Cuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo sobre encontrar al amor de tu vida. Kim Byeongkwan tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad ¿Qué alfa querría encargarse de co...
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- "¿Es-Está vivo?" -
Escuché vagamente la voz de Yena, para después oír a Chan y Jun entrando al callejón, gritando mi nombre. Todo se volvió demasiado confuso para ese punto, era yo tratando de controlarme, calmar a mi omega interno que me pedía ponernos a llorar al ver el cuerpo de Daehyun en el suelo, con los restos de lo que fue un ladrillo cerca de su cabeza.
No lo pensé, no lo planee ni mucho menos imaginé que terminaría de ese modo. Cuando giré para entrar al callejón, Daehyun me daba la espalda mientras golpeaba a Yena, quien estaba tirada en el suelo hecha un ovillo, cubriéndose el rostro y el estómago. La rabia que sentí fue suficiente para que observe a mis lados, encontrándome con unos ladrillos viejos y abandonados apilados unos sobre otros, tomé el que estuvo más cerca y corrí hacía él, para el segundo en que los ojos de Yena me miraron, ya el cuerpo de Daehyun caía al suelo en cámara lenta, junto con el ladrillo roto.
- "Demonios, Byeongkwan." - Chan me tomó del brazo, sacudiéndome ligeramente. - "Amigo, dime que estás bien, por favor. Mírame." -
Salí del trance en el que me encontraba cuando su cuerpo rodeó el mío y me abrazó con fuerza, sentí su calidez y fue suficiente para aferrarme a la frágil espalda de mi rubio amigo, dejando que mi omega sea libre, que mi cuerpo tiemble y que mis ojos se llenen de lágrimas contenidas, mientras le repetía a Chan que quería a Sehyoon.
- "Llámalo ¿Si? Llámalo, él puede ayudar." -
Recordé que Sehyoon tenía una reunión y que seguro para ese momento debía estar en ella, pero mi egoísta deseo pudo más, así que apenas un brazo de Chan me liberó, saqué mi celular de mi bolsillo y marqué al segundo número en llamadas rápidas. Pegué el aparato a mi oreja y al segundo timbre, escuché la voz de mi alfa, llenándome de una sensación de paz impresionante.
- "Hey, bebé ¿Qué pasa?" - Preguntó, preocupado. - "Ahora deberías estar en clases." –
- "Lo siento." - Gemí, tratando de aclarar mi garganta. - "Lo-Lo siento Yoon, es que... Necesitaba-Necesito escucharte." –
- "¿Byeongkwan?" - Su voz se escuchó mucho más alarmada. - "Mi amor ¿Qué ocurre? ¿Por qué lloras?"-
- "Mierda." - Llevé una de mis manos a mis cabellos y contuve la respiración por unos segundos, tirando de ellos con algo de fuerza. - "Es que... Él, fue él, él empezó a golpear a una omega y no pude... Mierda, Sehyoon, no pensé-Bueno, sí pensé pero... Creí que no debía, no era bueno el-" –
- "Permitirlo." –
- "Ujum." - Suspiré, apoyándome en la pared que estaba a mi espalda y observando a Jun auxiliar a Yena. - "No debía... Permitirlo." –
