Capítulo 30 [Ante-último]

1K 84 15
                                    

—Anda, dilo...— murmuro.

—¿El qué?

—Que vas a dejarme— digo, casi comenzando a llorar.

Por un momento sonríe y se acerca a mí, rodeándome con sus brazos.

—Eres una manipuladora de mierda, Eileen, pero te amo— dice, dulcemente. Lo abrazo con fuerza. Pasan unos minutos, y con mucho cuidado pronuncia: —. No quiero que veas más a Tré, ¿vale?

Esto es inesperado, y algo doloroso, pero accedo, porque, a fin de cuentas, Billie lo significa todo para mí. Continuamos uno en los brazos del otro hasta que nos golpea el sueño, y nos echamos a dormir. El lugar está tan silencioso que puedo oír el latido de su corazón.

—Billie, ayúdame a levantarme, ¿quieres?— murmuro, sentada en la puerta de casa. Mi tripa se encuentra bastante más grande y se ha vuelto una dificultad en cuanto a mi movilidad. Ya he entrado en el séptimo mes de embarazo, y Amy parece encontrarse más inquieta que nunca. Me encuentro bastante abrigada para ser Abril, pero el clima no es tan benigno. 

—Ya voy— dice, algo nervioso. Últimamente se ha mostrado raro; no ha traído tanto dinero del trabajo y siempre parece estar a punto de decir algo que nunca escapa de sus labios. Se acerca a mí y me tiende la mano, de la cual me cuelgo y utilizo de apoyo para erguirme.

—Demonios, no deja de moverse— digo, algo irritada. Amy parece estar bailando swing ahí dentro.

—Anda, entremos— propone. Hemos pasado toda la tarde fuera, bebiendo sodas. Ha comenzado a anochecer y pueden verse las luces de la ciudad a lo lejos. Ingresamos y colgamos nuestros abrigos en el recibidor. Mike no se encuentra en casa. Ha comenzado a ver a una chica, y en ella invierte la mayoría de su tiempo.

Camino hasta la cocina, donde cojo un pedazo de tostada sobrante del desayuno, el cual comienzo a mascar con dificultad. 

—En vez de comer esa tostada, ¿por qué no comes la sandía que me hiciste ir a comprar ayer a las dos de la madrugada y apenas tocaste?— grita, desde la otra habitación. Abro el refrigerador para observarla, he comido solo un trozo. Estos antojos nos están volviendo a ambos locos.

—Quizá luego, Billie— respondo. Sobre el contador se encuentra el manuscrito de mi primera novela, sobre la cual he trabajado los últimos meses. Puede que sea un pedazo de mierda, pero me encuentro bastante orgullosa de ella, es un proyecto que he adoptado con bastante cariño y obstinación. Lo cojo y lo comienzo a ojear, leyendo vagas frases y palabras a través de la gran cantidad de páginas.

Billie se acerca.

—¿Cuándo me dejarás leerlo?— pregunta.

—Cuando el infierno se congele...— respondo, dando un paso atrás y ocultándolo tras mi espalda.

—Vale, vale, no son necesarias las metáforas infernales— ríe— ¿Quieres ir a cenar?

—¿Para qué?— alego— Hay comida aquí.

—Anda, vamos.

—No me apetece, Billie.

—¿Por favor?— parece encapricado, bufo.

—Vale...— me acerco al recibidor y cojo mi chaqueta, Billie se dirige a la habitación y regresa con una diferente de la que ha usado antes, cuando nos encontrábamos fuera— ¿Por qué no usas esta?— inquiero, señalándola.

—Porque necesito usar esta.

Todo este circo me resulta especialmente raro e irritante. Nos subimos al auto y viajamos muy rápido, como si corrieramos una carrera. Billie se encuentra exaltado, me pregunto si estará drogado.

Give me Novacaine (Green Day Fanfic)Where stories live. Discover now