XIV

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A pesar de ser casi verano, Seonghwa nunca había sentido tanto frío como esa noche, cuando abrió la puerta de su casa y la encontró a oscuras

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A pesar de ser casi verano, Seonghwa nunca había sentido tanto frío como esa noche, cuando abrió la puerta de su casa y la encontró a oscuras.

Sintió su respiración cortándose cuando entró y sus zapatos pisaron cerámica rota junto a flores destrozadas. Los jarrones estaban rotos.

Su estómago se tornó más pesado aun cuando subió las escaleras, siguiendo el rastro de feromonas que había en el aire, su cuerpo temblando en anticipación en el momento en que se detuvo fuera de la habitación matrimonial.

Recordó a su madre frente a él, sonriéndole mientras le decía que Soomin esperaba un hijo suyo y decía que había descubierto toda la verdad de Jongho. Y ahora Wooyoung debía saberlo todo, y tenía claro que eso jamás el omega se lo perdonaría.

Pero Seonghwa quería rogar por ese perdón aunque no lo mereciera.

Entró al cuarto, viendo inmediatamente a Wooyoung de rodillas ante el armario, una maleta a medio hacer a su lado.

Un raspón doloroso se asentó en su garganta.

—Wooyounggie —susurró, su voz temblando.

El omega se detuvo, bajando sus hombros, pero sin voltearse.

Seonghwa se dio cuenta de que estaba llorando.

Dio dos pasos con la intención de ir a consolarlo, sin embargo, antes de poder hacerlo, Wooyoung habló:

—No te me acerques.

Obedeció, su corazón rompiéndose ante la petición.

Wooyoung puso unas cosas más en la maleta antes de cerrarla, y luego se volteó, su rostro destrozado, sus ojos rojos e hinchados, sus labios temblando.

Sin embargo, Seonghwa nunca lo había encontrado más hermoso y lejano que esa noche.

—¿Dónde está Jongho? —preguntó Wooyoung poniéndose de pie.

Seonghwa humedeció sus labios.

—Está con Mingi, en casa de Mingyu —respondió.

Wooyoung asintió.

Luego, comenzó a caminar hacia la puerta, dispuesto a irse de allí y nunca volver.

Ante ese pensamiento que llegó a su mente, Seonghwa lo tomó del brazo, deteniéndolo.

—Perdóname —susurró desesperado—, Woo, mi amor, por favor, perdóname–

—De todas las omegas en este mundo —sollozó Wooyoung—, ¿por qué con mi hermana, Seonghwa? —su expresión se quebró—. Me mentiste a los ojos. Me dijiste que sólo fueron unos besos, que no la conocías...

Su alfa gimoteó en respuesta, desesperado, queriendo sostener a su derrotado y apenado omega en sus brazos, protegerlo de todo el daño y decirle que todo iba a estar bien aunque fuera sólo una vil mentira.

KILIG || SeongWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora