10. «¡ES COMIDA SALUDABLE!»

4.4K 301 14
                                    

AIDAN X PERSONAJE FICTICIO ADVERTENCIA: Ninguna.

Eran apenas las 8:00 de la mañana cuando un ser desalmado me retiro las cobijas de mi cuerpo. Enojada, solté un gruñido por la acción mientras el frío del aire acondicionado me herizaba la piel. Mi vista aun seguía atolondrada cuando tome una de las almohadas bajo mi cabeza y la lancé, deseando con tantas fuerzas que le diera a la persona que decidió despertarme de mi sueño, y también deseado porque ésa persona no fuera mi madre.


—¡Mi cabeza!

Bastó escuchar aquélla voz familiar para poder relajarme al saber que no había golpeado a mi madre, sino a Aidan, mi novio.

—¿Qué carajos?—músite confundida al verlo parado alado de mi cama con los brazos cruzados. Por instinto me senté en el colchón, escaneando su vestimenta de pies a cabeza; Aidan llevaba pans gris, una camisa blanca, un suéter negro y unos tenis deportivos.—¿Qué haces aquí tan temprano y por qué me has despertado?—Frunci los labios en una mueca de disgusto.

Él elevó una ceja y soltó un suspiro.

—Vengo por ti. Saldremos a correr ¿a caso se te olvido que perdiste tu apuesta y me lo debes?

—No. Pero, ¿es en serio?—Hale las cobijas que se me habían arrebatado y me encogui más en ellas.

—Oh, claro que es muy en serio. —Había tanta determinación en sus voz que inmediato supe que no había escapatoria. Él me haría salir de la cama a como fuera lugar.

—Haigg, no quiero, Aidan.

—Que bueno pero lo harás.—Me sonrió burlón.

Entonces entendí que esa era su venganza por haberlo retado a saltar a la piscina de un hotel restringido días atrás. "Si él saltaba yo saldría a correr las veces que él quisiera a su lado, sino no lo hacía él me regalaría su colección de cómics de UMC" ése había sido el acuerdo, pero el condenado lo había hecho, no fue cobarde y se había lanzado en el agua cristalina. Fue una apuesta que él cumplió y que ahora a mí me tocaba devolver mi promesa.

—Después podemos pasar a desayunar.
—Propuso.—Yo invito—. Lo que dijo no me tranquilizó. Me sumergió en una tortura peor. En cierto punto respetaba que mi novio fuera tuviera su estilo nutritivo muy calificado pero a veces me arrastraba a sus gustos. Para mí liar con éso era un poco difícil a decir verdad. Me deje caer en el colchón cansada y frustrada. Tenía la vaga esperanza de minimizar la rutina agitada que me haría pasar el pelinegro.

—Con una condición, por favor.— Suplique con un fingido sollozo.

—No estás en posición de pedir nada pero anda, dime tu petición.

Sonreí triunfante. Aidan siempre desistia ante mí.

—Entonces jura que no iremos a desayunar a ese local de licuados horribles y fruta deshidratada.—Lo miré con con los ojos achinados y el dedo índice levantando en seña de acusación.

Aidan rodó los ojos.—¿Qué tiene de malo los licuados y la fruta?—Exigió saber.

Lo miré de manera obvia.

—Esa gente le quitan lo rico a lo natural. —Argumente.

—Pero... Pero ¡Es comida saludable, te ayuda a tu organismo!—Refuto.

—Lo sé y aun así no me gusta, Aidan. ¿Puedes entender éso?

Por un momento su cabeza se alzó al techo de mi habitación como si le pidiera a Dios que le diera paciencia para soportarme. Y yo esperaba que Dios fuera bondadoso con él porque para que alguien me soportará si que se necesitaba ayuda celestial. Por fin su atención se puso en mí. Parecía derrotado.

—Okey. Está bien, está bien. Lo que digas.

Mi sonrisa se ancho más en mi rostro.

—Bueno, ahora vuelvo.—Sali de la cama directo al cajón donde tenía mis mallones de yoga, los suéter delgados que iban a juego, calcetines y los tenis más cómodos que tenía. Antes de entrar al baño para alistarme gire a su dirección.—Te amo.

Sus oyuelos no tardaron en dibujante a los costados de sus mejillas al sonreí.

—Yo también te amo.

ONE SHOTS ° [A.G]Where stories live. Discover now