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—Perdón por la tardanza, mamá Joo, hay mucho tráfico.

—Entiendo, toma asiento. Ya hice tu pedido, espero no te importe.

—Está bien, pero ¿para qué me citó? ¿pasa algo con Tae? —preguntó confundido.

—¿Acaso no puedo invitarte a comer para charlar un rato? ¿tiene que haber algo en especial?

—No, no me refería a eso, mamá Joo, usted sabe que es un placer para mí.

—Entonces tómalo con calma. —le dijo con una sonrisa.

—Primeramente, me disculpo por no haberla contactado hace 3 años.

—Ya veo... ¿por qué no lo hiciste?

—Yo... juro que iba a hacerlo. Cuando la vi esa vez en el centro, yo iba con prisa a una entrevista de trabajo, por eso no pude quedarme a conversar un poco más con usted. Después de tomar la tarjeta con su número, la guardé en mi chaqueta, y al llegar a mi casa ya no la tenía. La busqué por semanas, pero me rendí al no encontrarla, me lamenté mucho tiempo por eso.

—Yo realmente me pregunté qué pudo haber pasado. Pero es bueno verte de nuevo. Tenerte aquí, ahora. —dijo tomándole la mano al joven sobre la mesa.

—Pienso lo mismo, además me alegra volver a ver a Taehyung, creció muy bien.

—Pero claro, yo soy su madre.

El mesero llegó, y la mujer separó sus manos del joven.

—Y veo que sigue con el talento familiar, es un buen pianista. Al momento de tocar te transmite la melodía y te hace sentir lo que expresa, su don es sólo hacerlo como él lo hace, ser él simplemente. —expresó con una sonrisa.

—Veo que le quieres mucho.

—Lo hago. -contestó sin más.

La mujer miró expectante al peligris.

—Veo que lo hiciste.

—¿Eh? —preguntó confundido ante la mirada de la mujer.

—Darle la caja musical con la canción que compusiste para él.

—Ah, sí... tenía que dársela, algún día.

—Y me alegra que haya sucedido. Ese día en el centro no te la acepté porque sentía que el que debía dársela, eras tú. Pero después de días que no llamaras, pasaron semanas y pensé "si están destinados a reencontrarse, sólo... pasará". Mi pregunta es ¿por qué la llevabas contigo? —al terminar, dió un trago a su bebida, sin despegarle la mirada a Yoongi.

—Bueno... Era tranquilizante escuchar la melodía en mis días malos, y me calmaba el pensar que algún día podía ser igual de reconfortante para Taehyung. Después de todo, la compuse pensando en el pequeño TaeTae, ese niño con sonrisa angelical, lleno de ternura, con una actitud inusual, que te hacía pensar que no era de este mundo. Taehyung vino de las estrellas. —dijo con una sonrisa de labios sellados, y con la mirada fija en algún lugar de la mesa.

—Yo, wow, no sé qué decir.

El menor parpadeó, saliendo de su burbuja y sonrojándose al darse cuenta de todo lo que había dicho. La mujer al darse cuenta, volvió a hablar.

—Pero sí, concuerdo contigo, Taehyung vino de las estrellas. Aunque ya no sigue siendo un niño, sigue siendo mi hijo, mi pequeño TaeTae, y voy a protegerlo siempre. Sin importar qué o de quién. Y ya que estamos, de seguro ya te habrá contado sobre la operación. Sung ha estado presionándolo un poco, hice que se calmara, pero sé que no va a parar. Sinceramente, a mí también me gustaría que la aceptara, quiero que conozca el mundo, su alrededor. Sé que es un chico feliz, y no quiero que piense que le digo porque es una carga, porque nunca ha sido así. Obvio yo acepto su decisión, después de todo sé que tiene miedo a que no salga bien, aunque eso son sólo ideas suyas, Taehyung es muy positivo y alentador en cualquier situación, pero es diferente cuando se trata de él.

♪ S y m p h o n y ♪ - YoonTae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora