, me había quedado muchas veces a solas en casa y también había tenido que lidiar con la oscuridad.

Alguna vez durante mi adolescencia, mis amigos y yo tuvimos la brillante idea de asistir a un cementerio por la noche, el idiota de Sam olvidó las baterías de su lámpara y tuvimos que salir del lugar solamente utilizando la luz de la luna, estaba tranquila hasta sentir un pequeño tirón en mi mano, corrí hacia Marcel llorando y alteré a mi grupo de amigos. No era la oscuridad mi miedo, ni que me encontrara sola en ella, era el que incluso con compañía había algo dentro de ella que yo no conocía.

Hice ruido yo misma para distraer a mi mente de lo que creía que escuchar, y puse un poco de música en mi celular. Pero no fue suficiente, el ruido sordo estaba ahí y ya no podía convencer a mi cerebro de lo contrario. No era de mente cerrada en lo absoluto, era hasta absurdo de mi parte creer que sólo lo que podía ver era lo que existía—está bien, muéstrate por favor, si es que estás aquí—decía tartamudeando y muerta de miedo—yo no sé qué pueda hacer por ti, pero te pido que respetes mi presencia—había perdido el juicio quizá, y los vecinos seguramente me verían extrañamente al salir la mañana siguiente.

Me dirigí a mi habitación y abrí la puerta adentrándome poco a poco, la puerta se cerró y en la ventana con la escasa luz que proporcionaba la luna se contrastó la oscura figura de una persona. Quise gritar, pero antes de que siquiera pudiera hacerlo el ser frente a mí llevó su índice a sus labios—silencio—dijo casi en susurro—la puerta detrás de mí se cerró y mis piernas ya no pudieron más con mi peso, estaba completamente aterrada.

Los segundos parecían eternos, se acercó a mí y la lámpara de noche iluminó su rostro. Sus facciones, sus ojos como la noche, penetrantes, observándome; su piel pálida y su vestimenta completamente negra. De encontrarme en otro contexto seguramente me habría apenado de verle tan fijamente, pero justo ahora no podía explicarme la razón de su presencia en ese lugar, sentía el palpitar en mi pecho y las lágrimas salir una a una sin mi permiso. Ese ser, ese hombre, si podía llamarlo así, enjugó cada gota en su pañuelo, sus manos estaban frías, yo estaba absorta en sus orbes...

-Me parece irrespetuoso de tu parte el referirte hacia mí como la parca—su grave voz retumbó en mis oídos e hizo que mis ojos se abrieran aún más, si eso era posible—es más elegante el término "Ángel de la muerte"—seguía secando mis lágrimas.

Estaba segura de que había gritado, de que gemía por el llanto intruso, pero no había escuchado nada

-No puedes emitir ni un solo sonido, ya que te he pedido que guardes silencio—me ofreció su mano para ayudarme a ponerme de pie, y automáticamente lo hice cayendo sentada en mi cama, no me era posible permanecer en bipedestación en ese momento.

Pero qué hacía aquí, ¿a caso había muerto y no me había dado cuenta?

-No has muerto, y a decir verdad tampoco estoy muy seguro de lo que estoy haciendo aquí—soltó mi mano y dio algunos pasos hacia atrás después de... espera, ¿puede leer mis pensamientos?

-No exactamente, sólo puedo escucharlos, y únicamente si te encuentras bajo el silencio, justo como ahora. Las imágenes no cuentan, sólo las palabras en tu cabeza.

Moví mis labios intentando decir algo, me sorprendí tontamente al descubrir que no se producía un solo sonido—te lo dije, no puedes hablar mientras te encuentres bajo el silencio. No tenía opción, era eso o dejar que todo el edificio escuchara que hablaras sola, o tus gritos—el ser cruzó sus brazos y de nuevo fijó sus ojos en los míos.

-¿Qué asunto será tan especial contigo?

-¿De qué hablas?—dije en mis pensamientos

-Las personas en general suelen tener problemas, y no metemos mano en ello, sólo observamos hasta que nos toca actuar y recibirlos en la puerta de paso al otro mundo. Pero me han pedido presentarme ante ti, parece que tus problemas sobrepasan los de un humano promedio—llevó su mano a su túnica negra y descubrió por completo su rostro, era bellísimo, sus cabellos oscuros y ligeramente ondulados enmarcaban a la perfección su detallado rostro.

-Supongo que ya no estás asustada—no había ni una sola palabra que delatara que le veía como el ser más apuesto que habían visto mis ojos, pero supongo que mi mirada era suficiente.

-¿Por qué puedo verte?—después de calmarme un poco las preguntas no se hicieron esperar.

-En realidad hay varias personas que pueden verme, quizá todos podrían, pero no son capaces de recordarme después de un tiempo, es como si jamás en su vida me hubieran visto, camino entre multitudes sin sobresalir.

-¿Cómo es que hay tantas cosas escritas sobre ustedes?

-Tus preguntas son algo peculiares, por no decir raras. No lo sé, quizá alguno de los nuestros reveló algunas cosas en el pasado con el propósito de no ser olvidado. Es desesperante no ser nadie—su mirada cambió un poco tras pronunciar aquellas palabras—es lo que debo pagar por mis acciones.

-¿Eres un ser oscuro?

-La capa negra confunde, pero nosotros sólo somos simples espectadores, no somos almas pútridas, pero hay una mancha en nuestro historial que nos impide avanzar, servimos a alguien mayor esperando su indulgencia, y eso nos pone aquí; eso me trae a ti, me han dicho que si logro realizar mi tarea con éxito podré abandonar al fin este lugar del olvido.

-¿Qué tarea? ¿Qué necesitas hacer por mí?

-Ya te dije que no lo sé, tendré que averiguarlo en el trayecto

-¿Estarás siempre aquí?

-Sí, y al menos tú no te olvidarás de mí hasta terminar mi deber—alzó mi mentón con su mano obligándome a verle a la cara.

Caí dormida en un profundo sueño, no supe en qué momento. Qué loco, pensar que mi imaginación podía crear algo así de trastornado.

-Nada de sueños, no es más que la realidad—vi al ser vestido con una camisa y pantalones negros al lado de mi cama de pie y con los ojos cerrados

Mi corazón se sobresalto y di un brinco en mi cama al escuchar su voz, intenté pronunciar algunas palabras pero no pude y cubrí mis labios con mi mano asombrada por el hecho.

-Deja de tontear, es hora de que te pongas de pie y al corriente con tu día, las agendas no se leerán solas

Maldición... lo había olvidado por completo, caí muerta por la noche y no recordé mis obligaciones para hoy. Tomé las agendas y leí rápidamente su contenido no sin antes contemplar el tiempo que tenía encima. Tomé mi ropa después de hacer dos lecturas y la acomodé en una pequeña maleta, iniciaría también con mi entrenamiento a partir de hoy.

-¿Me acompañarás a mi práctica?

-Iré contigo por todas partes hasta averiguar cuál es mi deber

-¿Podrías retirar el hechizo?, dudo que pueda explicar por qué no puedo hablar después de entablar conversación con el dueño del gimnasio y con mi jefe.

-Seguro, pero no me hables a menos que quieras que mi presencia sea notada por alguno de los que te acompañen—se mantuvo en silencio un momento—en la medida de lo posible, a menos que sea absolutamente necesario espero que no me hables fuera de aquí.

Haló mi brazo y me atrajo hacia él, en un movimiento seco y firme puso sus labios sobre los míos, eso definitivamente no me lo esperaba.

-No pienses cosas raras, es sólo la forma de romper el encantamiento

No dije nada, ya no podía leer mis pensamientos, sólo le miré indignada y sonrojada, tomé mis cosas y salí del departamento con él pisándome los talones.

-Si quieres permanecer invisible, entonces no vuelvas a aplicar el silencio en mí, no es necesario ya. 

M&R-Fanfic version-JYWhere stories live. Discover now