CAP 25

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Era lunes por la tarde, el fresco otoñal se adueñaba de Seul, al igual que la lluvia. El clima no había mejorado aun y Jimin se preguntaba porque había aceptado volver a danza, cuando podría estar durmiendo una buena siesta con la lluvia de fondo. No tenía muy claro si la decisión que había tomado era la correcta, ¿Era buena idea volverlo a ver? No estaba tan seguro de ello. Se preguntaba porque la gente en general solía volver a los lugares mas tóxicos, con personas que alguna vez los lastimaron, con situaciones que quebraron su alma en pedazos. ¿Que hay en eso que nos lastima tanto que nos hace volver ahí? ¿Porque cuesta tanto cerrar una etapa de la vida? ¿Porque cuesta tanto dejarlo ir? Son preguntas que siempre se hacía, sobretodo en noches de insomnio, o simplemente días donde la melancolía invadía su mente. Días como este, en la cual los vidrios de su ventana se empañaban por la fría lluvia otoñal que caía en la ciudad. Simplemente admiraba la belleza con la que caían las gotas de agua, una tras otra sin soltarse, transitando un mismo camino. Su cama estaba recostada sobre esa ventana, lo cual le permitía apreciar ese regalo de la naturaleza desde su cómodo colchón repleto de frazadas y abrigos. Aún no era invierno, pero el frío ya se había instalado en su cuerpo y alma. Eran las 18:30, en media hora empezaba la clase y lo único que tenía en su mente dando vueltas era "Hoy vuelvo a ver a Hoseok".

Dar vueltas en la cama no era lo que mas le divertía, sobretodo con ese clima. El haberse acostado a dormir un rato en la tarde no había sido una de sus mejores ideas. Bah, como si en general tuviese buenas ideas. Últimamente al levantarse luego de una siesta o de haber dormido en la noche, se sentía más cansado que antes, como si se ejercitara al dormir. Me dolía el cuerpo, sus músculos no daban abasto, suponía que era normal. Lo mejor que podía hacer era merendar antes que su mamá llegue de trabajar. Detestaba merendar con ella, en general detestaba comer con ellos. Esas últimas semanas su madre se había la maldita costumbre de prepararle la merienda, aprovechando que había cambiado su horario de trabajo y podía estar antes en su casa. Jimin odiaba esto, prefería merendar solo, o mejor aun, no merendar. Su madre le preparaba más comida de la que él estaba acostumbrado a ingerir y eso lo ponía de mal humor. Por lo general comía media manzana y un vaso de agua, pero para su señora madre eso era poco y lo obligaba a tomar un vaso de yogur o un te, acompañado por algunas tostadas con mermelada. El joven no iba a negarlo, era rico y todo pero al rato se sentía pesado y se veía en la terrible obligación de eliminarlo de su estómago. Jimin consideraba que no necesitaba tanta comida en la merienda. Ni en general. Así estaba genial y se sentía bien, o eso creía. Se vistió con rapidez, tomó su bolso y salió de su habitación. Corrió a la cocina, partió la manzana más pequeña al medio, se sirvió un vaso de agua y merendó con rapidez. Lavó las cosas que había ensuciado, tomó sus cosas y se fue a danza, rezando que la lluvia en algún momento se vaya y que con ella, se lleve ese dolor que le apretaba el pecho.

El viaje fue rápido, para su sorpresa no había transito. Al llegar a la sala, pudo ver a Hoseok. Estaba de espaldas a él, llevaba puesto un buzo azul oscuro, pantalón y zapatillas converse negras. Jimin entró sigilosamente, evitando que el mayor notase su presencia y por lo que se ve, seguramente ni lo oyó entrar. Siguió de largo hasta los vestidores y se cambió la ropa que llevaba puesta por las prendas adecuadas para bailar, llámese pantalón deportivo gris, una remera manga larga suelta y zapatillas cómodas. Guardó sus cosas en su casillero, el mismo que usó durante esos últimos 5 años, y se percató del tiempo que llevaba en esa academia. Volvió a la sala y Hobi seguía ahí, distraído en su celular. Al menor le llamó la atención que sus compañeros aun no hayan llegado, si no hubiera clases Yugyeom le hubiera avisado. Se acercó al mayor con cuidado de que no lo oiga y al estar a su lado, apoyó su mano en el hombro, algo tembloroso. ¿A quien iba a engañar? Estaba muerto de miedo, los nervios lo devoraban por dentro. Pero tenía que ser fuerte y enfrentarlo. Notó que a Hobs le agarró un escalofrío al sentir su mano. Giró y lo miró un instante, intentando asimilar que no estaba soñando, que era él. Luego de unos segundos, el mayor reaccionó.

-Jimin...no hagas eso...casi me agarra un infarto.-suspiró un tanto aliviado.

Se lo veía normal, como si nada hubiese pasado. Como si todo lo que ocurrió en el pasado entre ellos no fuera importante.

Hoseok era un gran actor.

-Pero si solo toqué tu hombro...-protestó.

-Lo que sea que hayas hecho no lo vuelvas a hacer, soy un poquito...fácil de asustar-respondió el mayor.

Aunque fuera una tontería, era la primera vez que notaba un rasgo de vulnerabilidad en él.

-Miedoso-contestó el menor aguantando la risa.

Jamás imaginó a este chico miedoso, es decir, cualquier cosa menos eso.

-Soy distraído, por eso cuando alguien se me aparece de golpe, me asusto-se justificó.

-Claro...principalmente distraído.-contestó el menor con una sonrisa de lado. El mayor le respondió con el mismo gesto.

-En fin, no vuelvas a hacerlo.

Ambos rieron un momento, era extrañamente incomoda esa situación. Ambos fingían que nada pasaba, que todo estaba bien. Pero...¿Por que? ¿Tanto miedo tenían el uno del otro?

- ¿Y donde están los demás? Es raro que aun no hayan llegado.-cuestionó el menor.

-Si, a mi también me extraña. Nadie dijo nada por el grupo, realmente no se que está pasando.

-Ya llegaran supongo, aun faltan 10 minutos.-respondió el rubio.

Ambos quedaron en silencio unos minutos, la incomodidad se percibía en el aire mezclada con el aroma a tierra mojada. La lluvia aun no había parado. Y el dolor de ambos tampoco.

El mayor decidió romper ese silencio tan cruel y doloroso.

-Jimin...me alegro que hayas vuelto.

Just Dance [HOPEMIN]Where stories live. Discover now