mañana gris

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Esta es la segunda vez que en la semana que no duermo, sentía un gran peso en el cuerpo que me daba la sensación de que en cualquier momento me aplastaba, me senté en la cama y me coloque una pantuflas y una gabardina, ya que la mañana estaba fría y necesitaba saber de mi abuelo antes de asearme, cuando llegue hasta su habitación al entrar lo vi con un tubo en la boca y estaban limpiando el piso, todo parecía indicar ser vómito

—¿que pasá doctor, porque lo entubaron?— mis palabras salieron torpemente

—-lo siento señora, pero el Emir ya no puede comer por sí solo, desde anoche hemos intentado, pero este es el resultado— señaló hacia el piso —-es preferible entubar para la alimentación—

—entiendo— fui hasta donde él estaba y acaricie su rostro... me quede pensando en lo que llegamos a convertirnos las personas, quien lo vio y quien lo viera diría que esta es una falsificación barata de el gran Abbas Cafrune; besé su coronilla y volví hasta mi habitación.

Sentí suaves toques en la puerta seguido de la voz de Etly

—niña, el señor Karim está aquí— guardo silencio hasta esperar una respuesta

—ya bajo— termine de ponerme las botas, no me había tomado el tiempo de ver por la ventana y cuando lo hice, allí pude ver la mañana, el cielo estaba completamente nublado y se podían ver gotas de agua correr por el cristal , asi que tome de nuevo la gabardina.

Baje las escaleras y desde allí pude ver a Fadi sentado en el comedor desayunando junto a Karim, un breve pensamiento me torturó: en lugar de dos hubieran tres personas desayunando, mi otro pequeño tal vez estuviera riendo, saboreando como lo está haciendo en este momento Fadi, todo hubiera sido tan diferente... limpie mi mejilla y fui hasta ellos.

—¿nos vamos?—le pregunte a Karim, la verdad es que ansiaba conocer aquel lugar aunque el ir significaba que aceptaba su muerte o que aquello me terminaria de desmoronar

—si— se puso de pies

—ya vuelvo pequeño— agite su cabello —hazle caso a la abuelita Etly como siempre, ¿si?— le mire detenidamente

—si mami—

El camino hasta el cementerio fue un silencio sepulcral, no se dijo palabra alguna y eso lo agradecí. Al llegar el coche quedó aparcado afuera y antes de entrar, compre flores en la entrada; caminamos hasta adentrarnos en aquel lugar tan frío, triste y desolado en busca de la tumba de mi bebé. Atravesamos por un estrecho camino de tierra, hasta llegar a una hermosa lápida y un Ángel, el cual tiene un libro abierto con la siguiente frase grabada:

"Tus alas estaban lista para volar, pero mi corazón aún no esta listo para dejarte partir" .

Caí de rodillas y llore acariciando aquel frío mármol, limpie los rastros de tierra que tenía y coloque las flores que había comprado con anterioridad, Karim se acomodo junto a mi y nos abrazamos

—me hubiera gustado llamarlo Abdel o Akram— limpie mis lágrimas

—podemos agregar su nombre a esta lápida o si quieres le hacemos otra— acarició levemente mi brazo izquierdo

—esta me gusta, solo agreguemos el nombre— me puse de pies y limpie mi gabardina, tome un suspiro mientras sentía las finas gotas caer del cielo sobre la gabardina

—deberíamos irnos—

—si— camine un poco y mire hacia atrás, con la fiel promesa de volver, pero esta vez con Fadi.

Los días pasaron, luego fueron semanas, hasta que transcurrieron dos meses, mi dolor no había disminuido, pero había mermado un poco y lamentablemente la situación de mi abuelo iba de mal en peor, ya tenía un mes en coma, sin dar muestra alguna de que despertara de el.

La noche estaba fría y yo me encontraba sentada en el despacho de mi abuelo con la chimenea encendida, mientras trataba de comprender uno que otro documento, no quería que la ausencia pública de mi abuelo llamara demasiado la atención, asi que Adil esta tratando de orientarme en algunas decisiones

—señora Amira, los Emir de Ajmán, Fuyaira y Ras Al-Jaima, acaban de llamar y decir que están en la entrada y necesitan el permiso para poder seguir el camino— la cara de Adil parecía haber perdido el color

—¿qué dices?— esto pintaba mal, muy mal

—¿qué hará señora?—

—por lo pronto déjalos pasar— me puse en pies y fui hasta la habitación de mi abuelo, donde ordene estrictamente que nadie saliera a no ser una emergencia y de ser así, que llamaran a mi número, baje las escaleras tan pronto como pude y caminé hasta la estancia de estar, mi respiración era agitada, pues todo aquello fue como un maratón, trate de apaciguar mi respiración, pero me fue imposible, en ese momento entraron varios personajes que a juzgar por sus atuendos, diría que son personal del servicio de los Emir y segundos después desfilaron ellos, me incline en forma de reverencia ante cada uno, primero ante el Emir Amin de Ajmán, seguido por el Emir Ahmad de Fuyaira y por último el Emir Antara de Ras Al-Jaima

—pero, ¿qué atrevimiento este?, ¿cómo es posible que andes por el Palacio Zabeel sin pudor alguno? no llevas un Hiyab, Niqab o Chador, tal como lo ordena el Corán— el Emir de Fuyaira me fulmino con la mirada

—según nuestras leyes dictan en el Corán:

"Y di a las creyentes que bajen la mirada y guarden recato; que no deben mostrar su belleza y adornos, excepto lo que (normalmente) aparece de los mismos; que deben echar el velo sobre sus pechos y no mostrar su belleza, excepto a su marido, sus padres, padres de su marido, sus hijos, hijos de sus maridos, sus hermanos o hijos de sus hermanos, o los hijos de sus hermanas, o sus mujeres (musulmanas), o los esclavos quienes sus manos derechas poseen, o siervos libres de necesidades físicas, o niños pequeños que no tienen ningún sentido de la vergüenza del sexo; y que no deben golpear sus pies con el fin de llamar la atención sobre sus adornos ocultos" —¿cómo osas hacer tal insulto cuando nuestras leyes son claras?— esta vez hablo el Emir de Ajmán

—ya había leído algunos que otros titulares encabezados por la nieta de Abbas, pero siempre creí que se trató de la prensa AMARILLISTA— el Emir de Ras Al-jaima fue menos agresivo

—y, a todo esto, ¿dónde está Abbas que no ha venido a recibirnos como es debido?— preguntó el Emir de Fuyaira, este hombre me estaba empezando a sacar de mis casillas

—su excelencia, mi abuelo se encuentra de viaje en este momento— tenía que mentir, debía hacerlo para que mi abuelo pueda recuperarse o hasta que se me ocurra algo mejor

—¿dónde nos alojaremos?, mis ojos ya han visto demasiado por hoy— la voz arrogante y desafiante de Ahmad el Emir de Fuyaira me estaba por volver loca

Le indique a Obed de que los llevara a sus respectivas alcobas, todos le siguieron excepto Ahmad, el cual se detuvo unos segundos, me vió por encima de sus hombros y me dijo

—debería tener un poco de honradez y pudor— aquellas palabras fueron el colmo de sus insultos

—¿quién se ha llegado a creer usted Emir Ahmad para venir hasta el Palacio de mi abuelo y lanzar insultos hacia mi persona?, que le quede claro que aunque usted pertenezca al consejo no tiene ni el más minimo derecho de hablarme de este modo y si visto sin Niqab, Hiyab o Chador, eso es porque me voy a casar— y nada, segada por el enojo hable de más.

*Hiyab* en árabe, حجاب (ḥiǧāb)) es un velo que cubre la cabeza y el pecho que suelen usar las mujeres musulmanas desde la edad de la pubertad, en presencia de varones adultos que no sean de su familia inmediata, como forma de atuendo modesto.

*Niqab* (pronunciado: niqāb con acento en la ā; en árabe: نِقاب) es un velo que cubre el rostro.

*Chador* (en persa: چادر châdor) es una prenda femenina, consistente en una simple pieza de tela semicircular abierta por delante que se coloca sobre la cabeza, cubriendo todo el cuerpo salvo la cara.

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