-Vaya, bonita moto. (Prólogo)

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Mi moto estaba rara. Algo fallaba al frenar, y si no me cuidaba en cualquier momento me estampaba con lo que sea. Cada vez que frenaba andaba mal.

Así que decidí llevarlo al mecánico, donde quizás lo puedan solucionar todo. 

Me desvié hacia un sitio para que este problema se solucionara. Me bajé de la moto con sumo cuidado, mientras mi sonrisa se escapaba por los mecánicos, grandes, y bastante anchos; los cuales me saludaban con toda la naturalidad del mundo, devolviendo el saludo. 

Me señalaron un sitio para dejar mi moto, ser atendida y poder ver al mecánico que solucionaría este problema tan pequeño y grande a la vez. Esperé, mirando para todas partes. Pero, unas ruedas sonaron debajo. Un auto cercano retumbó, un auto que estaba sobre unos soportes para facilitar el trabajo de los mecánicos. 

Un mono, manchado en grasa y suciedad salió por frente de mi. Cabellos negros levemente sudados bajaban por su agitado rostro, que arrugaba su nariz mientras su mano pasaba por su frente para poder limpiar el sudor. Su cuerpo era delgado, fino, esbelto pero ancho. Y era todo lo contrario a los otros chicos del sitio. Su sonrisa no apareció, se mantuvo serio todo el recorrido de aquel auto viejo y malgastado hasta mi moto limpia que ahora tenía defectos.

—Vaya, bonita moto.

Que voz más grave...

-Mecanic.Where stories live. Discover now